VIII

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Luego de que Itachi terminara de bañarse, tomó las ropas que le había prestado Kisame. Le parecían algo raras, pero ya se estaba acostumbrando a que todo ahí fuera raro. Tardó un poco en deducir como se ponían pero finalmente lo logró y salió del baño.

Kisame se había quedado viendo la tele en lo que esperaba al Uchiha, en todos los canales pasaban la noticia sobre las extrañas muertes ocurridas en el Bosque Paraíso, ahora el nombre le sonaba irónico. No notó cuando Itachi había salido, estaba muy sumergido en sus pensamientos sobre cómo se resolvería todo ese problema.

—¿Qué haces? —preguntó el ninja detrás de Kisame, este se sobresaltó al escuchar su voz, no creía poder acostumbrarse a que fuera tan silencioso.

—Yo... eh, veía las noticias, no dejan de hablar sobre las víctimas que hubo en el bosque. —comentó distraído. El ver a Itachi con esa ropa lo dejó boquiabierto, tenía una playera azul y jeans, la playera le quedaba un poco holgada y los jeans a la medida.

Salieron y, nuevamente, Itachi tuvo cuidado de no ser visto, después de todo, verlo salir del edificio pero no entrar no era bueno para alguien que quería pasar desapercibido.

Itachi había dejado sus armas, sus ropas tipo armadura y protector, en el apartamento, por insistencia de Kisame, el prefería llevarlas por si eran atacados, pero terminó cediendo. Excepto por un kunai que sacó sin que el otro se diera cuenta.

Esta vez fueron caminando.

El Uchiha observaba todo a su alrededor, asombrado por todas las cosas que había, aunque la gente de la calle le parecía extraña por su forma de vestir. Kisame solo miraba divertido la escena, pensar que hace solo unas horas esa misma persona lo había amenazado y había luchado contra un extraño ser sacado de una película de fantasía.

No les tomó más de diez minutos llegar a la biblioteca. Itachi admiró el edificio. Era algo viejo, pues en su mayoría estaba hecho de madera, pero de una de alta calidad, tenía tres pisos y era muy amplio. Subieron las escaleras y entraron.

El lugar era silencioso, no había muchas personas, solo unos pocos jóvenes que parecían estar estudiando, de un lado había estantes que llegaban hasta el techo atiborrados de libros y del otro lado estaban unas mesas donde se encontraban la mayoría de las personas, las demás buscaban entre los estantes algún libro.

—Bien, ¿qué buscamos? —preguntó Kisame a la vez que echaba un vistazo a todo el lugar.

—Un cuento. —respondió con simpleza el más bajo, Kisame lo miró confundido.

—¿Un cuento? No entiendo cómo se puede conseguir información de eso. —Itachi caminó hacia las escaleras y le hizo señas a Kisame de que lo siguiera, lo cual hizo.

El lugar tenía ordenado los libros alfabéticamente, de la A a la J estaba en la primera planta, de la Q a la T e la segunda y en el tercero de la U a la Z.

—Mi hermano escribió que la criatura que vio se parecía mucho al de un cuento —explicó, las escaleras eran algo largas pero en unos segundos ya estaba en el tercer piso, en el cual no vieron a nadie—. Es una vieja historia de la que casi nadie habla, la Leyenda del Ying y Yang, mi hermano dijo que lo que atacó la aldea se parecía al Ying.

Kisame meditó las palabras de Itachi, aquella historia le era familiar por alguna razón. Se quedó tan metido en sus pensamientos que no notó cuando el ninja se alejó de él y comenzó a buscar entre las pocas estanterías del último piso.

Itachi por otro lado, tuvo recuerdos de cuando consiguió ese libro. Fue en una vieja casa en ruinas, cuando estuvo de misión de ANBU. No estaba seguro de que había pasado, pero el objeto estaba en perfectas condiciones por lo que se lo quedó ya que a los demás pareciera que no les importaba.

—¡Ya recordé! —exclamó triunfal Kisame, Itachi volteó su mirada hacia él, confundido—. Esa historia, me la contó un amigo hace unos años, era algo así como que eran los creadores del mundo, son representados como el bien y el mal, la luz y la oscuridad, se supone que son dioses, pero desaparecieron por alguna razón y tenía como moraleja no acercarse a los bosques o algo así. No recuerdo bien —dijo con un suspiro. Kisame notó que Itachi lo miraba algo sorprendido—¿Qué?

—Lo siento, es solo que... Me sorprende que conozcas la historia, desde que llegué todo lo que decías no tenía sentido para mi —comentó con tono neutro—. Pero lo que dices es cierto, algo así decía la leyenda, yo tampoco recuerdo mucho. —ambos se pusieron a buscar.

Ya había pasado una hora y Kisame se estaba desesperando, no era de los tranquilos que pueden estar así todo el día, necesitaba acción. Fue en ese momento que se le ocurrió la idea de buscar en internet, se sentía un tonto por no haberlo pensado antes.

Escribió las palabras clave pero no salía nada.

"No hay resultados para su búsqueda".

"No hay resultados para su búsqueda".

"No hay resultados para su búsqueda".

Ahora estaba molesto y confundido, si la historia ya la había oído, ¿cómo es que no había ningún sitio sobre ella?

—¡Lo encontré! —anunció Itachi, Kisame se acercó y en sus manos tenía un libro en extremo delgado, solo tenía diez páginas y eso con ilustraciones, con el título de "Dioses Ying y Yang".

—¿Es todo? Eso explica porqué no había nada en internet —Itachi lo miró confundido—. Luego te explico, ¿qué dice?

—Veamos. —Itachi abrió el libro en la primera página y empezó a leer en voz alta.


"Hace cientos de miles de años, antes de que todo lo que conocemos existiera, había dos seres, uno hecho de oscuridad y el otro de luz, llamados Ying y Yang, respectivamente. Convivían en paz y armonía, pero un día, se aburrieron de estar solos y crearon todo uniendo sus fuerzas.

El cielo, el agua, la tierra, a los animales, las personas. Todo.

Estuvieron separados por un tiempo, observando como crecían las civilizaciones, pero poco a poco sus divinas almas se contaminaron por la maldad que no sabían que existía y que poco a poco se extendía, especialmente en los humanos.

Durante todas las épocas peleaban constantemente, siempre eligiendo un bando humano. A veces ganaba el Ying y a veces el Yang, pero con el tiempo, ya no les bastaba con apoyar a los humanos, separaron al mundo en dos y los obligaban a pelear siempre y en estas batallas peleaban también los dioses.

El mundo se dio cuenta del conflicto que ahora existía entre ambos dioses e hicieron todo posible por reconciliarlos, pero fue imposible, los dioses se volvieron contra la humanidad y haya donde iban solo traían destrucción y muerte. Los humanos se resignaron y vivieron con ese miedo por siglos, hasta que un grupo de valientes ninjas encontraron la forma de sellar a los dioses.

Sin embargo, luego de sellarlos, el mundo se distorsionó, se creó un nuevo mundo, en el original, se quedó uno de los valientes y los demás fueron arrastrado al nuevo mundo.

Como último acto de su voluntad, Ying evitó que en el nuevo mundo hubiera poder, dándole así una última victoria contra Yang.

Desde entonces, ambos mundos permanecen conectados por la prisión en la que se mantienen aún hoy en día a los dioses Ying y Yang.

Se dice que se oculta en algún bosque del mundo, al cual, por ninguna razón se debe entrar". 

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Gracias por leer.

Hasta luego :3

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