Quito los afiches de mis piernas y me incorporo mejor en la cama, sacudiendo la cabeza porque creí que dejarme folletos en la cama de forma casual era... normal, pero esto es demasiado.

Tanta información está haciendo que me duela la cabeza porque pensé que el plan era irme en un par de meses, no tan pronto; se suponía que elegiríamos las residencias juntas, que yo podría tener algún tipo de decisión en dónde empezaría a vivir hasta terminar la carrera.

Que suelte todo de golpe me está mareando porque no pudo elegir un peor momento para bombardearme con opciones que la tienen casi ensimismada.

—Espera, espera, ¿cómo que ya firmaste algunos acuerdos? —Murmuro—. ¿Ya fuiste a visitarlas? ¡¿O sea que fuiste a verlas sin ?!

—Sí —responde. Se da cuenta de mi expresión y chasquea la lengua, restándole importancia—. Ay, pero sólo una visita rápida después de que tu papá saliera del trabajo. Pensamos que te gustaría la sorpresa y en realidad todavía no hemos firmado el contrato, Camila, ¿acaso escuchas lo que te digo o sólo esperas que termine para discutirme?

— ¿Te estás escuchando, mamá?

—Tú eres la que no escucha, mi amor. —Me sonríe—. Tienes muchas opciones y tu papá cubrirá con todos los gastos, así que no tendrás que preocuparte por nada. Y tu habitación seguirá igual para vengas a visitarnos algunos fines de semanas, así que no te emociones con deshacerte de nosotros porque no te va a resultar.

— ¿Quién tuvo la idea de sorprenderme con esta... esta estupidez? —Digo esa palabra para no decir otra peor—. ¿Él?

Ni siquiera necesito que me responde porque es obvio que sí.

Me resulta tan evidente que es sólo una excusa y una oportunidad para librarse de mí, de mi temperamento que muchas veces se han quejado de que es complicado, que me cuesta imaginar que piense que es por mi bienestar. Lo único que se me ocurre es que, al igual que mi papá, a ella también le molesta verme, que al igual que a él, le recuerdo el error que cometió y el arrepentimiento que la persigue constantemente.

Pero nada de lo que pasó es mi culpa. Que haya decidido tener un amorío no es mi maldita responsabilidad y me enfurece que actúen como si lo fuera.

—No empieces con esa tontería de que tu papá quiere deshacerse de ti porque eso sólo está en tu cabeza. Él te ama tanto como a Julia, no hace ninguna diferencia y no permitiré que sigas tratando de ponerme en su contra...

— ¿Perdona? —Suelto, interrumpiéndola—. ¿Yo te pongo en su contra?

—Sí, Camila. Lo estás haciendo ahora.

— ¿Ahora resulta que es mi culpa que tengas problemas con él?

—Es que nadie te culpa de nada, pero siempre estás a la defensiva. ¿En serio vas a seguir con el papel de víctima? Porque si es así, avísame y me marcho porque es imposible hablar contigo cuando tienes esa actitud tan irrespetuosa.

—Para ti siempre soy irrespetuosa.

—Sólo cuando despiertas de mal humor y odias a todo el mundo. Tienes que ser más optimista, Camila. Abrirte a las posibilidades que se te presentan porque muchos darían todo por estar en tu lugar.

Frunzo el ceño.

—No creo que pueda ser optimista cuando pareces desesperada por no volver a verme la cara.

—No pienses así. ¡Anímate! Son los mejores lugares que encontré —me dice, sacudiendo uno de los folletos para llamar mi atención—. Hasta Julia me ayudó para que tengas lo mejor de lo mejor, puedo prometerte que te gustará tanto como a mí, ¿o en serio crees que yo querría echarte cuando eres mi niña? —Trata de apretarme la nariz, pero sacudo la cabeza otra vez porque no puedo creer su cinismo y me levanto de la cama para abrir las ventanas.

más de ti [camren]Where stories live. Discover now