el aquelarre

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Bien, esta es la cosa:

Estoy tumbado sobre cuatro patas en la cama de la habitación principal de un extraño departamento cuyas paredes parecen estar prácticamente tapizadas de pinturas extravagantes.
Mi cuerpo se encuentra completamente desnudo y casi tan plagado de tatuajes como ahora, mis manos Sudan por la ansiedad mientras mis ojos viajan por los detalles de los refinados cuadros situados por todas partes.

De pronto, su rostro sonriente y delicado deja entre ver su malicia en el reflejo que crea en lo que si mal no recuerdo es una fascinante pintura de Goya que permanece expectante frente a mi, eh aprendido un poco de arte visual en tantos años a su lado.

Y si, el es ... Gerard ...
El chico que vive en mis sueños, esta vez con unos cuarenta años encima y la apariencia de unos treinta o treinta y cinco.

Usa la transparencia del cristal que protege al gigante alimentándose del pequeño cuerpo femenino que eleva entre sus manos envuelto en su propia desnudez y me envía una profunda mirada con la que silenciosamente pregunta si estoy listo, yo asiento con el rostro y me mantengo en la misma posición.

Siento sus manos posarse sobre mis piernas y dejar fuertes caricias que posteriormente se convierten en dolorosas nalgadas sobre mi trasero.
Alterno mis gemidos con los suyos que se vuelven más apasionados conforme los azotes suben su intensidad, se detiene de golpe dejando mis nalgas rojas y calientes para luego frotar la punta de su miembro bañado en lubricante con olor a cereza en mi entrada.

Está vez hace audibles las palabras y con su suave melodía pregunta:

- estás listo mi amor?

Y de inmediato poseído por la pasión y ansiedad que proporciona el excitante momento respondo tropezando torpe con mis propias palabras

-ppero claro! Te... Te estaba esperando hace horas!
hasta creí que ya habías terminado tu solo en el baño.

Bromeé para luego regalarle una sonrisa burlona a través del maravilloso cuadro de gran tamaño que nos servía de espejo.

El respondió frotándose con mayor intensidad en mi trasero, el roce me hacia soltar un sin fin de maldiciones y llevaba un placentero calor a mi cabeza hasta que de un momento a otro mi vista se nubló y el ya estaba entrando lentamente, mis ojos soltaron un par de lágrimas al sentirlo dentro, sus trece centimetros de grosor se hacían forzosamente espacio por mis intestinos y los treinta y uno de largo me hacían arquear la columna conforme se hacían presentes en mi interior...

-aaah! Gee...

Solté sin querer.

Un ajustado nudo presionaba mi garganta y un agudo dolor invadía mi cuerpo de la cintura para abajo, el ardor era tal que mis brazos dejaron de responder ante mi peso y cedieron en un movimiento dejándome caer sin fuerzas sobre la cama.

Como era costumbre el cargó mis caderas para mantenerlas alineadas con las suyas y siguió profundizando la penetración mientras soltaba un poderoso gemido que se perdía lentamente la habitación

-frankie, estás... Ah, tan estrecho. Maldición!

Dijo ahogando las palabras en un susurro.

Quise responder algo divertido pero el dolor acalambrado me invadía de tal modo que me hizo apretar los dientes y aferrarme con más fuerza a las blancas sábanas.

Lo sentí tocar mi punto justo cuando estaba casi completamente dentro y entonces mi boca se abrió por completo en automático y el finalmente terminó de entrar.

Diario De Sueños De Frank IeroWhere stories live. Discover now