CAP 8

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—Soy Alejandra Santander. La hija no querida, la no deseada. Quien experimentó el dolor por muchos años y que logró quedar huérfana desde su nacimiento. Soy Alejandra, no le conté a nadie de mi dolor. No lo compartí. Resistí al destino y ahora estoy en donde mi destino y mi vida han cambiado. —


El día había llegado, nadie había visto a Alejandra en aquellos días, hasta que llegó el día sábado. Una mañana radiante. Llegó el momento de la gran boda, las personas poco a poco comenzaban a reunirse en la iglesia para ver el matrimonio del cual tanto eco ha hecho en aquella villa.

Alejandra se observó en el espejo. Se puso el collar. A pesar de tanta molestia sonrió. Se sentía completamente hermosa. Sus cabellos rojizos, su piel blanca, sus ojos...

Salió del lugar para poder encaminarse a la iglesia. Llevaba en sus manos un ramo de flores rojas. La música nupcial comenzó a escucharse al verla en las puertas de la iglesia, fue recibida por James quien la acompañaría en la marcha. Un hermoso vestido de seda complementado por un caftán de piedras preciosas que caía en el suelo dando la impresión de una gran cola. Su cabello se encontraba recogido, pero con algunos mechones rizados cayendo por sus pómulos. Despertó la envida de las mujeres que habían querido arruinar su momento.

—Alejandra... Estás impecable— No dijo nada. Comenzaron a avanzar. —Un buen día para una boda...—

—James basta, dime lo que tengas que decir— No perdió la sonrisa en sus labios.

—Soy Alejandra... Y hoy todos serán testigos de este juramento. Tendré tanto poder y será hasta el fin de mis días...—

Llegó al altar. Ver a Esteban allí le provocó felicidad absoluta.

El tiempo avanzó, después de los votos el padre Mateo quien era el oficiante de la ceremonia se pronunció ante el público:

—Si hay alguien que se oponga a esta boda, que hable ahora o calle para siempre—

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—Yo me opongo— Se levantó la mujer en medio de la congregación. Todos se giraron a ver de quien se trataba, esa voz conocida por Alejandra. Le tomó un tiempo asimilarlo para darse la vuelta y observar a quien hablaba. Era ni más ni menos que ella...

—No te puedes casar porque eres una ilegitima, una bastarda y porque no eres pura— La sangre comenzó a hervirse en las venas de Alejandra, respiró y se preparó para bajar. Era la matrona, se sentía de cierta forma dolida por eso, sus ojos se cristalizaron.

—Basta...— Habló James —Alejandra... Hay algo que tienes que saber...—

—James no lo harías— Amenazó la mujer acercándose a él.

Alejandra le dio el ramo a Esteban para que lo sostuviera y bajó del altar para hacerle frente a James, si tenía algo que decir que lo dijera en frente de todos si era necesario.

—¿Qué es James? Dímelo ya— Sentenció Alejandra

—La responsable de tu violación es ella— James señaló a la matrona dejando a todos completamente sorprendidos por las palabras del varón.

—¿Qué? — Todos estaban completamente conmocionados incluso el padre. Alejandra contuvo las ganas de llorar para no dañar su maquillaje. —¿Tú lo sabias? ¿Desde cuándo? —

—Lo supe hace poco Alejandra, lo siento mucho—

—Y no me lo dijiste, ¿crees que fue lo correcto? Verme sufrir por culpa de ella— Escupió con ira mientras quedaba frente a frente a ambos para proporcionarle un par de cachetadas a ambos y luego girarse al altar otra vez.

Estaba completamente conmocionada, sin embargo, respiró. No permitiría que esa revelación le dañara su día.

*

—Los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia— Estaba nerviosa y a la vez emocionada, se fundieron en un beso tierno para luego separarse y caminar hacia la salida.

Se dio medio giro para observar a las mujeres.

—Están invitadas todas a la fiesta en mi nueva casa. Si sus maridos las dejan claro...— Se rio porque sabía que muchas mujeres de allí no tenían maridos y porque eran infelices.

Se acercó a Beatriz con una sonrisa en sus labios.

—El vestido me quedó hermoso, no puedo negar que lo ha arreglado mejor de lo que esperaba... Felicidad absoluta me da saber que estoy cansada... Lastima que usted tiene el corazón tan podrido como para ver eso— Rio por un momento

—Eres una...—

—Una mujer feliz, por supuesto, y para que vea que no hay rencores está también invitada a la celebración—

Después de ser felicitados por mucha gente la pareja estaba dispuesta a retirarse, pero James intervino a Alejandra.

—¿Podemos hablar? — Alejandra hizo una seña a Esteban para que se adelantara un poco

—Por supuesto—

—Te quiero pedir disculpas por todo lo que pasó—

—No importa, lo hecho, hecho está, pero me ayudó a crecer y a superarme—

—Eso significa que...—

—Que ya no estaré más con ustedes. Ahora mi nueva familia es Esteban— Dijo mientras llegaban a la casa. —¿Ves a esos sirvientes? Bueno, están recogiendo mis cosas—

—Te extrañaremos—

—Sé que no, pero tendrán la dicha de verme en el mercado. A partir de hoy muere la ilegitima. Mi vida empieza a cambiar poco a poco y no por Esteban sino por mí. A pesar de todo me doy el gusto de decir que ya no soy... LA BASTARDA...—

La BastardaWhere stories live. Discover now