Capítulo 1 - El comienzo

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Año 44 Ce.

-Plano Tornasolado, Pueblo de Fausta-

Los niños corrían eufóricos por la llegada del festival de primavera. Todos en el pueblo se preparaban para vender los productos y artesanías locales que habían elaborado con tanto esmero durante todo el año.

El pueblo de Fausta, comparado con los barrios de la Ciudad central, era bastante pequeño. Muchas de las casas estaban deterioradas, al punto de que parecían estar casi por derrumbarse. Palos con clavos y plantas enredaderas que cubrían la totalidad del pueblo sostenían las paredes y columnas. No era un pueblo muy agradable a la vista, pero si se visitaba en primavera, donde los árboles del Bosque espiritual y las enredaderas que cubrían las casas florecían, la historia era otra.

-Casa de la Familia Moo-Ariele-

—¡Xiang! ¡Xiang! ¡Ven y ayudarme a acomodar esta ropa por favor! —exclamó con una voz suave Fang Moo-Ariele, su madre, mientras colocaba unas hermosas prendas bordadas a mano dentro de unas cajas de cartón—. ¡Nos estamos quedando sin tiempo y el festival comienza en pocas horas!, si no llego antes de que anochezca no me dejaran vender!"

—No te sobre esfuerces madre, yo te ayudare en su lugar. Sabes que esta mal por no poder ir al festival. Sera mejor dejarla estar por el momento —exclamo su hijo Xosho Moo-Ariele que se encontraba parado frente a la entrada de la casa.

—Pobre Xiang —dijo Fang mientras estiraba su espalda—. Otro festival que pasa encerrada... me pregunto si algun día podrá visitarlo sin andar a escondidas.

—¿Quién sabe? —replicó Xosho en un tono sarcástico—. A lo mejor la semilla "magica" que le regalo el otro día ese viejo lunático realmente funcione..

Ambos rieron unos segundos, tomaron una caja cada uno y partieron hacia el Festival de primavera.

-Plaza central del pueblo-

En otoño y en invierno, la plaza del pueblo de Fausta parecía un lugar lúgubre y falto de vida, pero en primavera el paisaje cambiaba súbitamente. Los árboles y enredaderas cambiaban sus hojas a un color rojizo y brotaban hermosas flores tornasoladas, que al reflejar la luz del sol, iluminaban con mil colores las calles.

Las personas de la ciudad Central comenzaron a sentir curiosidad por el paisaje y con el tiempo se creó el Festival de primavera para celebrar la prosperidad que había traído esta estación del año al pueblo. Los habitantes comenzaron a cosechar las hermosas enredaderas y a utilizar sus fibras para producir artesanías. Estas les otorgaban un color rojizo y tornasolado a sus creaciones lo que las volvían un producto codiciado por las clases altas de la ciudad.

—¡Todo el mundo abra paso a la familia Min-He Ariele! —vociferó uno de los diez guardias que custodiaban un elegante carruaje mientras se dirigía al centro de la plaza del pueblo—. ¡Quítense del medio! ¿Quieren ser ejecutados?

Dentro del carruaje se encontraban dos miembros de la rama principal de la familia Ariele, una de las cinco familias más poderosas.

—¿Por qué tenemos que visitar un pueblo tan asqueroso como este hermano mayor? —dijo Hao Min-He Ariele, un joven de aproximadamente 16 años de edad con aires de grandeza.

—Porque es el deber que nos encomendó nuestro padre. Como miembros de la rama principal debemos demostrar nuestra superioridad ante...Ellos... —replicó Dei Min-He Ariele mientras señalaba por la ventana del carruaje a unos niños que corrían descalzos cerca de los puestos del festival.

—Bueno... no deja de ser aburrido. Ojalá estuviera aquí el hermano Hua, así tendríamos un títere con el que entretenernos ¡Jajaja!

—¡No menciones su nombre! ¡Sabes que está prohibido hablar de ese traidor! —Dijo Dei mientras golpeaba con su puño el asiento del carruaje.

El camino hacia la iluminación divinaWhere stories live. Discover now