—¿Dónde iremos?

—Debo ver algunas cosas. —Ambas subieron al auto que Xavier le había dejado en el aeropuerto. —¿Quieres que te deje con Rosaline y Alberto?, estarán felices de verte.

—¿Crees que Xavier me lleve al centro comercial?

—Si se lo pides tú, claro que lo hará.

—Deberías dejar de tratarle mal, es una buena persona y siempre le molestas o golpeas.

—Él busca eso. —La adolescente rodó sus ojos. —Lo pensaré. Ahora llámalo, para poder dejarte en el centro comercial e irme a lo mío.

—¿Puedo preguntar qué es exactamente eso?, fue un viaje bastante improvisado. No me quejo, pero no sueles ser tan espontánea.

—Sólo ha salido algo inesperado, no te preocupes de ellos, ¿Bien? —Nicole le sonrió a la joven quien solo asintió. —Tú sólo aprovecha la tarde, que cuando volvamos a Londres debes ponerte al día con tus ensayos en la academia de baile para la competencia, no estoy pagando por nada.

—Claro, mamá. —Valerie le sonrió, a veces pensaba que estaba completamente loca de comportarse de aquella forma con Nicole luego de saber lo que hizo. Pero aparte de su madre, fue la única persona que se preocupó por ella desde el primer segundo. Pese a que Valerie había crecido obteniendo todo lo que quería, tuvo una infancia muy solitaria hasta que llegó con la latina.

Nicole luego de dejar a Valerie con Xavier decidió ir a la cafetería a la cual iba cada vez que visitaba Nueva York, cuando traían su café se dedicaba a mirar por la ventana directamente hacia el edificio de la fiscalia esperando oara ver a Megan. La latina aún se sorprendía de sus sentimientos hacia la fiscal luego de años, no había ni un solo día en donde no pensara en ella, incluso cuando se marchó la última vez, el pensar en Megan tranquilizaba su mente luego de todas las torturas por las cuales debió pasar.

Todo este tiempo estuvo en recuperación, debió ir a terapia e incluso internarse en una clínica psiquiátrica luego de que intentase quitarse la vida, cosa que a Valerie le dijeron que se iría a dar unas pequeñas vacaciones. Aquello le había ayudado, aún pensaba en eso, pero sentía un mayor control sobre esos pensamientos e incluso había tratado de formar una vida común y corriente, no necesitaba el dinero, pero le gustaba sentir que era una persona normal de vez en cuando.

Nicole vio como la fiscal salía del edificio viendo su teléfono y sonrió, seguía siendo igual que siempre. Su cabello estaba más largo que la última vez que le vio, su cuerpo seguía estando igual de hermoso frente a sus ojos y seguía haciendo esa mueca cuando veía desde su celular cosas del trabajo, todo aquello no lo recordaba por su entrenamiento de análisis corporal, lo recordaba porque amaba a esa mujer y se había dedicado a admirarla. Vio como la rubia se llevó su teléfono a su oreja, en 5 segundos el segundo teléfono de Nicole empezó a sonar y la latina decidió que era hora de irse del café. Megan parecía frustrada, pero no rendiría, aquello la latina lo sabía, la fiscal no se detenía hasta obtener lo que quería y eso le gustaba.

Nicole caminó por la calle en paralelo por la cual la fiscal caminaba, era la primera vez que se acercaba tanto a ella después de tanto tiempo, si bien quería correr hacia ella aún quería asegurarse de algunas cosas. Poco a poco fue cortando la distancia entre ellas, de todas formas, sería raro si le notara pues se había asegurado de vestir ropa ancha y una gorra que le ayudaba a ocultarle más. Nicole se quedó extrañada cuando Megan dobló en una esquina, no era la ruta que solía tomar, pero quiso saber hacia dónde iba. La perdió de vista entremedio de las personas que caminaban, pero sintió como tiraban de ella hacia un callejón y su cuerpo se vio atrapado entre la pared y la rubia que le miraba sin poder creerlo.

—Sabía que eras tú. —Nicole quiso preguntarle cómo la había notado, pero los labios de la fiscal se lo impidieron. No iba a rechazar ese beso que tanto había deseado desde la última vez que había tocado los labios de Megan.

—¿Cómo?

—Ya no puedes volver a engañarme, mi ladrona. —Las manos de Megan sostuvieron el rostro de la latina acariciandolo con ternura. —Pase mucho tiempo persiguiendote, aprendí algunas cosas en el camino, así como poder leer tu mente más de lo que esperas.

—No soy una ladrona, es reducir mucho a los pecados que he cometido. Aún estoy redimiendome por ellos, pero aún no he podido perdonarme el más grande. —Megan le miró algo confusa. —El de romper tu corazón en más de una ocasión.

—No es un pecado, si un error definitivamente, pero como yo lo superé tú también deberás hacerlo. Yo no te dejaré escapar nunca más.

—No tenía intención de hacerlo. —Nicole le sonrió. —Pero aún debemos hablar.

—He deseado por tanto tiempo el poder escuchar tu voz, pero ahora que estás frente a mí no es lo que más quiero hacer contigo.

—Cada vez más seductora. —Nicole tomó las manos de Megan que permanencian en su cara para entrelazarla entre las suyas. —Pero aún debemos hablar de algo.

—Espero que no se trate de otra persona intentando asesinarte.

—Después de darse cuenta que tengo a una linda y ruda fiscal con la cual puedo contar, soy intocable.

—¿Qué te hacía creer que pudiera estar a tu disposición?

—No se trataba de lo que creyera, sino lo que le demostraste al mundo en más de una cosa. Pero ese no es el tema.

—Vamos a mi departamento.

—Mantengo que cada vez estás más coqueta. —Nicole recibió un golpe juguetón de parte de la fiscal y en ese momento no sintieron que había pasado todo este tiempo separadas, ambas estaban disfrutando de su reencuentro luego de tanto.

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2020 ⏰

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