Capitulo 11

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Carly metió las cosas en el horno y miró el cajón donde estaba guardado el diario de Svetlana

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Carly metió las cosas en el horno y miró el cajón donde estaba guardado el diario de Svetlana. Se dijo que no, no debía leerlo sin Ryan pero se le hacía difícil quitárselo de la cabeza. Ese hombre estuvo a punto de violarla, esa información avivó la llama de su curiosidad que sin poder leer la propia historia de la mano de la protagonista decidió buscar información en los libros. Ryan estaba ocupado con los dos cuadros siendo difícil verse y cuando estaban juntos no iba a sacar el diario para leerlo. Trabajaba incluso los fines de semana debido a que su hijo Harry se iría a los Alpes para vacaciones y el quería ver si podía llegar para irse con él y era entendible que él quiera pasar tiempo con su hijo. Ella solía visitarlo en el museo algunas veces y lo hacía descansar debido al esfuerzo y tantas horas inclinado sobre la silla, a veces iba a dormir con ella haciéndole el amor de manera dulce y lenta, otras veces era brusco y directo. Nunca sabía con que se encontraría en la cama y eso le encantaba. 

  Como no podía leer el diario debido a que no iba a romper la promesa abrió el libro que había encontrado con la historia de ella. 

  No se había casado; pero si se rumoreó sobre un amorío con Lord Byron; dicen que debido a eso ella se fue a París bajo el ala de un famoso pintor de la época. Estudio con varios artistas de la época perfeccionándose durante un año. Cuando volvió a Londres comenzó a tomar vuelo con sus obras. Lo que leyó a continuación le hizo contener el aliento. Carly leyó en voz alta. 

— También se rumoreó sobre un amorío con Jacob Evans con quien dice que se casaría. — Ahogó un grito. 

 La emoción la hizo levantarse del asiento. Jacob Evans era uno de los gemelos, pensó frenética. El reloj de la cocina la hizo asustar. Sacó las cosas rápidamente del horno, tomó las llaves y salió de su casa. 

Ryan se masajeó las manos y movió la cabeza de un lado al otro para relajarse

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Ryan se masajeó las manos y movió la cabeza de un lado al otro para relajarse. Ya casi terminaba con el de los gemelos y ahora empezaría con un nuevo cuadro. Cuando lo vio no le gusto. Era triste y sombrío a lo que ella solía pintar. Le angustiaba incluso verlo. El jardín que ella había pintado era lúgubre y sombrío, podía identificar las verjas de la casa Gurevich retratadas como si fuese una cárcel. Se sentía atrapado incluso mirando ese cuadro, podía ver la luz del otro lado; pero dentro era triste haciendo que su corazón se llenara de angustia. Las flores habían perdido su color, incluso podría jurar que el aire gélido las había congelado. 

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