Lazos eternos ✓

Capitulo 9

Cuando subieron a la camioneta el silencio reino. Ryan fue la mitad del camino silencioso hasta que habló haciendo que ambas se volteen a verlo. 

— ¿De verdad dijo consuegros? — Preguntó consternado. 

 Carly que iba manejando lo miro de reojo y se concentró en la carretera, Megan simplemente se río. 

— ¿Salen hace mucho? 

— No lo se. — Él la miró horrorizado. — Harry nunca me dijo que salia con ella o con alguien en particular. 

— Pero al parecer fue a tu casa el fin de semana pasado. 

 Ryan la miró y frunció el ceño, le pareció oír una nota de enojo. 

— Mi hijo hizo una fiesta a la que asistieron varias chicas. 

— ¿Nunca te ha presentado una noviecita? — Preguntó Megan divertida con sus expresiones. 

— No. Ha estado enamorado de Valeri Durtell desde que eran niños y ella jamás le ha dado ni la hora, es su amor platónico. 

— Bueno pero teniendo dieciséis años no creerás que él no ha… — Su amiga hizo un silencio oportuno. 

— Lo se. 

 Ambas lo miraron sorprendidas. 

— Solo le di condones. — Dijo él avergonzado. — Es algo lógico. 

— Por supuesto. — Murmuro Carly incomoda. — Pero Sara parecía muy… — Ella hizo silencio buscando la palabra correcta. 

— Muy pagada de sí misma. — Completo Ryan. — Pero no es así, ella es así, siempre habla como si supiera más de lo que realmente sabe. En las reuniones de padres siempre quiere tener la razón. 

— Ha sido una charla muy interesante e informativa. — Dijo Megan mientras el auto frenaba. — Pero esta es mi parada. Nos vemos. 

 Ryan se bajó y le abrió la puerta, esperó que ambas se saluden, recibió un beso en la mejilla y se subió adelante. Esperaron en silencio que ella entre y ella arrancó. 

— ¿Te llevo a tu casa? — Pregunto Carly. 

— Si eso es lo que quieres. — Le dijo él mirándola.

— Es lo que tú quieres. — Rebatió ella. 

— Me gustaría pasar la noche contigo. — Murmuró él mirándola fijamente. 

— Creí que querrías volver a casa con Harry. 

— Esta con sus amigos, iban a ir al cine. 

— De acuerdo. — Ella le dedicó una sonrisa. — Mi casa es muy pequeña. 

— No me importa. — Le dijo él tomando un mechón de pelo y acariciándolo. 

— No hay que distraer a la conductora.