[02]

404 50 19
                                    

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

La segunda vez que lo ví fue un tiempo después de aquella vez que Tony me presentó con el grupo (Una semana, para ser exactos). Esta vez fue mucho más casual, pues nos encontramos mientras caminábamos tranquilamente por las calles. Debo admitir que apenas lo ví lo reconocí al instante, aunque él al principio no me había visto.

Traté de hacerme notar lo más casual posible, que me viera pero que se pensara que yo no lo había visto y así él iniciar una conversación. Un poco retorcido, sí, pero ingenioso.

Caminábamos separados por un grupo de personas que en un momento se cruzaron de calle (Él iba a unos cuantos pasos más adelante mío), y sin ni siquiera haber puesto en marcha mi plan, volteó y me vió. Obviamente yo me hice el distraído, como que no había notado aquella mirada para nada disimulada, esperaría hasta que me hablara.

Finalmente pasó, se detuvo en un local de ropa para ver las vitrinas, fingiendo interés. Para cuando yo pasé a su lado volteó a verme y me llamó. Me causó gracia el hecho de que él quería verse tan casual como yo pretendía, aunque ese encuentro terminó siendo planeado de los dos lados. Solté una leve risa al notar ésto.

—Hola.— Saludó él.

—Hey, ¿Everett, no es así?— Claro que no había olvidado su nombre, pero solo no quería sonar...ya sabes, ¿Demaciado interesado?

—El mismo.— Respondió. —¿Qué estabas haciendo por aquí? ¿No tienes cosas que hechizar?- Rió ante su propio comentario, lo que me causó gracia a mí también.

—No, tenía algo de tiempo libre y salí a caminar un rato. —Mentí, en realidad iba en camino a comprar un nuevo libro, pero quería hacerle creer que no tenía nada pendiente. —¿Y tú? ¿No tenías misiones de agente secreto para hacer?— Le pregunté esto último un poco más bajo.

—Shhh, no seas tan ruidoso.— Me calló mientras corroboraba que nadie haya escuchado eso, pero por suerte éramos los únicos en esa calle. Yo me reí ante su preocupada acción. —También tenía libre, no pasaron muchas cosas raras por aquí, por suerte.

—Oh, entonces supongo que tendré que causar algunos problemas.— Bromeé.

—Mmm, no lo sé, los chicos malos no son mi tipo.— Me respondió la broma, lanzándome una mirada juguetona.

—Oh, qué mal. Tendré que empezar a comportarme.— Él rió, y luego yo también.

Continuamos caminando en silencio por unos segundos, hasta que él volvió a hablar.

—Tengo hambre.— Soltó. Cierto, ya era hora de almorzar. —En realidad mi tiempo libre era un receso para comer algo, ¿Quieres almorzar conmigo?— Ofreció.

—Sería un placer.— Respondí con gusto.

Seguimos nuestro camino, el cual guiaba el peli-gris. Cada tanto lo miraba disimuladamente, se veía tan seguro y serio, he de admitir que también lo encontraba bastante atractivo. Me era muy difícil no mirarlo, todo de él me causaba tanta curiosidad.

En una ocasión, tal parece que lo estuve observando con demaciada intensidad, ya que éste me regresó la mirada. Como si hubiera sido un reflejo, volteé hacia otro lado fugazmente, esperando que no me haya descubierto mientras lo miraba. De la nada sentí mi cara caliente, cosa que nunca me había pasado, así que coloqué mis manos frías sobre ella para enfriarla. Era raro porque ese día ni siquiera hacía calor, aunque estaba comenzando a sentirlo.

Luego de un par de cuadras en las que continuamos caminando en completo silencio, cuadras en donde no volví a observarlo por miedo a que me volviera a descubrir, llegamos a lo que vendría siendo un pequeño restaurante. No era para nada lujoso, pero tampoco era "pobre", era bastante bonito.

Entró primero él y me sostuvo la puerta de vidrio para que yo pudiera pasar también. Un lindo gesto de su parte. Entré al lugar y nos sentamos en una mesa que quedaba al lado de un gran ventanal, así que podíamos ver el exterior desde adentro.

Me quedé pensando sobre qué hablar a la vez que miraba por el ventanal y esperábamos a el o la mesera llegara a recibir nuestros pedidos. Aunque Everett me ganó y habló primero, luego de cerrar el menú que previamente había abierto, quizás habiendo decidido su pedido.

—Te haré la pregunta más básica y estúpida, pero de igual manera efectiva.— Avisó, yo solo asentí con la cabeza. —¿Cuál es tu color favorito?- Reí bajo al escuchar eso.

—Color vino, creo, como un morado raro.- Respondí. —¿Cuál es el tuyo?

—Es un muy bonito color, me gusta. Mi favorito es el celeste, pero no cualquier celeste, si no uno grisáceo; justo como el color de tus ojos.— Sentí que mi cara volvía a calentarse, era raro. Me gustaba como era él, me hacía sentir como una jóven colegiala.

—¿Tienes algún gusto que consideres raro? Digo, todos tenemos algún tipo de cosa que nos guste que por lo general al resto no. La mía es que no soy un gran fanático del chocolate, a menos que sea del amargo.— Solté yo.

—Oh, vaya, tomaré notas mentales.— Comentó gracioso. —Podría decirse que mi gusto raro es...— Se vió interrumpido por la llegada de la mesera, pidiendo amablemente nuestras órdenes.

Para ese punto me había olvidado completamente de que estábamos por almorzar en un restaurante, pues yo no tenía hambre, pero no quería dejar comiendo solo a Everett. Así que abrí rápidamente el menú y rebusqué entre los títulos aquél que sonara más apetitoso, aunque no tan abundante. Decidí pedirme unas papas fritas, mientras mi compañero se había pedido un plato de spaghetti, ya que él sí tenía hambre de verdad.

La mesera anotó ambos pedidos, y se fue nuevamente, volviendo a dejarnos solos (Aunque claro que no completamente, ya que aún estaban los otros comensales).

—Ah, claro, ¿Qué estaba diciendo?— Preguntó, habiéndose olvidado del tema de conversación anterior.

—Tu gusto más raro.— Respondí con simplicidad.

—Cierto. Mi gusto más raro...quizás seas tú.

...

Luego de terminar de comer y continuar conversando de cosas completamente triviales, pagamos entre los dos la cuenta y nos fuimos del lugar, no sin antes dejae propina por el buen servicio, claro.

Decidimos que ya era hora de cada quién volver a lo suyo, así que nos despedimos y comenzamos a caminar en direcciones opuestas, con destinos opuestos.

Aunque había algo que pude notar, y era que olvidé pedirle su número...

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Soulmates [Everstrange]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora