Capítulo 25

25.9K 1.3K 389
                                    

POV'S BÁRBARA

Me comienza a picar la pierna por lo que me suelto de Noah. Al momento de hacerlo me mira y yo me detengo para rascarme con mas comodidad. Él se detiene y me espera, una vez saciada esa incomodidad retomé mi andar quedando a la par de quien me guiaba. Éste colocó su mano en mi espalda baja para poder guiarme mejor, a lo que yo caminaba como si aquel acto no alterase mis hormonas.

— Joven Smith, al fin tengo la fortuna de encontrarle entre toda esta multitud. — Nos detiene un hombre que calculando base a su apariencia tendría sus cuarenta y cuatro años.

Noah ante aquella interrupción sólo asiente con su cabeza y sonríe.

— Hola, señor Blunt. — Saluda este. El hombre sonríe y me mira.

— Bárbara Wick. Un gusto. — Me presento luego de un breve silencio. Estiro mi mano por educación para que la estreche correspondiendo mi saludo.

— Caleb Blunt, el gusto es mío. — Toma mi mano saludándome, luego la suelta y se dirige nuevamente a Noah. — Feliz cumpleaños joven Smith, espero lo haya y lo esté pasado bien junto a su hermosa novia. — Esto es una broma. Me rio a volumen bajo, disimulado e inconsciente, para luego carraspear. — Nos estaremos viendo luego. — Me mira. — Señorita. — Dice en modo de despedida. Asiento.

Me rio un poco más alto. Giro para observar a Noah quien ya me estaba mirando con una sonrisa.

— ¿Qué tal la ves? Ahora somos novios, novio. — Bromeo divertida.

Sonríe mostrando sus hermosos dientes.

— Así parece. — Sus ojos me penetran tanto y tan intensamente que dejo de reír, tensándome.

— Venga, vayamos a un lugar mas privado o tus enamoradas me tendrán fichada y no quiero ser enemiga de nadie. — Digo con una sonrisa arrepintiéndome al instante porque aquello me dejó ver como celosa o algo parecido a eso. — Guíame. — Insisto y me empuja un poquito para avanzar con él.

Caminamos por unos tres minutos más menos, con miradas tanto de hombres como de mujeres, pero esta vez sin intercepciones.

Llegamos a un pasillo poco circulado, ningún invitado yacía ahí, ya que era un pasillo donde sólo pasaba el personal. Y como eran tan profesionales no iban en grupos grandes hablando de cualquier tema extracurricular.

» Y dime cumpleañero, que tienes que hablar conmigo que debe ser tratado de manera privada. — Digo observando a una mujer vestida con esmoquin, que llevaba en una gran bandeja de plata, algunos aperitivos.

— De ti. — Dice sin más. Lo miro.

— ¿De mi? — Pregunto confundida.

— Sí. — Pongo una cara de no entender nada. — Ha pasado un año y medio sin saber de ti, antes al menos te veía porque vivíamos en la misma propiedad, pero desde que me mudé a New York, no he sabido más que te graduaste con honores.

— Pudimos haber hablado allá afuera en vez de este lugar. — Digo riendo.

— Afuera no podríamos hablar bien con interrupciones cada cinco minutos. — Dice y pues lo entiendo, está de cumpleaños y aquí se está celebrando eso. Normal que le hablen cantidades de personas cada cierto periodo.

— Al menos busquemos una silla, de lo contrario me tiraré al suelo. — Él no hace más que sonreír y eso me gratifica, y a la vez, me parece raro.

— Entonces ven. — Me coloco a su lado y cuando lo hago veo pasar junto a nosotros una mujer que llevaba consigo una bandeja con empanadas de cóctel, y no saben lo mucho que éstas me gustan.

Este será nuestro secreto.Where stories live. Discover now