CAPÍTULO XXX

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DEMASIADO CONSCIENTE, DEMASIADO REFLEXIVA

Catalina Ángel asió las manos de Armando de modo que su tacto le transmitió un sentimiento reconfortante, a la vez que lo miraba fijamente, haciendo imposible apartar la mirada de ella, como si al fondo de sus ojos hubiera un pequeño mundo, un lugar especial donde siempre era primavera y lo que florecía eran enormes girasoles.

Cata le había mencionado, con mucho entusiasmo, que había tenido un sueño en el que los protagonistas habían sido Beatriz, su hija en gestación y él. Sin embargo, no había mencionado nada más y parecía no tener intención de hacerlo, por lo que Armando se dispuso a indagar sobre el asunto.

--Cuéntame Cata, de qué iba el sueño que tuviste—Dijo Armando--

--¿De verdad quieres saber?—Dijo, de forma retórica, Catalina Ángel-- ¡No, es que fue demasiado bonito! ¿No has escuchado que los sueños que se cuentan, no se cumplen?—

--Sí, he escuchado eso, pero por tu expresión, puedo darme cuenta que fue algo muy bueno, algo especial, y si no me cuentas, me voy a quedar aquí muerto de la curiosidad—Dijo Armando, dedicándole una sonrisa amable—

--¡Ah, yo pensé que el gusanito de la curiosidad no afectaba a Armando Mendoza!-Dijo Catalina, en tono de broma—

--¡Aquí en Ecomoda se aprende de todo! ¡Ya ves que tenemos un departamento completo dedicado al chismorreo! –Dijo Armando, siguiendo el juego de Cata--

--Solo te diré una cosa, porque de verdad creo que es mejor que me guarde el sueño para mí misma, porque no quiero correr el riesgo de que no se cumpla. –Cata hizo una pausa— Tú hija va venir bien y sin ningún problema al mundo y, todo el que te conozca y la vea, se van acordar de ti. —

--Por favor, Dios mío, que no herede mi carácter ni mi personalidad—Dijo Armando, echándose a reír, imaginando cómo sería una versión femenina de él—

--¡Dios bendito, escucha esa petición!—Secundó Catalina, haciendo ademán de elevar una plegaria—

--Gracias, Cata, por toda la ayuda que nos has brindado. Sé que lo haces por Beatriz, porque la quieres mucho, y ya con eso me basta—Dijo Armando--

--Ay, Armando, puedes estar seguro que antes te quería menos de lo que te quiero y aprecio ahora. –Dijo Catalina, sonriente -- ¡Bueno, por ahora te dejo, mi querido amigo, voy a saludar a Betty y a darle la enhorabuena!—

(Narrado desde la perspectiva de Betty)

Armando había dejado su dulce sabor en mi boca y, en mi cabeza, alborotado los pensamientos. ¿Cómo es que esa mañana había estado en sus brazos y, de nuevo, me estaba muriendo por regresar a ellos? ¿Cómo es que cada vez que me tocaba y me hacía suya, sentía como si fuera la primera vez, como si el deseo que sentía mi cuerpo, se volviera más grande y más intenso cada día? ¿Es posible que él se sienta de la misma manera? ¡Mi corazón me decía que sí, que no necesitaba preguntarlo en voz alta, porque me bastaba con lo que me decía su cuerpo en la intimidad! Sus maneras, su entusiasmo, sus miradas hablaban por sí solas.

Nuestra intimidad es muy especial, no sé cómo es la intimidad de los demás, pero la nuestra es la que deberían aspirar todas las parejas que se aman. Ahora sé a qué se refieren con volar, porque a su lado, me siento como flotando en otra dimensión, que se activa con su voz, su tacto, su cercanía, poniendo en evidencia que soy débil, que soy muy mujer, que nunca fui más racional que emocional, como siempre quise creer. A su lado he terminado de conocerme a mí misma, he perdido el miedo de mostrar mi cuerpo bajo la luz y he aprendido que cuando éste me gobierna, vivo más intensamente. Mi piel, he notado, está más luminosa, más viva, rozagante, ¡y me siento sexy! ¡Por primera vez me siento sexy! ¡Es el reconocimiento que nace de aceptar mis defectos y mis atributos físicos como únicos y especiales, tanto porque el espejo me lo dice y así me siento yo, como por él clama y desea suyo mi cuerpo! ¡Estás loca, Beatriz, estás perdidamente enamorada de Armando, que ya no puedes figurar una vida si él!, pensé hacia mis adentros, entre risas.

YSBLF_ El Matrimonio (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora