CAPÍTULO V

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LA LUNA DE MIEL EN EL CARIBE

DÍA 2 DE 8

EL ACUARIO

El rompimiento de las olas contra el crucero era más perceptible durante la noche, cuando todo dentro estaba más tranquilo. Beatriz se había quedado dormida al instante en mis brazos y yo la observé por algunos minutos hasta que pude conciliar el sueño. Había dejado entre abierta la puerta hacia la terraza y se colaba la luz de la luna llena, radiante y particularmente más grande, como si estuviera más cerca de la tierra que nunca.

Yo tenía la desdicha de tener el sueño más ligero que Beatriz y escuché que en el camarote contiguo se la estaban pasando de lo lindo. Mañana me fijaría quienes eran mis vecinos, porque la pobre mujer que gritaba al otro lado, no se distinguía si gritaba de dolor o de placer. Encendí la televisión para acallar los sonoros aullidos mezclados con golpes, también porque el parpadeo de la televisión a veces me ayudaba a conciliar el sueño.

Cuando abrí los ojos toda la habitación estaba a oscuras y Beatriz no estaba en mi regazo. Las cortinas blancas y las que habían debajo, que eran de pvc estaban puestas.

--¿Betty? –Dije y la voz se me quebró y noté una molestia en la garganta— ¿Beatriz, mi amor? –Repetí más alto—

--Hola –Dijo ella, y descorrió la puerta de la terraza y asomó la cabeza— ¿Cómo amaneces, mi amor?—Sonrió ampliamente—

Betty llevaba unos lentes de sol y un sombrero azul de alas grandes.

--Bien, mi amor ¿Ya iniciaste el plan de hoy sin mí? –Me incorporé de la cama y me puse las chinelas—

--Quería dejarte dormir. Estabas tan profundo que no quise despertarte. –Descorrió completamente la puerta de la terraza y entró a la habitación—

Beatriz tenía puesto un traje de baño de una pieza, azul con puntos blancos y que en la parte del busto tenía un cierre, llevaba el cabello suelto, con sus ondas naturales. El sombrero le quedaba un poco grande y la hacía ver adorable.

--¡Qué divina...! –Musité cuando se acercó a mí y se sentó en el borde la cama—

-- ¿Te parece? Si me viera mi papá con un traje de estos, le da un infarto –Dijo y se echó una carcajada —

--¡No me diga que nunca se había puesto un traje de baño, Beatriz! –Exclamé, incrédulo—

--No, claro, traje de baños sí, pero de esos que usan los buzos, todos cubiertos. –Se rió—Un par de veces fui a un balneario, pero estaba pequeña y no me acuerdo muy bien. Igual nadie se me acercaba... –Dijo--

--Bueno, esos trajes son especiales para nadar. No tienen nada de malo –Dije y la abracé por los hombros. Bajé la mirada a sus piernas, delgadas y pálidas, las acaricié y apreté con mis manos y la piel se le erizó--

--¡Vamos, mi amor! ¡Ve a darte una ducha al baño y te metes al jacuzzi conmigo! –Dijo de pronto incorporándose de mi lado y cogiéndome de las manos—

Yo la atraje hacia mí y ella cayó entre medio de mis piernas, acaricié y apreté sus glúteos forrados y tallados con el traje de baño, la vi a los ojos y ella me sonrió, con la mirada expectante. Su sombrero era tan grande que me cubrió a mí bajo su sombra. Le cogí el cuello con una mano y la besé lentamente por algunos minutos. Sus brazos se enrollaron en mi cuello y nuestros rostros se movían de un lado a otro al compás de nuestras lenguas.

--No, no, no, mi amor—Balbuceaba tratando de luchar contra el deseo de nuestros cuerpos, que cada vez era mayor— Está muy temprano ¿No cree? –Dijo ella entre risas y me llenó con su dulce aliento el rostro—

YSBLF_ El Matrimonio (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora