— No estás hablando en serio. — Murmuró entre dientes. 

— Es una restauración importante Ryan. 

— ¿Qué cuadros son? 

— Tres cuadros de la colección de Svetlana Gurevich, los cuadros que su hermano Mikhail compró para él y uno que prestara la familia Rochester. Logré convencerlos el viernes en la fiesta de inauguración, quedaron impresionados con tu trabajo.  

 Ryan se puso blanco como el papel.

— No hablas en serio. 

— Uno de los descendientes de los Gurevich vio como dejaste los de Svetlana.  

— ¿Cuantos días? 

— Lo que tardes; pero no pueden sacarlos hasta la navidad. 

— Harry va a matarte. 

— ¿A mi? — Pregunto burlón. 

— Eres un negrero y así se lo haré saber a mi hijo. 

— ¿Te sentirías mejor si me voy con él a los Alpes Suizos? Para no dejarlo solo. — Se excuso. 

— Me es poco una caja de vino. 

— ¿Entonces marchan dos? 

— A la mierda, después te diré mi precio personal. 

— Quizá te adjunte un par de condones, por lo que oí por ahí quizá y hasta te hice un favor. 

— ¿Me estás espiando? 

— No lo llamaría de esa manera. Soy un buen tipo Ryan, y amigable cuando quiero. 

— ¿A qué te refieres? 

— Vi a Marcia ayer, me dijo que te vio en Beers con una morena preciosa, al parecer el accidente además de chocolatoso fue fructífero.

— Me voy a casa, supongo que me lo merezco si pienso abandonar mis vacaciones. 

— Claro que sí.  

 Apenas salió de la oficina prendió el celular de nuevo. 

— Hola rubio. Me encantaría salir a cenar si te parece bien, ¿qué tal el jueves? Pasame a buscar por mi casa. 

 Ryan anotó la dirección. Suspiro tenso. ¿Debía comprarle flores? Mierda, necesitaba ayuda urgente y no pensaba volver sus pasos y preguntarle a Shaun, se dijo que necesitaba una perspectiva femenina. Compró las flores favoritas de la señora Rose y se marchó a casa con una misión.  

Carly puso música para relajarse mientras se arreglaba, bailó mientras se cambiaba

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Carly puso música para relajarse mientras se arreglaba, bailó mientras se cambiaba. Cuando terminó de secarse el pelo suspiro y miro su cabello inflado. Levantó los hombros y empezó a alisarse el cabello, no tenía nada de malo alisarse el cabello una noche para una cita. Y a pesar de que Megan le había dicho que lo haga no estaba siguiendo sus órdenes a rajatabla, pensaba usar el perfume que siempre usaba, no iba a ponerse ese perfume que le dejó diciéndole que era una fragancia letal para cazar machos. Ni siquiera sabía porqué estaba tan nerviosa. Después de terminar con el cabello se puso un pantalón negro recto, una blusa liviana de color azul. Simple y casual, se dijo acomodándose la ropa. 

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