4- Reglas

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- ¿Castigos? -Susurra Lizzie junto a Freddie.

-Es solo cuando no cumples con las reglas. Pero has silencio.

-Regla numero dos: Solo Salomé puede aprobar una invitación y traer por primera vez al nuevo novato o novata.

Lizzie y Freddie estaban junto a una columna. Había sillas y mesas con papeles encima detrás de estas. En el centro no había nada, solo la chica rodeada por los demás.

-Regla número tres: Si quieres invitar a alguien deberás decirle a uno de los cuatro líderes. Es decir, a nuestra bellísima reina Salomé. -La señala, quien es la única sentada detrás de la chica y junto a su patineta. -A nuestro experto en computadoras Freddie. -Él levanta la mano, aunque no hacia falta. -A nuestro seguridad Jeremy. -Señala a un hombre fornido con una cicatriz que le recorre el rostro. -O a mí, su amada jugadora Fiona.

- ¿Amada jugadora? -Lizzie vuelve a susurrar.

-Ya verás que significa, pero por favor quédate callada. Salomé te observa más que a los demás.

Lizzie se gira hacia Salomé. Era cierto, su mirada fría estaba clavada en ella como u tigre a la caza de una presa indefensa.

-Regla número cuatro, pero parte de la tres: Nunca, jamás de los jamases el invitado puede saber quién lo invito. ¡Nunca! Ni siquiera si es tu príncipe azul o tu pequeño hermano.

Lizzie enseguida piensa en Thomas. Debería decirle a Freddie que lo invite. Parecía más accesible que los demás líderes. Todavía no estaba seguro quien le daba más miedo, si Salomé o Jeremy. Y, aunque Fiona parecía simpática, había algo en su actitud que le parecía soberbio, egocéntrico o misterioso.

-Regla número cinco: Solo los lideres planean las pruebas, donde y cuando quieran. Y como siempre Salomé debe confirmarlas. -Hace una pausa para mirar a Lizzie. -Son sorpresivas, novata. ¿Estas atenta a lo que digo o todavía jugas con el chip?

Era como si Lizzie no hubiera escuchado. Todavía no se acostumbraba a ese apodo y aun miraba el chip en su mano. Freddie le da un pequeño golpe en el brazo, Lizzie reacciona y mira a la Fiona.

-Eh... Si, sí. -Los demás se ríen opacando la respuesta de Lizzie, quien se ruboriza y cruza miradas con Salomé.

-Bien, bien. -Fiona continua. -Regla número seis y ultima, pero la más importante de todas: Lo que pasa y se habla en el sótano. ¡Queda en el sótano!

- ¡Queda en el sótano! -Todos, incluido Freddie, repitieron al unísono haciendo que las paredes temblaran. Todos excepto Salomé. Suponía que no hacía falta, de seguro ella misma habría escrito las reglas.

Las personas comienzan a esparcirse y ocupar todo el espacio que rápidamente parece más diminuto.

-Seguime. -Dice Freddie caminando hacia una puerta blanca al final del sótano que Lizzie no había visto antes. -Te instalare el chip y te explicare como se puede usar.

La puerta se abre sin llave, pero Freddie debe poner un código de tres números que no deja que Lizzie vea. Entran y cierran la puerta. Es un lugar redondo más pequeño, las paredes son totalmente blancas. Hay cuatro escritorio alrededor, Lizzie distingue cual podría se para cada uno. El más violeta y con cosas diminutas debía ser de Fiona, además tenía una pequeña corona en la esquina de su computadora. Había un escritorio negro con cadenas que debía ser de Jeremy. El tercero tenía muchos papeles, pero pocas decoraciones, de seguro era de Salomé. Freddie se dirigía al último que tampoco tenía decoraciones solo un par de papeles perfectamente ordenados y unas lapiceras.

-Dame tu teléfono y el chip. -Ordena Freddie, Lizzie le hace caso sin dudar.

-Freddie. -Lo llama Lizzie mientras él conecta su teléfono a la computadora.

- ¿Si, novata?

- ¿Podrías invitar a alguien?

- ¿A quien quieres que invite? -Freddie saca la tapa trasera del teléfono, Lizzie no ve nada reconocible, pero él parece saber lo que hace. En dos milisegundos logra colocar el chip y cerrar la tapa.

-Es mi... Se llama Thomas.

- ¿Cómo podría contribuir él a nuestra causa? -Pregunta tecleando en su computadora, abriendo y cerrando ventanas.

- ¿Causa?

-Es solo una pregunta para asustarte. -Ríe desconectando el teléfono de la computadora y levantándose de la silla para dárselo. -Listo. No podrás sacar el chip, aunque lo intentes. Si lo logras, el chip se destruirá para que no puedas pasárselo a otra persona. -Freddie se vuelve a sentar, pero recuerda algo y se gira otra vez. -Y siempre debes venir al sótano con alguien. Solo dos o cuatro personas. No uno, no tres, ni mas de cuatro. -Hace una pausa para comprobar que la novata entienda. -El chip tiene un mapa incompleto, deberás completarlo para llegar al sótano. Solo se completa con el chip de otro. Si quieres venir sola vas a perderte en este edifico.

-Que miedo. -Comenta irónica.

- ¿Si, no?

Se escuchan tres pitidos fuera del lugar, luego la puerta blanca se abre. Salomé entra con su típico rostro serio, se acerca a ellos a paso veloz.

- ¿Ya le explicaste lo del chip?

-Si, Salo.

-Bien. Ella y Cass se unirán a ti y Nico. Organícense y dile a Fiona.

-Claro, Salo. -Pero Salomé no espera una respuesta y camina hacia su escritorio, sorprendentemente para Lizzie se sienta en el que pensó que era el escritorio de Fiona.

-Eh... Salo. -Lizzie se acerca a ella con paso trémulo.

-Tu dime Salomé.

-Salomé. -Repite. -Estaba pidiéndole a Freddie si puede invitar a Thomas.

- ¿Tu novio temeroso Thomas?

-Eh... sí.

Salomé deja de teclear en su computadora y se gira para observarla. Lizzie tiene los brazos a sus costados y su mentón volvió a estar en alto. Parece estar más segura que antes, aunque su voz es temblorosa.

-No. -Dice sin más y vuelve a concentrar su atención en la computadora.

El sonido de sus dedos al teclear con fuerza las rodea como el silencio incomodo que comienza a esparcirse, aunque Salome parece no percatarse o simplemente lo ignora. Lizzie se gira para ver a Freddie que hace un gesto insistente para que no se rinda.

-Él... Él puede contribuir a la causa. -Arriesga y los dedos de Salomé se detienen.

- ¿Cómo? -Salomé se gira, se levanta de la silla y parece tres metros más alta que Lizzie, aunque son de la misma altura.

-Es la persona más inteligente que conozco. Sabe todo de números y aprende muy rápido. -Lizzie hace silencio, pensando que es suficiente, pero Salomé no contesta. -También es muy leal. Estoy segura de que daría la vida por la gente que ama... y respeta como tú.

- ¿Me ama?

-Si. Digo no, no, no. -Hace gestos con las manos y Salomé levanta una ceja, se cruza de brazos seria. -Él te respeta mucho, por eso se puso nervioso hoy.

Salomé recuerda a Thomas, suele tener fotos mentales de todas las personas que se cruza. Seguridad para el sótano y la gente que confía en ella. También por casos como ese, de novias desesperadas. A Salomé le parecía lo más ridículo del universo andar rogando por otra persona, pero si la novata tenía razón una persona como Thomas sería muy útil. Fiona era entretenida, pero necesitaba saber de números para hacer bien su trabajo y eso no era lo que realmente le fascinaba. Últimamente Salomé desconfiaba de personas del sótano, alguien estaba filtrando información, por eso el chico rubio del dormitorio 207 se había enterado. Se necesitaba gente leal en el sótano. Salomé tenía un objetivo en ese momento: Encontrar al traidor.

-Lo pensaré.

Cambiando Las Reglas Del Juego [Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora