Mon intériorité; je te désire.

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No sabía que tu rutina diaria incluía bailar debajo de una cascada, Chang.

El castaño hizo retumbar el lugar con su característica risa, para luego darle un par de palmadas a su compañero.

Ésa mañana no le tocaba turno a ninguno de los dos. En consecuencia, el ambiente desprendía un olor a sátira y chistes malos.

Trabajo en una película de Barbie en mis tiempos libres, hoy quería ser surfista.

Otra carcajada tan caótica como un temblor salió de ambos jóvenes.

Por otra parte, Kihyun estaba rodeado de un ambiente completamente distinto.

Estaba en el segundo período de un juicio que llevaba meses, se encontraba completamente exhausto.

Para variar, su corazón no dejaba de saltar a causa de Kyun. Era increíble como su encuentro, que había acontecido una media hora atrás, le hacía seguir estremeciéndose.

La cercanía, la lluvia en el fondo y sobretodo ése beso que le fue propinado.

'Chang'.

Un pequeño suspiro fue soltado por el pelirosa, acompañado de una sonrisa.

¿Estaba mal usar a Changkyun como motivación? No quería depender de nadie, no quería sentirse bien sólo porque tenía al pelinegro.

Pero había estado solo tanto tiempo, e iniciar algo de manera tan abrupta le emocionaba en demasía.

Era una aventura, y realmente le hacía ilusión vivirla con su menor.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la indicación de entrar al tribunal, luego de su receso entre períodos de juicio.

Otro suspiro fue expulsado por el chico de hebras rosadas, pero ésta vez iba con molestia.

Amaba su trabajo, cuando no le tocaba trabajar con sacoweás.
Porque sí, el haber estudiado derecho penal implicaba tener que convivir con gente despreciable.

Le gustaba mucho poder defender a la gente de las injusticias, pero habían ocasiones en las que debía sostener su postura incluso en lo más indefendible.

Lo que más cólera le provocaba era el hecho de que su cliente había omitido detalles importantes, lo que  comprometía a él como abogado y a su trabajo.

¿Por qué se quedaba? Dinero.
A Yoo jamás le habían importado las cosas materiales, pero ciertamente no podía darse el lujo de perder semejante cantidad.

En éste mundo capitalista, incluso las mejores personas se dejan llevar por el deseo de poseer.

En el caso del pelirosa, no iba a aventar su trabajo de MESES por la borda. Mucho menos se iba a tomar la libertad de tirar todo ése dinero a la basura.

Éso era lo que más le molestaba; su orgullo.

Era una persona muy orgullosa, y éso sumado a toda la exigencia que ejercía sobre sí mismo.

¿Realmente era un buen profesional?
¿Realmente era buena persona?

Odiaba mencionarlo, pero intentaba disfrazar su falta de autoestima con ego.

Un ceño fruncido invadió el rostro de Kihyun. Estaba enojado, sólo quería llegar a casa y escuchar a su pelinegro acariciar suavemente las teclas del piano.

¿Acababa de pensar en 'su' pelinegro?
La idea de 'poseer' en cierta forma al contrario se había adueñado de su mente, la idea de ser algo más que su amigo.

Pero era muy pronto. O quizás, muy ignorante en cuanto a su semejante.

Quería conocer mucho más a Changkyun, degustar toda su personalidad como si se tratara de un fino postre.

Quería llamarlo una persona 'suya' con propiedad, con toda la creencia de que él conocía mejor a ése chico que nadie más.

Podría parecer tranquilo, pero el pelirosa sentía muy intensamente.

Detestaba demostrarlo, pero al mismo tiempo disfrutaba de ello.

Tenía la ilusión de poder mostrarse a su contrario en todas sus facetas, y que lo eligiera a él aún así.

Quería bailar con Kyun en ésta mezcla de ritmos llamada vida.


10:33 - Changki.Where stories live. Discover now