La pluie tombe, l'amour électrique.

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Kihyun se aferraba fuertemente a su contrario, sintiendo que el viento le daba un ultimátum a su peinado.

Aunque sus expresiones parecieran negarlo, era divertido atentar contra su vida junto a Changkyun.

Al estar tan cerca del menor podía sentir su corazón latir, era como tener una luz atrapada en una botella; Ahora que lo tenía, no había intenciones de dejarlo ir.

Las gotas de lluvia comenzaron a caer de manera leve, casi acunando la caótica escena.

Estaban agitados, creando su propia percusión en base a sus respiraciones. Por un momento el mundo parecía detenerse, todo lo contrario a las precipitaciones que inundaban la ciudad.

Su cabello estaba invadido por el agua, y el sentir de ambos corazones se mezclaba con los crecientes chubascos.

Haces mi corazón latir como la lluvia, Kihyun.

En un musito inaudible, y completamente involuntario, ésas dulces palabras fueron expulsadas de los labios del pelinegro.

Yoo sonrió, sintiendo su rostro ser irrumpido por un suave color carmesí.

De pronto la llovizna pareció ser silenciada por el palpitar de ambos núcleos, que gritaban por abrazarse una vez más.

Normalmente no me gusta el sonido de la lluvia, pero ver tu cabello empapado hace que valga la pena. Definitivamente, y sin duda alguna, me gusta el ruido de tu corazón.

Ambos sonrieron, pero ninguno pudo verlo debido a la posición en la que se encontraban. A pesar de lo anterior, los dos sabían que disfrutaban la compañía del otro.

El mayor se había despejado del estrés del juicio, Changkyun de todos los exámenes que debía revisar. De alguna u otra forma, la compañía mutua terminó por limpiarle la psiquis.

El menor quería que su loca travesía durara toda la vida, su espíritu estaba cargado de dopamina. Se sentía vivo.

Cada pedaleo hacia los tribunales de justicia hacía que su corazón se estrujara, hasta que inevitablemente llegó la hora de decir adiós.

Sabía que no quería que se fuera. Aunque fuera por un momento, aunque fueran sólo unas horas.

Gracias por traerme, y no matarme en el intento.

Las pequeñas señas en forma de despedida dejaron de ser suficientes para Changkyun, el cual retuvo el brazo del pelirosa tímidamente.

Su zurda viajó hacia la mejilla de Kihyun, mientras que su diestra acarició el brazo que mantenía prisionero.

Sus helados belfos se posaron de manera suave sobre la mejilla de el mayor, y una sonrisa invadió el rostro de Lim.

Fue un placer traerte, y mantenerte vivo siempre será un honor para mí.

10:33 - Changki.Where stories live. Discover now