3.- Galaxias

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 Con la luz del sol este lugar tiene un aspecto muy diferente, podría decir que es hasta alegre. Me siento terriblemente cansando y el calor aumenta cada minuto que pasa. No soy el único cansado, Eris se estira y bosteza.

— ¿Quieres ir a mi casa?— me pregunta de pronto. Aun no quiero ir a casa y no tengo a donde ir.

— Si— Eris se levanta y comienza a guardar las cosas. Nunca he guardado yo el telescopio porque me da miedo romperlo o dañarlo, solo ordeno los libros y espero a Eris. También levanto la manta y le paso todo a Eris cuando termina de guardar el telescopio. Recogemos las bicicletas y andamos el camino de regreso a la ciudad, solo que esta vez sigo a Eris en lugar de ir por donde siempre. Lo sigo por más calles de las que creí, hasta que señala una casa.

La ciudad ya está en movimiento, en el camino nos encontramos con varios autos y personas apresuradas en sus asuntos. No sé qué hora es porque deje el teléfono en casa cuando salí y no le he preguntado a Eris, no me interesa mucho saber qué hora es. Él baja de la bicicleta y abre la puerta de una casa. También empujo la bicicleta para entrar. No es una casa como pensé: Dentro hay un pequeño patio y una cochera, y más al fondo la casa como tal.

— Deja tu bicicleta aquí— señala el extremo de la cochera, no hay ningún auto y no se ve a nadie tampoco. Me duele la espalda cuando camino siguiéndolo, la puerta de la casa no tiene llave porque Eris solo gira la manilla y abre.

— no queda muy lejos del campo.

— ¿tu casa queda más lejos?

— sí, muy lejos... oh, bueno, con la bicicleta no se nota tanto la distancia— ahora yo bostezo. La casa es grande, de paredes blancas, el piso gris y lustroso, los muebles son color café en diferentes tonos. Hay algunos cuadros colgados en las paredes y jarrones con plantas en las esquinas. Estamos en la sala, un juego de cuatro sofás y un mueble para la televisión y algunos libros— bonita casa.

— gracias.

— ¿Eris? ¿Regresaste?— es la voz de un hombre, me volteo hacia donde la escuche mientras Eris deja la mochila.

— Si, ya regrese— de lo que parece ser el comedor viene un hombre, no se ve tan viejo, pero es alto, y su cabello oscuro y barba tiene tonos grises ya. Se nos queda viendo con curiosidad— voy a preparar el desayuno.

— yo me encargo de eso. Les llamare cuando esté listo. Ah, tu mamá estaba algo preocupada cuando salió esta mañana y querrá hablar contigo.

— entiendo, gracias, Víctor. Vamos, Ian— me quedo unos momentos sin moverme, no he saludado pero ¿no paso ya el momento para hacerlo? Intento sonreírle antes de seguir a Eris por un pasillo, subimos unas escaleras y después a su habitación.

— tu papá parece amable.

—... Víctor no es mi padre— justo abre la puerta de su habitación. Esperaba que su habitación fuera un poco... nerd, con posters de ecuaciones, estrellas luminosas o galaxias, cosas por el estilo. No hay posters en las paredes, hay una cama grande en un rincón, una televisión colgada en la pared y algunos muebles para la ropa. Una puerta abierta me deja ver el armario, donde hay un montón de zapatos revueltos en el piso y saliéndose del armario, también hay un montón de ropa en una silla junto a un escritorio. Una computadora y por otra puerta veo un baño, es lo que veo después de entrar— es mi padrastro.

— Vaya... ¿tus padres están divorciados?

— mi padre murió— lo dice con ese tono cortante que todos usamos cuando no queremos hablar de algo.

— lo siento.

— Fue hace mucho tiempo— ¿fue cuando se mudaron?— pero en cualquier caso, Víctor es amable.

Estrellas y galaxiasWhere stories live. Discover now