Baby Wolf 2ㅡYoonmin {PAUSADA}

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Se suponía que sus cuerpos dolían de tantos golpes recibidos por ambos en el lapso de principio que iniciaron su entrenamiento hasta el sol de ese día. Pero al parecer, el dolor no era límite para su vehemencia y entusiasmo. El sentimiento era mutuo.

Su lucha duro media hora, entre fuerte varillazos, empujes, saltos, cubridas y esquivos. Claro que, en el lapso se llevaron uno que otro golpe interno y externo, dejando de lado el dolor y ver quién era el que se rendía primero ya que ninguno hasta ahora dio algún indicio de parar.
No hasta que el castaño tomó a la fuerza a la contraria sin vara, elevándola mientras la empujaba y dejaba caer en el suelo, haciendo que esta soltara un quejido de dolor. El peso del mayor le retuvo y más el agarre en sus muñecas. Intentó sacarlo de encima suya y a la vez deshacer el agarre, pero sus movimientos eran débiles y ya el dolor comenzaba a arder como el infierno.
Dejó caer su cabeza en el suelo, derrotada ante el contrario.
Este mismo notó que la peliverde no movía ningún músculo, entendió al instante la rendición ya que Renata había esquivado la mirada a otro lado. Una sonrisa socarrona se dibujó en el rostro del mayor.

Dentro suyo deseaba que la peliverde acepte la rendición, pero sabía que eso no iba a salir de ella y más al saber que en esos momentos su orgullo estaba siendo apresado por el en esos momentos.

—Okey... — Soltó con un suspiro, soltando las manos contrarias. — demos por finalizado esto. — dijo levantándose mientras sobaba su espalda.

La contraria suspiró desganada, sabía que le faltaba más entrenamiento y aplicar más en su fuerza para poder manejar al sus rivales. Pero en esos momentos, la fuerza, fue dejándola varios escalones abajo mientras que el del mayor estaba a mitad. Quizás si hubiera sido lo contrario habría ganado, pero solo fue una falla entre miles que podría ganar.

Jungkook recargó su peso en sus rodillas, posó su vista en la menor buscando algún signo de malestar o herida, aunque si encontró una herida abierta en la mejilla que comenzaba a salir el fluido rojo en líneas. —Maldición — expresó tomando el mentón ajeno y ver mejor la herida, rebuscó entre sus bolsillos algo útil, pero nada había.

La contraria en cambio veía la desesperación del castaño, mientras dirigía su mano en la zona que tanto miraba. Sentía una pulsación, pero creía que era solo una raspadura. Al sentir al tacto algo líquido lo llevo a su visión y notó la sangre; comprendiendo la reacción —Hombre, tranquilo estoy bien. Casi no lo siento. — trató de calmar, posando su mano en el hombro de él. Haciendo que este se detuviera y mirase en su dirección con sus cejas fruncidas en preocupación y una mueca formada en sus labios. —La lavaré con agua y trataré de pasar el sangrado— le sonrió mientras se levantaba con algo de dificultad y gran dolor muscular. Suspiró mientras dejaba al mayor atrás, tocando su herida quitando las gotas que caían más abajo.

Viendo como con dificultad se dirigía al costado de la gran cabaña, siendo aquel lugar donde depositaban el agua para necesidad de todos, pero nuevamente se vio con sus ojos abiertos al notar como pasaba en cámara lenta como la peliverde tocaba su cuello, parando en seco y luego caer abruptamente en el suelo.