4.

136 24 11
                                    

Cuando terminé de contar mi historia, mantuve el silencio por unos minutos, esperaba una respuesta por su parte, pero no recibí nada.

Hice el intento de analizar lo que sentía por sus expresiones, eso no resultó bien, Charlotte mantuvo la misma expresión durante toda la conversación, eso solo hacía que mi pánico aumente, lo que no traería nada bueno.

Estaba aterrorizada, y mi ansiedad apareció, como si no necesitara una invitación para llegar cuando quería, me odié por mucho tiempo al no ser capaz de controlar mis ataques de ansiedad, era una de las razones por las cuales evitaba salidas, vivía con el constante miedo a tener un ataque de pánico frente a personas desconocidas, y luego tener una etiqueta y un motivo para ser ridiculizada o burlada por mucho tiempo. Empecé a controlarla con ayuda de ciertos medicamentos, los llamaba "Pastillas de la felicidad", es cierto que estas no desaparecen tu dolor, ni lo solucionan, únicamente los controlan por un lapso de tiempo, para cuando pasan sus efectos, vuelves a tu realidad y te das cuenta de que todo es un desastre.

Regresando al tema, necesitaba una pronta respuesta, comencé a dudar de si era o no necesario darle a conocer una parte enterrada de mí, es decir, era mi pasado, algo de lo que no me siento muy orgullosa de contar, a parte no tenía nada que ver con lo que tengo en estos momentos, pero Charlotte me exigió contárselo porque según ella, al desahogarte sobre algo con las demás personas, pareces quitarte un peso de encima, no lo creía, pero me arriesgué. Deseché mis malos pensamientos y me concentré en no perder la cordura al momento de abrirme hacia ella.

Al comenzar, mi mirada se concentraba en el cemento, y mis piernas empezaban a temblar, tuve que suspirar más de 5 veces para enfocarme en decir todo lo ocurrido, sin perder la cordura.

Colocó sus manos sobre las mías y me dijo que todo estaría bien, el pasado es eso, pasado y que no tiene por qué seguir atormentando mi presente, alzó mi mentón y me sonrió.

Me sentí confiada, así que relaté todo con lujo de detalles, tuve que tomar ciertas pausas para averiguar si tenía alguna duda, o si necesitaba que ya no hable más del tema, lo único que recibí fueron negaciones con su cabeza y una sonrisa, invitándome a seguir con la historia.

Me invadía con recuerdos de aquel día, en donde tenía trances y perdía el control de todo, mis ojos se llenaban de lágrimas y el único para calmar eso era Kian, es por eso el gran aprecio que le tengo.

Traté de no dar a notar eso, pues no quería sonar débil, temía a sus respuestas pero ella quiso saber la verdad, de hecho la exigió, después de pensarlo tanto se la dije, sin saber las consecuencias que eso traería en mí.

Después de todo, quizá no debo abrirme tan rápido con desconocidos que apenas me brindan un poco de atención y cariño, por cortesía.

Al terminar, entrelacé mis manos, suspiré y levanté mi vista hacia ella. Me encontré con un rostro totalmente serio, como si fuera una estatua, no había hecho ningún movimiento, únicamente el parpadear sus ojos y respirar. Supe que leer lo que sentía mediante expresiones no iba a ser lo más conveniente, así que me enfoqué en sus respiraciones, estas eran lentas y tranquilas, lo que me agobiaba cada vez más.

.

— ¡Hey! ¿Estás ahí? — Preguntaba mientras movía mi mano frente a sus ojos. — Tierra llamando a Charlotte, ¿Estás bien? — Intenté mantener la cordura pero el pánico seguía creciendo, mis manos empezaron a temblar y supe que si no hacía algo rápido, nada bueno estaba por venir.

Para mi buena suerte, tenía una botella llena de agua a mi costado, mi última opción era tirársela en la cara para recibir alguna reacción, en caso de no hacerlo, tendría que llevarla urgentemente a enfermería. — Vas a tener que perdonarme, peor en serio me preocupas— Fueron mis últimas palabras antes de aplastar la botella en su cara. — ¿Qué demonios contigo? Todo está bien, solo tuve un momento de concentración para analizar todo lo que me contaste, ¿Acaso no puedes ser un poco más paciente? — Me gritó, y luego procedió a buscar papel en su mochila, para secar su cara, la que por cierto, estaba llena de maquillaje.

LO QUE NUNCA TE DIJEWhere stories live. Discover now