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Me levanté en enfermería con mi uniforme manchado de sangre, abrí mis ojos como platos y empecé a alterarme.

— ¿Qué me pasó? ¡¿Kian?! ¿Está Bien? ¡Alguien dígame dónde está mi mejor amigo! —. Alcé mi voz y sentía el corazón salirse de mi cuerpo, de hecho me dolía demasiado, el simple hecho de respirar era doloroso, no me imaginaba que iba a pasar conmigo si decidía pararme, pero bueno, ese no era el punto, o bueno no me importaba. Me enfoqué en averiguar que le había ocurrido a Kian, la última vez que lo vi estaba a nada de quedar inconsciente, es que si algo le pasó por mi culpa, juro que mataría a Owen y su novia la plástica. La enfermera al notar que desperté, se acercó a mí a tomar mis signos vitales y preguntar si estaba bien, asentí con la cabeza y al intentar preguntarle sobre los demás, evitó el tema y trató de tranquilizarme, me rehúse a quedarme sin respuestas y la enfrenté, empecé a gritar el nombre de mi mejor amigo y aunque al hacerlo perdiera fuerza , no me cansaba, necesitaba saber cómo llegué aquí, necesitaba respuestas a muchas cosas y un: —.Tranquila, tus padres ya vienen por ti—. No iba a solucionar nada.

. — Si usted no piensa darme una respuesta o intenta ayudarme, buscaré a Kian por mi propia cuenta, con su permiso—. Fruncí mi ceño, le hice señales con mi mano de que se retirara para darme paso, quise convencerme de que todo el dolor era mental, y como siempre, equivocada con mis teorías, por desafiar a la enfermera y a mi cuerpo, intenté ponerme de pie, pero no pude soportar el peso, me desvanecí en el suelo y gemí de dolor, las lágrimas inundaron mis mejillas .La enfermera al ver esto me colocó la anestesia y repetía que todo era por mi bien, quise volver a gritarle pero el hablar me pesaba mucho, sentí mis ojos cerrarse en contra de su voluntad y caí en un profundo sueño.

. —Levanta hija, estamos aquí...—. Susurraban mis padres mientras mecían mi cuerpo. . —Déjenme en paz, quiero dormir— fruncía mi ceño y me negaba rotundamente a hacer el intento de abrir mis ojos. — Señorita, sus padres llegaron por usted, debe retirarse— Dijo la enfermera bajando la voz. Abrí mis ojos de golpe y todo lo ocurrido anteriormente parecía un sueño, o eso hasta que decidí analizar el lugar donde estaba y todo era muy coincidente con mi sueño. — ¡Kian! ¿Dónde está Kian? — Gritaba mientras mi respiración se aceleraba. — Está con sus padres, en otra habitación, ahora levántate y vamos a casa, tenemos que hablar— Trató de suavizar su tono pero falló en el intento, la sonrisa que adornaba su cara era la misma que usaba cuando quería salir de un lugar rápidamente, sus ojos achinados demostraban la incomodidad que estaba pasando y que si no me apresuraba, iba a tener serios problemas.

Asentí con mi cabeza, tragué un poco de saliva, bajé mi mirada y en un casi susurro le pedí de favor a la enfermera que trajera mis zapatos para alistarme y salir de ese lugar de una vez por todas...

—Todo estará bien, averigüé por el señor Kian y también está estable, lo más probable es que ya haya salido o este en el mismo proceso que usted, de todas formas por favor tenga cuidado y recupérese pronto — lo dijo en un susurro, porque sabía cuál iba a ser la reacción de mis padres si hablaba sobre él conmigo en voz alta, frente a ellos. —Gracias, en serio con la información que acabó de proporcionarme puedo estar más tranquila, adiós—.Solté un suspiro y le di un abrazo acompañado de un beso en la mejilla para darle a notar que estaba despidiéndome.

— ¿Te apresuras? No contamos con el tiempo suficiente para esperar tus despedidas—. Mi mamá fijó sus ojos cafés oscuros con los míos y su mirada escondía ira, siempre fue pésima disimulando, pero ahora su actitud era demasiado notoria. — Hasta que contestes tus llamadas del trabajo, estaba esperándote mamá, mínimo deja despedirme de una persona desconocida que me dio más importancia en 3 horas, que tú en 15 años— Alcé mi voz, clavé mis ojos en los suyos y apreté mis muñecas, el último es un gesto que hacía cuando no podía controlar mi ira. El ambiente se tornó tenso y mi padre tuvo que intervenir para evitar una pelea en un lugar público. — Hija, tenemos que irnos, por favor— su tono de voz era mucho más suave, supe entonces que la pelea era netamente con mi madre.

Me despedí de la enferma por segunda vez, mis padres agradecieron la atención que me prestó y por fin salí de ahí. Pensé que al salir empezarían los gritos con mi madre pero no fue así, todo el trayecto a casa fue un silencio profundo, papá me ayudó a bajar del auto, de igual manera me ayudó a subir las escaleras para dirigirme a mi habitación, al dejarme acostada en mi cama, me cubrió con las mantas y antes de irse lo llamé. — Papá...— Pensé que no lo había escuchado porque lo dije demasiado bajo. Se volteó, me miró fijamente por unos segundos y exhausto me dijo: — Debes descansar, mañana hablaremos con calma todo esto, por el momento necesito tranquilizar a tu madre y no es bueno que te estreses, te quiero, adiós—. Respondí en voz baja —También lo hago, adiós—. Me giré hacia mi izquierda y estuve a nada de gritar por el dolor, tenía que aguantarlo o las peleas iban a empezar desde esta noche, algo que estaba demás para un día como hoy.

Al visualizar como la oscuridad iba consumiendo todo en la casa, pensaba sobre mi vida, la pelea de este día afectaría completamente a mi conducta, y no se diga a la ficha estudiantil, me encontraba tan arrepentida por todo lo ocurrido, que mi sueño desapareció y no dormí toda la noche, me la pasé llorando por el hecho de que ahora era una decepción para mis padres, en el instituto cuando se refieran a mí, lo harán como la chica que se metió en una pelea de hombres para terminar pegándose con su compañera, lo que la llevó a perder la consciencia para ser transportada al hospital.

Me sentía muy decaída por todo, no sabía cómo mis padres verían a futuro mi amistad con Kian, o sea el no tuvo la culpa de nada, me entrometí porque lo vi en el suelo, indefenso ¿Quién en su sano juicio no se hubiera metido a una pelea si de su mejor amigo se tratase? — No es por sonar descortés, pero pudiste pedir ayuda, ¿No pensaste en otras alternativas? —. Habló mi subconsciente. Era muy fanática de hablar conmigo misma, me reconfortaba más que hablar con las demás personas sobre cómo me siento, era agradable.

Después de una larga práctica conmigo misma, mis padres tocaron a mi puerta para entablar una conversación sobre el tema, me dejaron darles mi versión de los hechos, los testigos que tenía y la razón por la que me involucré en dicha pelea, para finalizar les pedí perdón por la reputación que me gané y los abracé, empecé a llorar como niña pequeña cuando no la consienten dándole su dulce favorito. Correspondieron a mi abrazo, me disculparon por lo que hice, con la mirada baja me explicaron que debido a la pelea, Kian y yo quedamos fuera del colegio, los padres de Samara y Owen habían hecho un trato con el director de la institución para que no nos permita la entrada nunca más. Al escuchar esto mi mundo colapsó, por una pelea mi futuro fue echado por la borda, hice muchos méritos para entrar a dicho colegio y ahora ¿Estaba fuera?, es que no lo entiendo, el castigo debió aplicar en las 4 personas, no sólo en mí, es que no, es injusto.

Lloré hasta que mis lágrimas se negaron a salir, supe entonces que estaba vacía, me dirigí a mi habitación y pasé encerrada, indispuesta a recibir visitas, mis padres entendieron mi situación y no me reprocharon.

Al final, me enteré la razón por la que Kian y Owen habían peleado, era por una chica, pero no cualquiera, esta se llamaba Melodie, el primer amor de Kian. Resulta que Owen difundió rumores falsos sobre ella, lo que colmó con la paciencia de Kian, cuando se enfrentaron todo parecía ser una de sus bromas, como a veces peleaban por causar gracia, nadie se imaginaría que esta discusión iba en serio y terminaría muy mal. Por otro lado la razón de que mi blusa haya terminado cubierta de sangre, fue porque en mi ataque de ira le solté un golpe en la nariz a Samara, lo que ocasionó que empezara a derramar sangre, para seguido a eso saltar sobre mí y dejarme inconsciente. 

LO QUE NUNCA TE DIJEМесто, где живут истории. Откройте их для себя