Jeux de société.

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Changkyun daba vueltas en la cama. Las paredes del edificio eran lo suficientemente delgadas como para sentir los estruendos de las pertenencias ajenas, y aquella dulce voz masculina con tono autoritario.

En un principio pensó que era el vecino de la planta alta, se notaba desde millas que aquél señor no sabía cómo controlar la ira, pero no fue así.

Cuando el sueño dejó de aturdirlo, entró en noción de que los efímeros golpes de cajas provenían del departamento de al lado.

'Un nuevo vecino', musitó. Aún con sueño, se levantó.

El bichito de la curiosidad tocaba con sus deditos su cerebro, y el Chang tenía la certeza de que no pararía. No hasta ver quién era su nuevo acompañante.

No sabía cómo acercarse al metro cuadrado del nuevo vecino, menos sin parecer demasiado chismoso.

Por inercia se rascó la nuca, mientras se dirigía a la cocina con el objetivo de encontrar algo que le faltase.

Eureka.

Huevos, no había huevos. Y ahí tenía la excusa perfecta.

Se sacó sus pantuflas y las sustituyó por zapatillas, se arregló frente al espejo. ¿Qué pasaba si el nuevo residente era guapo? No quería verse mal.

Con un paso algo acelerado, abrió la puerta de su hogar y se dirigió hacia la tienda que estaba a las afueras del complejo departamental.

Pero entonces, un pequeño bulto olvidado en el pasillo le hizo tropezar. Refunfuñó de mala gana, para sobarse su aturdido trasero y recoger el objeto de origen desconocido.

'Sólo le falta volar, se volvería un OVNI'.
Rió en lo bajo por sus propias palabras, y se sumió en sus pensamientos centrados en la causa de los moretones en sus rodillas.

Divagaba respecto a aquella voz, aparentemente del nuevo residente. Se oía extrañamente angelical, e incluso un aturdido despertar era más dulce gracias a ella.

¿Cómo sería despertar con aquella voz? Intentó graficar su idea en su cabeza, hasta que sus deseos de escuchar aquél sonido dulcemente autoritario se cumplieron.

Escuché el estruendo desde mi apartamento, ¿se encuentra bien?

Perdón por mi bolso en el camino. Su trasero probablemente descendió como un dominó. ¿No es así?

En medio del desconcierto, una agradable risa se hizo presente. El peculiar pelirosa con metáforas raras sonrió, y Changkyun pudo jurar que el mundo se detuvo en ése instante.

Suspiró, pero la elevación de una ceja por parte del de rosados cabellos le hizo volver a la realidad.

Antes de hablar de mi lúdica caída; Es un gusto conocerlo, soy Lim Changkyun.

El menor, algo desconcertado de su propia manera de hablar, estiró su mano con amabilidad.

Mierda, Kyun. ¿En serio dijiste 'lúdica'?

Se regañaba a sí mismo mentalmente, esperando una acción del contrario. Una vez su mano fue estrechada, acompañada de una sonrisa amigable, el nerviosismo se fue.

Soy Yoo Kihyun. Estoy aquí para servirle, señor dominó.

Otro estruendoso carcajeo inundó el pasillo, Kyun no pudo evitar acompañarlo; Su risa era contagiosa, como un sentimiento de ansiedad antes de una prueba. Pero en el buen sentido.

Era como una brisa fresca de aire, que te hace recordar cosas agradables. Pero, al mismo tiempo, te llena de nostalgia.

Era un sentimiento indescriptible, pero completamente entendible.

Chang se quedó mirando al mayor por unos segundos, hasta que se excusó con su creciente necesidad por obtener huevos. (La cual, era directamente proporcional a las ganas de conocer más a Yoo Kihyun.)

Yoo Kihyun es como hacer masa; Los ingredientes son cruciales, pero realmente te interesa más saber amasarlo bien. Amasar es Kihyun, los huevos son simples huevos.

Y otra necesidad-no-tan-necesaria creció en aquél joven con cara de póker; Conocer a ése curioso vecino que dejaba sus cosas tiradas, para luego hacer metáforas extrañas sobre juegos de mesa.

10:33 - Changki.Where stories live. Discover now