Capítulo 8

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NICHOLAS

El viernes en la noche maldigo de camino al aeropuerto. Planeé esta noche para estar con Ágata, teníamos todo organizado pues la semana ha sido un caos completo, entre mi familia intentando desaparecer de los medios, mi padre con sus angustias llamando a diario, el entrenador rompiéndome las pelotas para que hablemos de la nueva temporada, Ágata haciéndose exámenes médicos para trabajar y firmando papeles para el traspaso de sus acciones, apenas hemos tenido tiempo de almorzar juntos.

Lo bueno es que la presunta demanda de mi madre no tiene validez legal, lo que resulta conveniente no solo para mi padre, sino también para la familia, pues un suceso con tantos años de diferencia donde no hubo violencia doméstica, ni ningún tipo de maltrato hacia ella o hacia nosotros, sino que, al contrario, hubo adulterio por parte de mi madre, no es motivo para una demanda de daños y perjuicios. No obstante, mi madre es inteligente, sabe perfectamente que esa demanda no tiene fundamentos ni bases legales, pero lo que sí tiene es una atención pública del tamaño de una catedral. Así que, por el momento, las alertas rojas continúan encendidas.

Y aunque amo a mi familia, la sorpresa de Michael con su visita repentina con las niñas y Bonnie, a Nueva York, no me está sentando del todo bien. En primer lugar, porque necesito tiempo con mi chica y en segundo lugar porque cada vez que hemos intentado estar juntos en esta semana, algo ha interrumpido, es como si el destino quisiera tenernos infinitamente en castidad.

«Nena, Michael decidió venir de visita, te veo en un rato en el apartamento, llegaré con la familia»

—¡Tío Nick! —exclaman tras de mí.

Solo así, el enfado desaparece, me arrodillo en el suelo antes de que Samantha y Claire salten animadamente sobre mí.

—Adivina que pidió esta señorita para su cumpleaños —dice Michael estrechando mi hombro.

—Conocer la estatua de la libertad con su tío Nick —dice Bonnie besando la cabeza de Samantha.

¿Cómo me voy a negar a eso?

Al salir del estacionamiento, Michael me sigue cargando las maletas con Bonnie y las niñas a unos pasos de nosotros y a medida que me acerco a la puerta del apartamento, la ansiedad crece, en definitiva, no planeaba presentar a mi novia de esta manera, pero dadas las circunstancias solo queda hacer frente y esperar a que todo salga bien.

Sin embargo, nadie me preparó para encontrar a Ágata con toda su sensualidad de pie en el centro de la sala, vistiendo lencería negra, tacones que hacen que su trasero luzca mucho más firme y la parte de arriba de un hábito, como una monja.

Bendita sea.

—¡Cristo! —exclama Michael girando para cubrir a las niñas y a Bonnie.

Solo entonces caigo en cuenta de que no estamos solos.

—¡Ay por Dios! —exclama Ágata corriendo hacia la habitación.

—Ella no sabía que veníamos —susurro disculpándome con Michael.

Por fortuna, ni Bonnie, ni las niñas han logrado ver a Ágata. Me disculpo descargando las maletas en el suelo y corro a la habitación tras mi chica. Casi quiero partirme el culo de risa, no obstante, pongo todo de mí para no hacerlo frente a ella, la pobre se ha lanzado boca abajo en la cama cubriendo su rostro con una almohada. No es una jugada inteligente, pues ahora, su bonito trasero queda apuntando al cielo en toda su gloria.

—¿Podemos hacer de esto una costumbre? —bromeo junto a ella—. Ya sabes, monja, enfermera, policía...uh ama de llaves.

—Cállate —menciona golpeándome con la almohada—. ¿Por qué no me avisaste?

Entre Bailes & Secretos (Libro II)Where stories live. Discover now