Capítulo 48

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ÁGATA

No he logrado dormir un solo segundo en toda la noche, ahora ya ha amanecido, no tardaran en llegar las visitas y lo único que hago es pensar en que hubiera pasado si...si no hubiera ido a cenar con mi padre, sí quizá me hubiese percatado de que alguien nos seguía, si a lo mejor hubiese cubierto mi vientre con ambos brazos, si le hubiera hecho frente a Lance antes de que me golpeara...o incluso, si nunca lo hubiera conocido...quizá ahora el bebé seguiría creciendo en mi interior como se suponía que debía ser, pero no pude protegerlo, no de todo...y me siento culpable.

Tal vez no me esforcé lo suficiente.

Una lágrima resbala por mi mejilla y no puedo evitar preguntarme si en este punto no debería estar seca ya, es imposible llorar tanto, pero lo hago, no lo puedo evitar y no hago nada para controlarlo, ni siquiera me tomo la molestia de limpiar las lágrimas, solo dejo que caigan sobre el pecho de Nicholas mientras su mano se enreda en la mía, al menos él puede conciliar el sueño. Soy feliz, soy muy feliz de tenerlo de vuelta, tanto que no he querido moverme ni un centímetro de su lado, tanto que, aunque el futuro sea incierto, sé que mientras sea con él, estaré bien, sin embargo, no puedo evitar sentir que le quité algo, algo que lo ilusionaba.

Y no sé qué hacer al respecto.

—¿Qué puedo hacer? —susurra con voz ronca.

—Creí que estabas dormido —explico limpiando mis mejillas con prisa—, lo siento.

—Quería darte un espacio —menciona estrujándome entre sus brazos—, no quiero verte llorar más, no me gusta, no quiero verte sufrir así.

Lloro con más intensidad si es que es posible. Quiero dejar de llorar, lo intento, ordeno a mi cabeza que se controle, pero no puedo, mucho menos cuando Nicholas me sostiene entre sus brazos. Hago lo mismo por diez minutos hasta que poco a poco mi corazón empieza a calmarse y ya no quedan más lágrimas que derramar. Al menos no de mi parte, soy consciente de la humedad que baja por las mejillas de Nicholas, lo que me hace sentir peor, sé que para él es más complicado llorar y yo le he provocado tal dolor que ahora lo hace largo y tendido.

—Lo lamento.

—No quiero escucharte decir eso nunca más —menciona sentándose conmigo en su regazo—, no tienes absolutamente nada de qué disculparte.

—Tal vez sí —admito—, hay algo que no te he dicho.

—Sea lo que sea, esto no es tu culpa.

—No estoy segura de eso —suspiro tomando valor—, supe que estaba embarazada apenas volví del viaje con Lance, en realidad lo confirmé ese día, pero en el fondo de mi corazón lo supe al día siguiente de que ya sabes...explotó el artículo de mi familia —explico—, solo que decidí ignorarlo hasta que no me quedo de otra que enfrentarme a la realidad.

—No te voy a juzgar por no habérmelo dicho antes.

—Lo sé —asiento incapaz de verlo a los ojos—, es solo que...yo no...

Las manos se me entumecen, las palabras se acumulan en mi garganta y no soy capaz de hablar.

—Ágata, sea lo que sea, no va a cambiar nada de lo que hay aquí.

Toma mi mano derecha, besa los nudillos y luego la deja reposar sobre su corazón.

—Lo prometo —menciona.

—Sé que nunca lo hubiera llevado a cabo —explico con prisa—, necesito que sepas que nunca lo hubiera hecho, sé que no hubiese podido, pero yo...yo consideré abortar —la mano de Nicholas se pone rígida sobre la mía—, ¿y si este es mi castigo?

Entre Bailes & Secretos (Libro II)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora