Capítulo 1. Donde todo empezó

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—Como empieces a recordar todos los sitios en los que has trabajado nos vamos a morir de hambre— Ally zanjó la conversación dirigiéndose hacia la puerta —¿por qué no salimos y ya lo decidiremos cuando lleguemos a la zona de restauración?

•••

Los cuatro adultos paseaban por el centro comercial donde habían empezado sus aventuras como adolescentes. Intentaban pasar desapercibidos pero Ally, con su impresionante vestido negro acaparaba todas las miradas. Por suerte y por desgracia la mayoría eran de hombres adultos que no reconocían a la cantante; Austin, algo celoso, agarró a su mujer por la cintura y no dejó de mandar miradas desafiantes a todos los que miraban a Ally con lascivia.

Muchas cosas habían cambiado pero en el fondo era como si no hubiesen pasado más que unos días desde la última vez que estuvieron ahí.

—¡Ally! ¿De verdad eres tú?— escucharon que gritaba una voz a lo lejos.

—Mirad, ¡pero si es Dallas!

—También llamado el chico de la tienda de accesorios para móviles— dijo Trish mientras daba codazos a su amiga.

El joven tímido del que Ally se había enamorado era ahora un hombre, se había cortado el pelo (y había que admitir que le quedaba genial) y llevaba una camiseta azul en la que se veía dentro de la boca de un tiburón escrito en letras mayúsculas “Dallas' Adventures”.

Al verle algo dentro de Ally se revolvió, de algún modo la imagen de los dos bailando de manera vergonzosa en la quinceañera de Trish vino a su mente. Pero casi al mismo tiempo recordó como Austin había bailado con ella rechazando la oportunidad de actuar delante de un gran promotor musical y como una ola cuando pasa por la arena y borra las huellas, la imagen de Dallas y ella dándolo todo en la pista de baile desapareció.

—¿Que hay Dallas?— saludaron Austin y Dez al unísono —mola tu camiseta.

—Gracias— contestó alegremente él —es de mi nueva empresa de multiaventura.

Dallas empezó a contarles que tras probar muchos trabajos fue contratado en una empresa de submarinismo, ahí aprendió a bucear y se interesó por los deportes acuáticos. Surf, Kitesurf, Windsurf, Paddlesurf y todas las cosas que timan con surf; aparte de esquí acuático, snorkel y kayaking. Dos años después había montado su propia empresa y en menos de cinco meses se habían convertido en el referente de los deportes acuáticos en Miami.

—Ya sabéis, la gente viene aquí a vivir experiencias nuevas.

—Suena genial Dallas— contestó Ally con una sonrisa —me alegro de que te vaya bien.

En ese momento entró una furgoneta Volkswagen cargada de tablas de surf y les tocó el claxon a modo de saludo. Era el vehículo perfecto para ir a la playa y se notaba que llevaba sufriendo el agua del mar muchos años; la pintura descascarillada mostraba varias capas, azul celeste, amarillo, naranja... ese tesoro había pasado por muchas manos y ahora se podía ver el logo de la empresa de Dallas a ambos lados.

—No os vayáis, creo que hay alguien a quien os hará ilusión ver— dijo Dallas emocionado después de tantos años sin ver a sus amigos. —¡Eh! ¡Baja! Mira quien está aquí.

—¿Ally?

Por segunda vez la cantante escuchó su nombre, pero en este caso no supo reconocer a la persona que la llamaba. Un joven alto y fuerte, de pelo rizado y dientes algo torcidos caminaba en su dirección. Sólo cuando estaba a punto de preguntar quien era reconoció a su antiguo alumno.

—¿Nelson? ¿De verdad eres tú?— Ally casi no podía reconocer a su pequeño alumno de música en ese joven.

—Ahora trabajo con Dallas

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now