Capítulo Nueve

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Capítulo dedicado a Ev_BLc06 una lectora que está amando la historia y que yo adoro cada uno de sus comentarios. 🥰❤

(Canción: Take on The World de You Me at Six)

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Me aseguro de que no se me olvida nada antes de cerrar la mochila que parece que va a explotar en cualquier momento. Pero es que me niego a llevar una maleta a casa de mis padres. Además de que seguramente tendré alguna que otra prenda todavía por ahí perdida.

Cojo los auriculares de la cama y el libro que había empezado la otra noche llamado YIN de la mesilla. Me visto con mi cazadora vaquera y agarro la mochila antes de salir de la habitación. Iván y Mar están sentados en el sofá viendo algo en la tele y no tardo en localizar a Hugo en la cocina por el alboroto que está formando. Entonces me fijo en la isla dónde está mi ordenador.

«¿Cómo pensaba hacer los trabajos sin ordenador?»

¿En papel? ¿Al aire?

—¡Ya nos vuelve a dejar! —grita Iván cuando estoy buscando mis llaves en el bol que tenemos a la entrada.

—¡Vuelvo el lunes, melodramático!

Entonces noto que alguien me rodea la cintura y mi espalda choca a contra el torso de otra persona.

—Y va a ser un fin de semana taaaaan aburrido sin ti.

—¿No será porque soy la única que escucha tus dramas?

—También, pero no solo por eso.

Sus brazos dejan de rodearme la cintura y noto unas manos frías apoyadas en mis hombros que hacen que me dé la vuelta. El rostro pecoso y el pelo naranja de Mar aparecen en mi visión.

—Te echaré en falta por aquí. Ahora son dos contra uno.

—¡Siempre ha sido uno contra uno! —vocifera Hugo.

Normalmente si hay una discusión siempre acaba siendo entre Iván y Mar mientras nosotros los observamos. Yo totalmente entretenida y Hugo pidiendo paciencia al universo.

—¡Cállate y cocina! —grita Mar de vuelta. Soy capaz de oír el bufido que suelta Hugo. —Llámame para lo que necesites. ¿Llevas los champús que te traje?

—Mmh.

—Más te vale, a ver si en vez de rubia, el lunes vuelves verde o de otro color —se queja antes de abrazarme.

—Yo también te quiero —susurro al devolverle el abrazo.

—Y yo, si te lo digo por eso mismo.

—¡Adiós, Huguito!

—¡¿Sabes que los motes son para acortar el nombre no para alargarlo, Inmaculada?!

Fulmino con la mirada la pared que impide que lo fulmine a él directamente antes de abrir la puerta de la entrada. Estoy a punto de irme cuando alguien frena mis pasos.

—¿Traerás comida casera?

—Lo intentaré.

—Con todas tus fuerzas —dice Iván.

Apoyo una mano en el lado izquierdo del pecho donde bombea mi corazón.

—Te lo juro.

Iván sonríe satisfecho con eso y me libera de su agarre no sin plantarme antes un beso en cada mejilla. Me recoloco la mochila y cojo el ordenador.

Tres amores y medio | 1Where stories live. Discover now