Capítulo 35

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Planta sus enormes manos en mis nalgas y las estruja con fuerza.

-¡Auch! -le grito, y tiro de su cabello como venganza, obligándolo a llevar la cabeza hacia atrás. El movimiento deja su cuello expuesto, y paso mi lengua desde debajo de su oreja hasta el nacimiento de su pecho. Vuelve a apretar sus manos y me obliga a comenzar a moverme a su ritmo. 

-¡Oh, Dios! -deslizo en su oído cuando empiezo a sentir la fricción de nuestras pieles, mi humedad deslizándose por su erección.

-Exacto...

Así se sentía. Salvaje, descontrolado, pero a la vez con esa suavidad y esa seguridad de saber que es él. Y que lo amo.

¿Qué?

Tonterías. Cualquiera puede pensar eso en un momento de pasión.

-¿Qué pasa? -vuelvo a la realidad cuando me habla.

-Nada.

Me toma de la mandíbula con una mano y me obliga a mirarlo a los ojos.

-No pienses más. Sólo échame el polvo de tu vida.

¡Mierda! ¿Cómo hace para hablar tan sucio y tan sexy? ¿Es la voz? ¿Sus ojos lascivos e inquisidores? No. Es todo. Me olvido de mis pensamientos y vuelvo a simplemente sentir. El placer de moverme sobre él, de verlo disfrutar de mi cuerpo y del suyo juntos. Tenerlo aquí, conmigo, cuando pensé que nunca más lo iba a volver a ver.

Levanto mis manos y me apoyo en el techo del auto para mantener el equilibrio sobre él. Me muevo una y otra vez encima suyo, rotando mis caderas, buscando el roce de mi clítoris en su piel. Comienzo a gemir más y más a medida que el placer crece dentro mío. Tom se inclina hacia adelante, apoya sus manos en mi espalda y atrapa mi pezón con su boca. Y no puedo ni quiero evitarlo: miro sus labios gruesos, rojos, envueltos alrededor de mi pezón, y automáticamente comienzo a sentir el orgasmo formarse en lo profundo de mi, arrasando con mi cuerpo como una oleada incontrolable. 

Tiemblo sobre él al tiempo que suelto un grito de placer que retumba en la burbuja en que nos encontramos. Él afirma sus manos en mi cintura, manteniéndome quieta mientras se mueve arriba y abajo, embistiéndome con sus caderas con una fuerza salvaje. Siento sus yemas apretar mi carne, y se que va a correrse. Lo hace con un grito ahogado en mi cuello, y me abraza inmovilizándome entre sus brazos.

Junto a míWhere stories live. Discover now