Tom 10

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Pongo música y vuelvo a su cama. Ella está desnuda, boca abajo, abrazada a la almohada. La única luz de un cálido velador dibuja sus curvas en medio de la oscuridad de su habitación, marcando un camino serpenteante que sé que quiero recorrer una y otra vez. Me pongo sobre ella con mis antebrazos apoyados a los costados de su cuerpo y abre los ojos, sonriendo.

-¿Qué suena? -me dice, estirándose, arqueando su cuerpo, buscando el contacto con el mío.

-Chet Faker -me acerco con mis labios a lo más bajo de su espalda y comienzo a trazar un camino ascendente por su columna.

-Me gusta...

-¿La música?... ¿o esto? -mascullo, apenas separando mi boca de su piel.

-Ambos... -ronronea.

Mordisqueo uno de sus hombros y ella los encoje. Se gira y me abraza con las piernas, mientras entrelaza sus dedos en mi cabello. Lo masajea y cierro los ojos, recostándome sobre ella. Este es el cielo.

-¿Qué escribes? -me dice mirando sus dedos mezclarse con mi cabello enmarañado.

-¿A qué te refieres? -apoyo mi barbilla en su estómago y la miro.

-Me dijiste que querías ser escritor.

-Soy escritor. Es sólo que... No tengo tiempo para dedicarle -apoyo mi mejilla en su piel y tomo aire antes de hablar. Me cuesta hablar de mí- Cuando comencé con mi hermano en todo esto pensé que iba a ser algo temporal, pero consumió la mayor parte de mi tiempo. Mi tiempo de trabajo y también mi tiempo personal.

-¿Le quitaste tiempo a tu hija por todo esto?

-Ajam... -asiento con la cabeza- Y también a su madre.

-¿Y por eso se separaron? -lo dice en voz más baja, y me doy cuenta que está temiendo que me cierre nuevamente, que suba mis barreras y la deje afuera una vez más. Esta vez no lo haré.

La miro. Está hermosa. Completamente despeinada, con sus rizos descansando sobre la almohada, con sus mejillas sonrosadas que resaltan las pecas en su nariz, con un brillo en los ojos que reflejan la poca luz a nuestro alrededor.

-Nos separamos por muchas cosas, por muchos motivos. Nunca te separas por algo en particular. Uno de esos motivos fue que yo no estaba nunca para ellas, y ella encontró a alguien más. Y no la culpo -estampo un beso sonoro en su estómago- ¿Y tú?

-¿Yo? -resopla y su flequillo se mueve- Bueno... Mi vida sentimental es bastante aburrida...

Lanzo una carcajada sonora y me mira, conteniendo la sonrisa.

-Eso, definitivamente, no creo que sea verdad.

-Llevo una vida sexual activa, si es a lo que te refieres. Pero mi vida sentimental es otra cosa -finge seriedad, pero sé que en el fondo se está divirtiendo.

-Cuéntame.

-Me casé muy joven y me divorcié igual de joven. Fue un error. Un error muy grande.

-¿Estabas enamorada?

-Muy enamorada. Pero él era un idiota. Me enamoré de un idiota.

-¿No lo somos todos, acaso?

-No, no todos los hombres son idiotas. Algunos fingen portarse como idiotas porque les es más fácil esquivar situaciones.

-¿Hablas de mí? -no puede divertirme tanto hablar con ella.

-Sí.

-Cuéntame por qué te divorciaste.

-Por muchos motivos. Nunca es uno solo.

-Esa carta ya la jugué yo.

-Me divorcié porque él quería irse a vivir a otro país, y yo no. Y sus decisiones eran siempre unilaterales, y la realidad es que yo estaba agotada de seguirlo en sus locuras y dejarme a mí misma de lado por él -acaricia mi cabello un poco más suavemente, mientras piensa. Y la dejo pensar- No siempre una es la que tiene que seguir al hombre, ¿sabes? -de pronto quita sus manos de mi cabeza para poder gesticular con ellas- La mujer siempre tiene que correr detrás de ellos, y seguir sus locuras, y su carrera, y su desarrollo. ¿Y una, qué? Una también tiene una vida, aspiraciones... Es injusto como la sociedad...

-¡No te enojes! -la interrumpo. Está roja.

-No me enojo -dice, bajando un poco la voz.

-Pareciera que sí.

-Me enojan algunas cosas de la sociedad -suspira y vuelve a acariciarme suavemente la cabeza- ¿Cómo se llama?

-¿Quién?

-Tu hija. Pero sólo si quieres decirlo, no quiero...

-Sally -la interrumpo y suspiro profundamente al pensar en ella.

-¿Cómo es ella?

-Increíble. Ella es todo. Quiere ser cantante. Canta increíble -la miro mientras me escucha con una sonrisa en sus labios. Quiero decirle que se llevarían bien. Que Sally la amaría. Que las imagino juntas, sentadas al piano, cantando y riendo. Pero me contengo -Creo que sólo sigo haciendo todo esto para dejarle algo a ella en el futuro. Pero... -me detengo a pensar.

-¿Pero?

-No sé si dejarle dinero es lo que la haga sentir orgullosa de mí... -ella me mira a los ojos y sonríe.

-Creo que cada uno hace lo que puede. A veces pensamos que lo que hacemos no es suficiente, y eso es lo que nos hace avanzar.

-Es verdad. Pero tengo un plan.

-¿Lo tienes?

Hundo mis manos en la carne de su cintura, y se retuerce mientras se ríe y me muevo sobre su cuerpo para que mi cara quede a la altura de la de ella.

-Tengo muchos planes.

-¿Alguno me involucra?

-No lo sé. Pero has sido el puntapié inicial para varios de ellos -apoyo mis labios apenas sobre los suyos.

-¿Cómo seguiremos? -me pregunta.

-No lo sé -estampo un beso y la miro.

-Somos un par complicado, ¿no lo crees?

-¿Qué quieres decir?

-Creo que ambos necesitamos correr nuestros límites. Creemos que tenemos todo bajo control todo el tiempo, pero en realidad estamos tratando de esquivar situaciones.

-No quiero esquivar más nada.

-Podrías chocar.

-Es un riesgo que estoy dispuesto a correr.

Junto a míWhere stories live. Discover now