Capítulo 6

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      Soy la líder y jefa de todos los hoppip y skiploom que viven en esta granja.

      Alicia me enseñó a mí primero las reglas y obligaciones de este lugar, y mi deber ahora es enseñar lo que aprendí a los novatos que llegan a la granja cada mes.

      Además de los dueños de la granja, yo también me encargó de entrenar a los flácidos y debiluchos hoppip para que estos evolucionen en los más fuertes pokemon... ¡Cómo yo! ¡Janny! ¡La pokémon más fuerte y entrenadora de novatos de la Granja Jumpluff!

      Cada día para mí, es el más pesado para los pequeños hoppip de la granja, más sencillo de decirlo... todos los días son el día de su tortura.

      +¡Estoy cansado señorita Jumpluff! —dijo un pequeño hoppip—, ¡no hemos parado de dar vueltas aquí dentro de la jaula desde la mañana!

      +¡Es verdad! —se quejó otro—si por lo menos estuviéramos volando afuera de esta jaula sería más divertido.

      +¡¡Una corriente del lado derecho!! ¡¡Muevan esas hojas señoritas!! —grité.

      Alrededor de quince hoppip levantaron el vuelo y comenzaron a girar sus hojas lo más rápido que podían para que el fuerte viento no los llevará al otro lado de la jaula.

      Sólo el hoppip de hojitas pequeñas quedó atascado entre las mallas metálicas... otra vez.

      Lo fui a desenredar con mi boca, tratando de liberar esas pequeñas hojas que no tenía idea de como era posible que quedarán enganchadas al alambre.

      +¡¡Sin quejas!! —pateé al pequeño hoppip para que regresará a la formación— ¡Saben bien que si salimos afuera el viento los arrastrará fácilmente por lo débiles que son! ¡¡Además!!, todavía no pueden mantenerse en el aire con corrientes tan simples como esta.

      Todos los hoppip giraron sus hojitas de nuevo.

      —Tenles un poco de paciencia, Janny —me miró Carlos, mi entrenador.

      Negué con la cabeza, él me respondió con una tierna sonrisa.

      Carlos a pesar de ser ya muy anciano era el único que se encargaba de atender la granja porque su hija tenía que irse a la ciudad, ahora traía en un carro una gran cantidad de comida aunque con mucho esfuerzo, sin detenerse. Terminó de servir la comida en un enorme recipiente del cual comían todos los hoppip de ahí, y después de colocar aquellas enormes ollas en la que traía la comida de vuelta a el carrito, se dispuso a salir por la misma puerta por la cual había entrado al principio.

      —Ya descansa, pequeña... Ven, vamos —me dijo abriendo la puerta de la jaula—, tú también tienes que comer.

      —Yumm...

      Una fuerte ráfaga de aire vino por la izquierda e hizo que todos los pokémon que comían tranquilamente dentro de la jaula fueran empujados a la pared enmallada con fuerza. Yo me mantuve firme a lado de Carlos.

      +¡Que esto también les sirva de entrenamiento! —les grité.

      +¡¡Oigan!! ¡¿Pueden ayudarme?! Porfa...

      Otra vez ese hoppip se quedó atrapado...

      —¿Qué es ese ruido? —preguntó Carlos algo preocupado.

      Se oía como rugidos y estos provenían del patio delantero, los carnivine parece que están armando un alboroto y eso pasa sólo cuando un pokémon salvaje se atreve a entrar al huerto.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2020 ⏰

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