Capítulo 4

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      Mi cabeza estaba mal apoyada en el filo del sillón. Debía sujetarme fuertemente con mi brazo izquierdo a algo que no sabía que era, si no quería ahogarme por la mala posición.

      La Líder del Alto Mando pegó un gritó estridente por que sus pies estaban siendo aplastados por mi pata derecha, mientras que mi brazo derecho la ahorcaba.

      Ghoster también había sido aplastada, sin embargo supo cómo quitarme de encima.

      Podía escuchar quejidos, que eran al parecer los esfuerzos de respirar de la profesora Quina quien tenía mi pesada cola encima de toda su cara.

      —¡¡Ghosteeer!! —rugió la pokémon fantasma.

      —Lo... siento...

      Salimos del automóvil de milagro.

      Lady Fanti se preparó para irse, pese al incómodo tenía una sonrisa en la cara.

      Ghoster todavía me miraba con odio.

      —Lo siento... yo había olvidado que estábamos en un limu... en un auto —dije apenado intentando imitar la expresión de la líder Fanti.

      —No es tu culpa Huntliamp, no tienes por que disculparte —me respondió ella.

      +¡¡¡Ghoossster!!! —lanzó un grito su pokémon, estaba furiosa.

      Me quedé con los ojos muy abiertos. ¡La pokémon más fuerte de Pentalia estaba retándome a una batalla pokémon!

      Tenía un poco de miedo, pero pensándolo bien... ¿Cómo va a poder hacer eso con el enorme tamaño que tengo? ¿Qué tan fuerte será? ¡Señorita Ghoster, eso sería todo un honor para mí!

      Le dediqué un guiño y estiré mi el hocico para mostrarle una enorme sonrisa de oreja a oreja.

      Sí que la hice enojar ahora seguro me chamusca con el fuego que está acumulando en su boca.

      —¡Ya es suficiente Ghoster! —dijo con firmeza su entrenadora. Se dirigió a nosotros—. Perdone por favor mi insolencia profesora Quina... Yo no sabía que usted pensaba así. Si bien es cierto que hay pokémon que aman las batallas tanto como sus entrenadores, seguro habrán aquellos que amen la paz y la tranquilidad como su Huntliamp. Espero se ponga en contacto conmigo, todavía hay algunas cosas más que no he podido comentarle sobre el Giamoon profesora.

      Nos despedimos de ellas.

      Lady Fanti se acercó a mí lentamente, acarició muy suavemente cerca de mi oreja con su mano derecha y me dedicó una cálida sonrisa.

      No pude evitar sonrojarme ante tanta ternura... Definitivamente yo estoy.... estoy... ¡No! ¡No es nada!

      «Mi amor es sólo para ti» pensaba, con la imagen de mi verdadera Dulcinea en la cabeza.

      El chofer salió del auto justo para alcanzar su bolso a la líder y luego se dirigió a nosotros.

      La señorita hizo un ademán para despedirse rápidamente de nosotros, en el edificio donde nos estacionamos las personas que estaban fuera la llamaban con insistencia y ella no tenía de otra más que ir a hablar con ellos.

      Antes de que entraran al lugar la ghoster me lanzó una mirada asesina llena de odio.

      Tragué saliva.

      —Muy bien profesora, ¿A dónde la llevo?

      La limusina de Lady Fanti tenía dos sillones, uno frente al otro. Me senté en el trasero y aunque era un poco incómodo para que yo me sentara, pude colocar mi cola a un costado mío y logré disfrutar del viaje de regreso. Jamás había visto un auto con un agujero en el techo.

Busca tus orígenes pequeño HuntliampDonde viven las historias. Descúbrelo ahora