Capitulo 8: Amor a segunda vista

552 51 15
                                    







- Alba por favor, no es el momento- Pedí apretando los ojos, habían vuelto las ganas de llorar.

- ¿N..no querrías habblar? Aqquí estoyyy- Decía en un tono entre divertido y resentido- Abre la puta puerta y hablemos.

- Mañana hablamos, te lo juro- Apoyé mi frente en la puerta, dando un leve golpe con el puño en ella.

- Mañana no voy a ser tan valiente- Murmuró trabándose un poco al hablar- Te quiero demasiado.

- Deja de decir eso- Advertí con rabia, dándole otro golpe a la puerta- No me sirven tus ilusiones de borracha, solo me hablas cuando estás así.

-No hagas una escena- Dijo dandole una patada a la puerta- Abre y hablamos.


Me llevé una mano a la cara mientras apretaba los dientes, estaba colmando mi paciencia , y eso que yo a ella la quería como Tokio a Río. Finalmente abrí la puerta, no quería que despertase a la gente que estaba en las habitaciones de al lado, cuando entró se tropezaba con sus propios pies, le era difícil caminar hasta la cama en donde se sentó.


- ¿Ves como no era tan difícil?- Puso cara de no haber roto un plato- ¿Ahora me puedes explicar por qué no me has hablado en todo este tiempo?.

- Si viniste solo a preguntarme eso puedes salir por la misma puerta por la que entraste, si la encuentras claro- Dije en tono irónico, aún apoyada en la puerta, sin querer volverme a sentar cerca de ella- No voy a ser tu perrito faldero, si quieres hablarme pues vienes tu y me hablas.

- ¿Por qué estás así conmigo- Se acercó de forma torpe a mi, hasta el punto de que nuestros cuerpos quedaron pegados, pero yo estaba mirando hacía otro lado, evitando sus ojos- Mírame Nat.

- No me hagas esto, no ahora- Dije con dolor, bajando la cabeza- Todavía no sabes lo que quieres, y no pienso ir detrás tuya.

- Solo te quiero a ti- Acarició mi rostro de perfil, y quitó una lagrima de mi cara- A las dos, en la cama.

- Para, no vamos a hacer esto- Respondí de forma seria, mientras Alba se ponía de puntillas para darme besos en cuello- Rubia, por favor.

- Venga, es solo una noche- Intenté ocultar la mueca de dolor que sus palabras provocaban, siguió besándome el cuello, ya que cada vez que intentaba darme besos en la boca, la esquivaba.


Suspiré mientras Alba aprovechaba mi guardia baja para sentarse en mi regazo y mirarme con sus grandes ojos.


- ¿De verdad no quieres estar conmigo?- Preguntó insegura, con un puchero.

- Estás borrachísima, ni siquiera sabes en que habitación estás- Me estaba tragando toda la rabia y el dolor que sentía en este momento- No quiero estar con alguien que no se sabe ni mi nombre.

- ¿Desde cuando te importa el nombre de con quien estás?- Dijo con resentimiento.

- Se nota que no me conoces- Le di la vuelta dejándome a mi encima de ella con rabia- Te odio por hacerme eso.

- En realidad te pongo un poco así- Comentó mordiéndose el labio.

- No soy tu objeto sexual, para eso hay juguetes- Escupí traspasándola con la mirada, buscando a la Alba que era de verdad, y no esta fría y cruel versión- Te diría de todo, pero...-


Se quedó dormida, evidentemente el alcohol que tenía en la sangre era superior a el tamaño de su cuerpo.


- Descansa, rubia- Le dí un suave beso en la mejilla, acobijándola y dejándole una aspirina en la mesa de noche, para cuando despertase, y después de eso me fui a la habitación de Miki, el cual me abrió la puerta con los brazos abiertos, supongo que escuchó todo. Putas paredes hechas de papel.


La Profecía de las casas- ALBALIAWhere stories live. Discover now