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Universo alterno.
Crossover, X-men.

Sintió mucho frío al despertar, el pasto le provocaba cosquillas en su rostro

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Sintió mucho frío al despertar, el pasto le provocaba cosquillas en su rostro. Dormía siempre de maneras muy extrañas, pero esto era realmente molesto, ¿en qué momento se quedó dormido en el patio?

Algo sosteniendo sus piernas le impidió sentarse. Abrió los ojos de golpe para averiguar que era.

Debía estar soñando porque no podía ser real lo que veía.
Era gigantesco, casi diez veces más grande que su tamaño ordinario. El pasto bajó su cabeza era un árbol que aplastaba y sus piernas eran retenidas por su propia casa.

Comenzó a hiperventilar y se irguió con ayuda de sus manos para alzar la parte superior de su cuerpo.

Observó a sus padres cerca de sus pies, sobresaliendo al frente de la casa, le miraban con desprecio.

-Mamá- la llamó y notó como su voz sonaba muy fuerte para ellos. -Papá.

Ambos señores retrocedieron impresionados por escucharle hablar.

-¡No!- gritó su madre. -¡Tú no eres mi hijo, eres un monstruo!

El auto familiar se había salvado de ser aplastado, se mantenía intacto, estacionado al lado de la acera en donde sus pies llegaban. Sus padres subieron de prisa al coche, acelerando, y partiendo sin mirar al hijo que abandonaban detrás.

Su respiración seguía siendo agitada y todo en la cabeza le daba vueltas. No podía observar con claridad lo que le rodeaba, a duras penas veía a los vecinos que salían de sus casas asombrados por ver al enorme muchacho.

-Ayuda- dijo mirándolos a todos, percatandose de como su voz les asustaba, bajo el tono para hablar. -Ayúdenme, por favor-susurró.

Nadie se movió. Se mantenían quietos, sin apartar sus miradas. Hablaban entre ellos murmurandose cosas, que Bertholdt con ese tamaño no podía escuchar, solo reconocía los gritos de miedo que soltaban cuando hacía algún ligero movimiento.

Comenzó a llorar y aunque estaba aterrado, apretaba la mandíbula para no sollozar porque no quería seguir asustando a los vecinos. ¿A quien podía recurrir con ese tamaño? No podía ordenar las ideas en su cabeza porque no entendía que sucedía y menos cómo conseguir ayuda.

Una nave apareció en el cielo y bajo a media calle. Bajaron de ella un grupo de personas uniformados con un traje completo amarillo y negro, alejando a las personas del lugar y asegurando que no sucedía nada grave. El último en bajar fue Reiner y cuando Bertholdt lo vio dejo de retenerse y soltó un fuerte sollozo que hizo temblar el suelo.

-¡Reiner!- gritó haciendo que todos se taparan los odios y se encogieran un poco.

El rubio corrió hacia él y se acercó para acariciarle un dedo con ambas manos.

Warriors | ReiBert | #REIBERTWEEK2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora