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Kirishima se interpuso entre ambos muchachos antes de que ese espectáculo pasara a mayores. No es como que tuvieran planeado batirse a muerte, hasta su enfrentamiento resultó ser demasiado ridículo al únicamente darse de manotazos.

Bakugō no es tan agresivo como en sus tiempos mozos, claro que no, pero todavía habiendo un cambio en su personalidad, tuvo que reprimir el enorme deseo de propinarle una buena bofetada al hombre de la cicatriz.

Todoroki sacó una cajetilla de cigarrillos junto a un encendedor caro, de esos que tienen grabados elegantes. Le extendió la cajita al rubio tal cual no hubiera sucedido nada.

— Que puto asco. Ni me eches tu humo de mierda en la cara. — Una fuerte negación.

Bakugō remonta la vida de la secundaria: Ese momento se asemeja un poco a la primera vez que sus compañeros decidieron convidarle una fumada, rechazando a estos porque a él sencillamente le desinteresaba el cigarro y aún es de esa manera.

— Pudiste decir "no" y ya. — Una calada extensa sigue.

El rubio rueda los ojos con amargura. Se cruza de brazos y su espalda descansa tranquila en la pared externa del local.

— No quiero tu cochinada esa.

Shōto permanece inexpresivo por un rato. Las cosas se han calmado y los invitados de la fiesta parecen haber olvidado ese diminuto fragmento del episodio de una pelea, dejando que ambos tranquilicen sus emociones fuera del festivo entorno.

— Igual tengo que hablarte de Izuku. — Comenta el bicolor.

Katsuki nota la cercanía porque él hace uso de su nombre con normalidad. Le molesta que sea así, que ese imbécil actúe como se le venga en gana.

— Que ese nerd de mierda no es mi asunto. ¿Qué no te lo puedes grabar en la puta cabeza, mitad-mitad? — Cuestionó hastiado.

Y es que Bakugō no iba a ceder a esas niñerías. Esa relación jamás existió, nada fue real, nunca.

— Esto es algo serio, Bakugō. — Todoroki está perdiendo la paciencia. — Y me vas a escuchar.

— ¡No hay nada que tenga que escuchar, nada!, ¿o es que tu estupidez no te deja entender eso?

— Te pido que te calmes, no quiero ponerme a pelear contigo.

— ¿Qué mierda te crees? — Cuestiona, iracundo. Le jode. — ¿Crees que por mi puta condición no te puedo partir la cara? No eres mi superior, ¡si se me diera la regalada gana te partiría la cara de mierda que tienes! — No va a permitir que el imbécil lo trate como su inferior.

Con el rubio las cosas habitualmente son difíciles, sin términos medios. Shōto suspira, renegando por lo bajo y es que, ese chico no quiere oír nada de lo que tiene que confesarle.

— No es por eso, sé que eres alguien fuerte y que puede defenderse pese a lo que tú llamas condición. Pero esto no se trata ni de ti, ni de mí, se trata de Izuku.—

Ahí estaba otra vez esa mierda de conversación que a la fuerza el imbécil quería meterle por las orejas. No quiere. Le llega altamente lo que sea que haya sucedido con Midoriya, no le importa, no lo necesita, no lo extraña, no siente nada.

Se queda parado con los puños apretados y lo insulta, con ganas. Habla, pero el serio muchacho detiene toda su fluidez con una única oración:

— Izuku está en coma desde hace cinco años. — Contiene el aire y exhala.

Es una revelación, de esas que no esperaba. Sus labios se abren apenas al querer decir algo, cualquier cosa que pudiera explicar su sentir y sólo es silencio. Un par de segundos después, sus manos cogen el cuello de la camisa, impone tanta fuerza que sus nudillos duelen, buscando encontrar en sus ojos un atisbo que le diga que la estupidez que ha dicho es sólo eso, una estupidez. 

Despertar -dekukatsu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora