Capítulo 9

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Thomas le levantó la camiseta hasta la altura de las costillas. El hematoma en el costado había crecido y había tomado un color amoratado. La miró con preocupación antes de poner un poco de crema en sus dedos y aplicársela suavemente.

–Aguanta.– le indicó al soltar un gemido de molestia.– Seguro que habrás pasado por cosas peores. ¿Te gustaría contármelas?

Leah observó por la ventana. Siempre le había gustado el color del cielo a primera hora de la mañana. Hacía que consiguiera relajarse.

–Hombres malos.– fue lo único que contestó.

Había dormido en la habitación de Thomas, en su cama. El optó por un sofá que había en el otro extremo de la habitación en el que usualmente dejaba ropa o sus armas. No quiso despertarla cuando vio que dormía plácidamente, pero por costumbre a esa hora solía levantarse. Tampoco tuvo otra opción cuando se fijó en el golpe que tenía en el costado. Menos mal que tenía un botiquín con un par de cosas en el baño.

–¿Cómo es tu familia?– volvió a preguntar.

No podía evitarlo. La curiosidad por saber más de ella era inmensa. Sobre todo cómo había acabado en el bosque viviendo con unos lobos.

–Rápidos.

–¿Cuántos son?

–Lo sabes.– dijo recordando el día que la encerraron en un sótano. Añadió una mirada incrédula.

–Creo que nunca te pedí disculpas por eso.– comentó dejando la herida a parte para mirarla a sus ojos azules.– Lo siento.

–Pensé que... Ya no estaban. Por mi culpa.– se lamentó.

–No me quedó otra. Necesitaba hacerte hablar.

Un silencio envolvió la habitación mientras Thomas volvía a guardar el botiquín. Leah se volvió a tumbar en la cama, no había descansado nada en los últimos días y el colchón en su antigua habitación no era lo mejor del mundo.

–Tengo algo que contarte.– dijo Thomas.– A partir de ahora Colton está fuera de la misión. He decidido que la haré la investigación completamente confidencial y entrará en ella quien yo decida. ¿Lo entiendes?

Leah asintió. ¿Eso significaba que no iba a tener que cruzarse más con el? No era porque tuviera miedo, si no porque había algo en él que no le terminaba de gustar. Era como una mala corazonada.

–Luke y Nora me ayudarán. He hablado con ella.– dijo antes de que le interrumpiera.– Está bien. Solo se asustó y no supo muy bien que hacer. Se alejó unos días para aclarar las ideas y está decidida en que quiere ayudarte a saber cual es tu pasado.

–¿Pasado?– preguntó.

–Así es. Leah, debes de tener una madre y un padre. O tuviste, aún no lo se. ¿Sabes lo que son, verdad? Son la familia.

–Mi familia...

–Son los del bosque, lo sé. Llamémosla entonces familia biológica.

–¿Por qué...?– comenzó a decir, pero no encontraba las preguntas adecuadas.

Desde que no volvió a ver la a Nora su cerebro no paraba de trabajar para buscar las expresiones adecuadas que debía usar. Ella sentía que decir en cada momento, pero era como si sus cuerdas vocales doliesen.

–¿Por qué necesitas saberlo?– le preguntó.

–Después de la guerra las vidas humanas se volvieron bastante preciadas. El abandono de niños no es algo que veamos mucho así que... Quizás fuiste secuestrada o te perdiste. Si es así tendrás una familia que te busca.

Más allá de la muralla.Where stories live. Discover now