Capítulo 2

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–Estos son Tayler, Polo y Elias. Con cinco será suficiente.– les presentó Colton.

Habían pasado los dos días anteriores organizando la salida. Iban con la idea de echar un vistazo, pero aún así iban a ser precavidos, por lo que llenaron el coche con todo tipo de armas y munición.

–¿Alguno es explorador?– preguntó Thomas metiendo la última caja. Estaba sudando un poco. Casi todo el trabajo lo estaban haciendo el y un joven soldado al que Colton había gritado para que ayudase. Por supuesto el Coronel había preferido sentarse a beber una cerveza mientras observaba.

–Yo, señor.– contestó Elias. Era un tipo alto y robusto. Tenía la piel morena y acento latinoamericano.

–¿Sabes moverte por el bosque?

–Lo básico, señor.

–¿Cómo que "lo básico"? ¿Qué os han enseñado a hacer? ¿Collares de macarrones?

–Relájate. Nuestros hombres están preparados para luchar en ciudad.– habló Colton.

–Eso me deja mucho más tranquilo.

–¡Estaremos bien! Elias es mi mejor explorador. ¿Sabes qué le mandé a por cigarrillos y fue a una ciudad abandonada que está a doscientos kilómetros!

–Ósea que además de exploradores son tus recaderos. Genial, vamos a morir en ese bosque.

Colton se carcajeó por todo lo alto. Aunque a Thomas y los demás no parecía hacerle tanta gracia.

–Vas a salir de este lugar, puedes ser un poco más agradecido.– volvió a decir Colton pasándole el cigarrillo con enfado.

A Thomas no le quedó otra que contar hasta diez. A veces, soñaba con que salía de este lugar. Pero a diferencia de las palabras de Colton el nunca volvía. Estaba cansado de la civilización.

–Será mejor que salgamos ya. ¿Cuánto dijiste que tardaremos?– le preguntó Thomas a Elias.

–Unas dos horas, señor. Muchos tramos están cortados por lo que habrá que dar un rodeo.

–¡Sin problema! ¿Hay cerveza de sobra?– exclamó Colton elevando una lata.

Los cinco se subieron al coche y se pusieron en marcha. Nada más llegar a la puerta principal los dos soldados que había para vigilar les hicieron una seña y abrieron la enorme puerta. Elias conducía y Thomas era el copiloto. Los otros dos soldados no tuvieron otra que aguantar al Coronel cantar por todo lo alto en la parte de atrás.

Llevaban un buen tramo. Más de uno con dolor de cabeza. Thomas parecía que de un momento a otro iba a saltar al cuello del Coronel y asesinarlo. Ganas tenía.

–Colton, cállate de una vez...– dijo Thomas intentando calmarse.

–¡Tú no me das órdenes!– gritó exasperado. Volcó la sexta lata de cerveza y al darse cuenta que no quedaba nada de líquido la lanzó hacia atrás.

Tomó otra y volvió a cantar a todo pulmón.

–Tirad las bebidas por la ventana. Ahora.– les ordenó Thomas a los otros dos soldados.

Tyler y Polo tuvieron que luchar con un casi borracho Coronel, que luchaba para evitar según él, "la masacre". Finalmente, tras un largo forcejeo, lo consiguieron.

–Aguafiestas.– murmuró Colton antes de quedarse dormido.

Por fin pareció que el silencio reinaba en el vehículo. Thomas casi podía escuchar sus pensamientos hasta que entonces Colton comenzó a roncar.

Más allá de la muralla.Where stories live. Discover now