- ¡Doctor, doctor! - se oía a lo lejos

Liam, reconoció al alfa en segundos, transformándose y gruñendo a cuánto movimiento hubiera, esta vez no caería ante nadie, su rabia había salido a flote, la confianza era cero en ese momento, cualquier movimiento representaba una potencial amenaza.

El mayor junto al médico entraron siendo recibidos por un lobo salvaje - alfa, espere, podría lanzarse y atacar, acaba de despertar puede que este desorientado - Aaron no hizo caso embobado por el hermoso lobo plata brillante frente a él, en su vida había visto un lobo gris prácticamente brillante, pues normalmente eran opacos con tonos amarillentos, el doctor toco uno de sus hombros suavemente y el mayor apenas logro hacer caso.

Alzando una mano tratando de ser reconocido, el hombre recibió un gruñido de advertencia, Aaron se acerco al hombre poniéndose frente a él - alfa inténtelo con mucho cuidado - esta vez fue mordido, su amenaza era clara lo dejaban en paz o saldrían lastimados.

- Debemos salir a curar su mano, alfa - dijo preocupado, Leia entró con paso firme cosa que asustó a los dos hombres en la habitación.

- quiero que salgan, yo hablaré con él -

- Pero alfa Leia, no...-

- Que yo hablaré con él, salgan - demandó

Los dos hombres salieron uno detrás del otro y en silencio, Leia cerró la puerta con cuidado antes de sentarse en la cama - hola cariño - saludo. Al verla, Liam, se calmó y corrió bajo la cama a la esquina mas lejana, dando la espalda a la alfa, no quería estar con nadie, sentía repudio hacia todos y sobre todo decepción.

- Cariño, sé que estás enojado, pero sal de ahí y mírame - obtuvo un suspiro fuerte en respuesta un "no" claramente dicho.

- Liam, sé que estás enojado con Aaron, Marcus y yo hablamos con él - se acomodo subiendo sus piernas para sentarse estilo indio - él está muy mal, cariño - la mujer no esperaba respuesta sin embargo la obtuvo sorprendiéndola, pero con la voz mas triste que había oído en su vida cosa que rompió su corazón.

- Con todo respeto, señora Leia - escucho la voz muy baja venir de debajo de la cama - si dudó de mí una vez, ¿Cómo será en el futuro? - sonrió sin gracia - no quiero estar con alguien que no confíe en mí, ni en Noah, él y yo hemos decidido dejar la manada finalmente, sufrir desde chicos nos ha ayudado a salir adelante y no quiero a su hijo cerca de mí -

- Cariño, dale una oportunidad, la pasó muy mal, teniéndote lejos y viéndote en coma, los destinados no deben separarse, cielo -

- La verdad, poco me importa como se haya sentido y si me lo permite, me gustaría irme  y no volver a estar cerca de ustedes, a usted la quiero mucho como sabrá, pero, a Aaron ya no lo quiero volver a ver en mi vida - tras esas últimas palabras la puerta se abrió de un golpe dejando entrar al nombrado, que escuchaba todo con terror.

Leia junto al médico salieron dejándolos solos, Liam volvió a ser lobo y gruñó, Aaron, permaneció de rodillas en el suelo a un lado de la cama temblando como nunca.

- Liam, por favor, perdóname - se agachó en el suelo - necesito de ti, mi amor, te pido no me dejes, moriré sin ti - lloró

- Ja, mi amor, déjate de estupideces, no son más que palabrería, yo pude morir allá afuera y te importo un pepino dime, ¿para que confiar en mí? después de todo soy un asesino ¿no?, ya no hay nada Leo, esto se acabó - hablo Noah. El lobo salió de su escondite, dispuesto a escapar, no soportaba la presencia del otro, con ayuda de sus patas logró romper la ventana y brincar.

- Liam - susurró adolorido, el rechazo del menor dolía como si l rompieran cada uno de sus huesos - ¡Liam! - lloró de rodillas desesperado y solo en el lugar ese día hasta el cansancio. El lobo plata no había salido de los límites el día que rechazó al alfa, pasaba sus días junto a Leia, los dos convertidos en lobo, no lo dejaban ir hasta que estuviera completamente sano, si no quería a su hijo por lo menos se aseguraría de dejarlo lo mejor posible.

el joven alfa, pasaba por allí y los veía siempre que podía, su trabajo en la compañía y su papel de alfa lo mantenían ocupado ahora mas que nunca, los únicos con quienes se relacionaba el pequeño eran Marcus y Leia, lo cual lo hacía sentir de lo peor, esperaba que en alguno de sus paseos por allí el menor lo determinara, cosa que nunca pasó.

Ya eran cinco meses en los que Liam había decidido dejar todo atrás y no volver a tocar el tema de Aaron - ¿seguro que no deseas continuar con esto? - preguntaba la mujer con tristeza en su voz, hacía tanto tiempo no veía a su hijo sonreír, hacer una broma o hablarle de su día como solía hacer. como su madre, a Leia le estresaba y preocupaba ver a Aaron cada día más decaído, delgado y enfermo, no era necesario acercarse al alfa para sentir la soledad que este sentía dentro de sí y eso dolía.

- Señora Leia, Lo estuve pensando - arrancó un par de pastos antes de seguir - voy a continuar, siempre y cuando él venga y ponga la cara como debe, tengo que hablar con él, no quiero mensajeros en esto - habló serio

Desde que Aaron era el alfa, Liam había dejado su pastelería, la dueña ahora era aquella mujer de edad avanzada, la tarea del omega ahora era estar al tanto de su manada y mantenerla a salvo del hambre y la pobreza avisando al alfa y compartiendo asuntos importantes con sus habitantes.

- Me tengo que ir cariño, no he preparado clases para mis pequeños -

- vale, por favor dígale que lo espero aquí en cuanto termine su trabajo, no importa la hora, tiene que ser hoy, de lo contrario me iré, pero lo quiero convertido en lobo, no lo quiero ver aun -

- Bien, pequeño, adiós y cuídate, no te expongas mucho al frio y cualquier cosa llámame que estaré al tanto - Liam sonrió, adorada a esa mujer y la forma de mimarlo

- Adiós señora Leía, gracias - se volvió a acostar en el suelo, jugar a atrapar conejos con la alfa había sido muy agotador ella era su única compañera en todo el territorio después de Marcus. en la oficina Aaron no la pasaba mejor, tenía trabajo acumulado y atender a la manada no le ayudaba a despejarse y saber qué hacer con Liam, si rogarle, hacer el ridículo al pueblo para que lo perdonara, empezar de nuevo o la solución que menos quería, dejarlo ir.

"Toc toc" escucho en la puerta, su vista pasó de estadísticas y letras a su bella madre - hola mamá - sonrió triste, las ganas de llorar de Leia eran inmensas al ver tal imagen, su hijo cansado y solo, rindiéndose ante el dolor, con ojeras pronunciadas parecía mas muerto que vivo.

- Hola, cariño,  ...venia a decirte que Liam...  quiere hablar contigo - la noticia sorprendió al joven, habían llegado tantas cosas a su cabeza de las cuales podrían hablar -  pero quiere a Leo así que termina ahí y vas hasta el prado al límite este, te está esperando, por cierto tienes que verlo hoy mismo - esas ultimas palabras mataron parte de sus esperanzas

- si, gracias ma - hablo bajo

- ¿Dónde está Mara?, nunca la veo al lado tuyo -

- Ella se está encargando de los nuevos reclutas y también me colabora con lo del hospital y el nuevo centro hospitalario, además vigila todo el territorio -

- Eso espero -

- Ella es muy responsable, no te preocupes -

luego de la despedida de Leia, siguió con sus tareas, sabía que su madre estaba mal porque él se veía de peor, se odiaba tanto por haber hecho lo que hizo, secándose una pequeña y traviesa lágrima sonrió porque talvez seria la ultima vez que tendría a su Liam cerca.

EsperanzaWhere stories live. Discover now