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Felix sentía que no podía entrar a la facultad, pero tarde o temprano tendría que hacerlo, así que con su mochila en manos y una poca de seguridad dio un paso, definitivamente no podría entrar, sus pies apenas y podían responder ante la orden de avanzar, al parecer en su mente solo había seguridad, porque su cuerpo no estaba de acuerdo.

— ¡Maldita sea! —exclamo entre dientes, definitivamente odiaría a su cuerpo por no responder ahora.

— ¿Qué se supone que haces? —dejo de moverse para sentir sus mejillas calentarse, detrás de él estaba Changbin, quien había hecho que la pregunta con una voz que claramente denotaba diversión—. Buenos días, Felix.

No tenían nada de buenos ahora, y más porque lo había descubierto cuando lo que menos quería era que lo descubriera, Changbin camino un par de pasos más y se colocó frente a él, para después colocar sus manos frente a Felix.

El de pecas miro hacía lo que estaba frente a él, casi muere de la emoción, ¿cómo demonios Changbin sabía sobre su gusto de pulseras de tela? Allí frente a sus ojos estaba una de color negro, y era preciosa, Changbin sonrió en grande al ver la hermosa sonrisa que había aparecido por unos instantes en el rostro de Felix, lo que le daba a entender, que había logrado su cometido.

— Espera —Changbin frunció levemente el ceño al escuchar eso—, ¿en verdad estás haciendo lo que dijiste que harías? Eso sí que es increíble, y debo admitir que es un lindo detalle de tu parte, pero...

— ¿Pero? —Changbin soltó una suave risa—. No debería haber alguna clase de pero, para lo que te estoy dando, solo tómala y colócala en tu muñeca, así —Changbin tomo la mano izquierda de Felix y coloco la pulsera, Felix sentía sus mejillas tan calientes que lo único que quería era zafarse del agarre de Changbin y salir corriendo para poder lograr que no viera su notorio sonrojo, pero no lo hizo, se quedó allí, mirando como la pulsera era colocada en su muñeca, mirando las manos de Changbin amarrándola, y luego viendo aquella sonrisa que estaba haciendo que le diera un ataque al corazón—. ¡Listo! Te queda excelente el color negro, resalta tu hermosa piel blanca.

Felix sabía que la piel blanca era considerada un gran atractivo en Corea, pero para él era más una maldición, sentía que parecía una hoja de papel, o que podía ser comparado con lo blanco de cualquier nube, odiaba eso, y más salir al sol, las quemaduras a veces eran grandes, casi siempre evitaba usar mangas cortas al igual que shorts, no quería quemarse o que vieran sus brazos completamente blancos, a duras penas salía sin alguna gorra, y es que a pesar de tener una colección, no le gustaba usarlas muy seguido.

— ¿Te estás burlando de mí? —Felix se sentía muy avergonzado, y es que tampoco le gustaba que le dieran cumplidos sobre su piel, odiaba eso.

— No me estoy burlando, Felix —Changbin se sentía un poco desconcertado, Felix actuaba un poco impulsivo a la hora de preguntar o responder algo, pero le agradaba, se podía tener una conversación interesante con aquel chico—. ¿Por qué me burlaría? Me gusta tu piel.

— A mí no me gusta mi piel —soltó un bufido—, solo olvida hacer comentarios sobre mi piel, y esas cosas, no lo hagas.

— ¿Y qué es lo que quieres que diga? ¿Qué me gustan tus ojos marrones que brillan, que me gusta cuando utilizas ropa más holgada y que te ves muy adorable utilizando colores claros, aunque me gusta más como te ves con ropas negras?

Las mejillas de Felix se encendieron, causando que Changbin le diera una hermosa sonrisa, había logrado su objetivo, Felix al ver aquella sonrisa, sabía que estaba completamente sonrojado por las palabras de Seo Changbin, y se sentía muy avergonzado, no quería sentirse así a cada maldito rato con Seo Changbin.

— N-ninguna de esas cosas —cruzo sus brazos sobre su pecho mientras inflaba levemente sus mejillas, a los ojos de Changbin había sido la imagen más linda que jamás había visto, y no pudo evitarlo. Lo abrazo—. ¿Qué crees que...?

— ¡Eres adorable! Pareces un hermoso gatito, ¿te lo han dicho? Si no es así, me alegra ser el primero en decírtelo, hermoso gatito.

— Suéltame —demando Felix, aunque más había parecido un susurro.

— Te soltaré si prometes que almorzaremos juntos, ¿te parece?

No, no le parece, almorzar de nuevo con Changbin, eso significaría casi declararle la guerra a Corea del Norte, y es que las más grandes fanáticas de Seo Changbin habían estado publicando nuevos blogs, en dónde casi estaban amenazando de muerte a Felix y no quería morir por el simple hecho de estar con aquel chico.

— Moriré si pasa eso.

— ¿Eh? —Changbin se separó un poco de él—. No digas eso, si alguien intenta hacerte algo, te protegeré, para eso está tu novio ¿no?

Novio, ¡¿Novio?!

— N-no somos novios —menciono Felix, malditas mejillas que seguían sintiéndose calientes por cada palabra que salía de los labios de Seo Changbin.

— No oficialmente, pero podemos serlo cuando te sientas listo, pequeño gatito.

Ahora si podía considerarse muerto por completo, y no serían las fanáticas las que lo matarían, si Changbin seguía comentando cosas como esas, solo haría que su corazón estallase de una vez por todas.

Ahora si podía considerarse muerto por completo, y no serían las fanáticas las que lo matarían, si Changbin seguía comentando cosas como esas, solo haría que su corazón estallase de una vez por todas

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Gifts of my crush ›› changlixWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu