CAPÍTULO 18- ¿Puedo confiar en ti?

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-¡привет Mónica! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Quién es tu amiga?

-привет Katalina, esta es Megan.

-Encantada- dije estrechándole la mano.

-Bueno, entonces, ¿qué os pongo? ¡La primera ronda invita la casa!

-A mi ponme un San Francisco без алкоголя, y para mi amiga un Cosmopolitan.

-¿Qué lleva el Cosmopolitan?- pregunté dudosa.

-Es una sorpresa, pero te juro que te va a encantar.

-¡Pues vuestras bebidas marchando!

Katalina se marchó y se puso detrás de la barra para preparar las bebidas.

(...)

Unas hora después, nos encontrábamos bailando en la pista de baile; el Cosmopolitan estaba bueno, pero demasiado alcohol para mi gusto, así que solo me tomé dos, a diferencia de Mónica, que llevaba su quinta copa.

-¡Oye, voy un momento al baño!- grité a Mónica-. ¡No te vayas de aquí!- asintió y caminé hacia el baño más cercano.

Pero, en el camino miré un momento arriba, y en la barandilla vi a alguien mirarme directamente, como estaba lejos no logré verle, pero tenía la sensación de que lo había visto antes.

Me encogí de hombros y entré al baño.

Después de hacer mis necesidades, me retoqué un poco el peinado y cuando saqué el móvil para ver la hora casi se me cae de las manos. ¡Eran casi las cuatro de la mañana! Mi madre me iba a matar segurísimo.

Salí del lavabo y busqué a Mónica por la pista de baile, hasta encontrarla bailando con un chico que no había visto en mi vida.

La cogí de la muñeca y la arrastré hacia la puerta de entrada.

-Quee haasces Megan, esse shico era muuy guapo-dijo Mónica cuando la metí en el asiento del copiloto.

-Primero, estás borracha, y segundo, ¡mi madre me va a matar! Son casi las cuatro de la mañana Mónica.

Y entonces caí en la cuenta.

-Mierda, este es tu coche; tienes suerte de que sepa conducir, pero como nos pille la poli y vean que no tengo carnet... Vale Mónica,- arranqué el coche y me dirigí a mi casa- ¿qué bebida te has tomado en el club?

-¿Qué club?

-No puedes conducir así ni de lejos, te quedarás a dormir a mi casa, ¿vale?

-¡Bieen! ¡Fiesta de pijamas!

-Si... bien...

(...)

Llegamos a mi casa y ayudé a Mónica a entrar, todo estaba en silencio, seguramente mi madre se hubiera ido a-

-A buenas horas.

-¡Mierda mamá! Me has asustado.

-Mañana hablaremos de tu castigo señorita, tenéis la cena en la cocina y una ducha fría le irá bien a tu amiga.

-Gracias mamá...- me acerqué a ella y la abracé.

Aprovechó y me susurró:

-Estoy enfadada por la hora en la que habéis llegado, pero me alegra que no estés como tu amiga.

-Te quiero mamá.

-Yo me voy a dormir, no hagáis mucho ruido- se giró hacia Mónica-. Un gusto conocerte, pero tendría cuidado con el alcohol la próxima vez.

-Gracias y lo-lo siento...

-Tranquila, todos hemos tenido adolescencia- nos sonrió y subió las escaleras hacia su habitación.

(...)

Después de cenar, subimos a mi habitación y Mónica ya estaba mejor, solo que seguía un poco "feliz". No quiso darse una ducha fría ya que decía que cada vez que lo hacía en ese estado, su resaca al día siguiente era peor, así que le presté un pijama y nos pusimos a cambiarnos.

Cuando me senté en la cama y Mónica en mi saco de dormir, me preguntó algo.

-He visto l-la cicatriz que tienes en el estómago- o no...-. Tiene una forma extraña, ¿cómo te la hiciste?

Estuve callada unos segundos, en los que Mónica volvió a hablar:

-No te sientas presionada, si no quieres decírmelo no pasa nada...

-¿Puedo confiar en ti?

-Si claro, y si te sirve de consuelo, he bebido tanto que no se si mañana lo recordaré...

Reímos a la vez y me senté en el suelo, cerca de ella. Al menos se lo contaría a alguien, aunque luego no se acordara.

-Hay gente...mala en la ciudad, no sé si has oído rumores por ahí.

-Algo he oído.

-Pues esa gente mala se separa en dos grupos, rivales entre sí.

-Aja...

-Yo, cómo te lo explico... Me metí donde no debía y pagué las consecuencias.

-Entonces, ¿alguien de esas bandas te hizo eso?

-Exacto...

-Pues siento que te haya pasado eso... Si te digo la verdad, yo también he estado relacionada con gente mala en el pasado... Mi padre, pertenecía a un grupo muy importante de gente mala en Rusia, y eso nos ponía en peligro a mi madre y a mí- se levantó la camiseta y me enseñó una cicatriz debajo de su pecho-. Estaba en casa y unos hombres entraron, me apuñalaron y me dieron por muerta. Ellos fueron los que mataron a mis padres.
Casi no consigo salir, pero por suerte mi padre me enseñó algunos tips de supervivencia y conseguí parar la hemorragia y pedir ayuda.

-Que mierda...

-Y que lo digas- se empezó a reír y yo me reí con ella.

-Creo que deberíamos dormir.

-Sí, deberíamos. Gracias por dejar que me quede en tu casa Meg, y deséame suerte- dijo Mónica.

-De nada, pero, ¿por qué suerte?

-Por mi resaca de mañana.

Reí por el comentario mientras que ella hacía una mueca.

-Suerte, y buenas noches Mónica.

-Buenas noches Megan.
~~~

¡Hola! ¿Cómo os va todo? Espero que bien.
Hoy os traigo un nuevo capítulo. No sé muy bien lo que decir en realidad, Mónica y Megan están congeniando bien y pues nada, ya sé verán más adelante cositas.

Estamos en la recta final🙈

Cuidaos, Josie😚

Amor al primer disparoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora