Capítulo X: LA HERMANDAD AL DESCUBIERTO

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—Pero no vamos a viajar de verdad, ¿o sí? —pregunto Urien que estaba sentado a la orilla del lago, viendo a Shannen y Mika entrenado, Ian negó.

—No, vamos a hacer una pantomima. Camila nos consiguió el piloto y todo. Iremos a la zona de despegue, volaremos y aterrizaremos aquí. —Urien asintió, pero Tibak no lo encontraba todo tan ingenioso, porque dijo.

—Parece todo muy complicado. ¿Por qué no simplemente ir a Agua y ya? ¿Por qué permanecer aquí? —Ian lo miró, parecía considerar el sí responderle o no, finalmente respondió.

—Pensamos que Owen piensa atacar Fuego, de ser así, habría una posibilidad de apresarlo y hacer que sus seguidores se unan a nosotros. Para eso mamá y Melvin quieren permanecer aquí para hablar con la gente. Urien y yo ya lo hemos hecho, pero creemos que si ellos lo hacen de nuevo la gente estará más dispuesta a ayudar. —Tibak asintió, como si ahora todo tuviera sentido y nadie dijo más.

Se dispersaron y Glen dejó que Ian la acompañara a su habitación en el edificio izquierdo, en el camino ella le preguntó.

—¿Crees que este bien? ¿Pedirle a esa gente que pelee? Hasta donde sé los seguidores de Owen en su mayoría tienen algún tipo de entrenamiento, mientras que La Hermandad de seguro cuenta con sus propios soldados, mientras que la gente que nos sigue a nosotros es gente común. —Glen pensó en Diego Dha'kr que los proveía de comida siempre que podía o de todas esas personas que alcanzó a ver al par de reuniones que pudo asistir. Comerciantes, madres y padres de familia, estudiantes, civiles comunes. Ian le sonrió.

—No creas que eres la única entrenando, Glen. Fuego es muy grande, igual que Agua e incluso la Tierra. En todos ellos hay lugares desolados y grandes donde la gente que lo desee puede ir a recibir algo de entrenamiento. —Glen lo miró con sorpresa.

—¿Quieres decir que en Agua ya saben sobre esto?

—Por supuesto, mamá se comunicó con los Tlemhs y ellos encontraron la forma de poner en movimiento a Agua. Ten esto por seguro: el universo en este momento es una olla de agua hirviendo. Todo es cuestión de tiempo.

—¿De verdad piensan que Owen va a atacar aquí?

—Lo creemos, sí. Pero con él nunca se sabe, así que lo mejor es estar preparados. —Llegaron a su puerta y se detuvieron ante ella.

—Así que, te veo mañana.

Ian asintió y luego se inclinó y la besó. Glen lo vio alejarse, pensando en todas las cosas que habían cambiado en su vida. Las personas que perdió, las personas que ganó. Estaba a punto de meterse en su cuarto, cuando un movimiento al final del pasillo llamó su atención. Estaba en las sombras, por eso no le había visto, pero cuando salió a la luz de las estrellas que se filtraban por una ventana, Glen notó que se trataba de Tibak.

—Interesante reunión, ¿no crees? —comentó cuando pasó por su lado, Glen se encontró extrañada. ¿Cuánto tiempo llevaba él allí en las sombras y por qué? Se giró mientras lo veía avanzar hacia el final del pasillo hacia la habitación que había escogido.

—¿Qué quieres decir? —Se encogió de hombros, con la mano sobre el pomo de la puerta.

—Nada solo... ¿no te parece que el líder parecía Ian en vez de Urien? ¿No te parece que Urien es más bien apático? ¿Cómo si no le importara nada de lo que pasa? Y por último, ¿no te parece que los adultos tampoco están muy comprometidos? —Sí le parecía, pero algo en la afirmación de Tibak le molestaba y de pronto supo porque. Porque en la causa de Urien ella tenía depositada todas sus esperanzas y si eso fallaba, Glen sentía que podría darse por muerta. Porque, ¿cómo podría vivir bajo las reglas de La Hermandad si su vida misma rompía una de las más importantes?—. Lo siento, no quiero ser duro, es solo... me gustaría saber que estoy del lado correcto.

Valor de Fuego [Razas #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora