Capítulo XXIV: UN FANTASMA DEL PASADO

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Todos sabían lo que iba a suceder, por eso fue una sorpresa que no sucediera lo que venían esperando. Cuando arribaron al quinto planeta, todo parecía ir muy bien. Se despidieron de Mika, bajaron de la nave y caminaron hacia el control de documentos. La chica los atendió bien y verificó sus papeles; pero para Glen no pasó desapercibido que no los devolvía, sino que chequeaba uno tras otros y los mantenía consigo.

Cuando hubo terminado le susurró al soldado y luego este habló por su intercomunicador. Segundos después un grupo de cuatro soldados llegó hasta ellos y los escoltó al interior del edificio, una vez allí los separaron.

Se lo esperaban, era el acuerdo al que habían llegado. Owen los apresaría y ellos se dejarían. Solo que eso no fue lo que sucedió. En el momento en que empezaban a llevarlos en diferentes direcciones, hubo un grito. Era una palabra, pero en su confusión Glen no la comprendió del todo. Tampoco pudo ubicar el origen del grito, pero le pareció que fue de un civil, no de un soldado.

Entonces hubo una detonación y el soldado que la escoltaba le apretó un brazo y la arrastró con él. Glen intentó ver por sobre su hombro, pero no alcanzó a vislumbrar mayor cosa. La gente corría, se escuchaban disparos y gritos, entonces lo entendió: ¡Artús!
Estaban gritando esa palabra. No pudo ver mayor cosa, pronto estuvo encerrada en un cuarto pequeño, el soldado apostado en la puerta. Glen tomó asiento en la única silla dispuesta en el cuarto y esperó. Pasaron varios minutos, hasta que por fin el intercomunicador del soldado sonó. Este escuchó e intercambio un par de palabras. Le hizo una seña a Glen y la sacó del cuarto.

No le habían atado las muñecas ni habían sido rudos con ella, pero el soldado tras ella con una arma apuntando hacia arriba era suficiente para saber que era una prisionera. Entonces la subieron a un vehículo y al hacerlo Glen vio a Ian, sentado atrás con un soldado a su lado. Se miraron y ella observó en derredor. Eran los únicos. Ni Shannen ni Rikkie estaban, tampoco Melvin y Urien, aunque ellos no la preocupaban.

Glen tomó asiento. ¿Dónde estaban Shannen y Rikkie?

Se llamaba Lomas o al menos eso fue lo que Ian entendió que decían los soldados que los escoltaban

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Se llamaba Lomas o al menos eso fue lo que Ian entendió que decían los soldados que los escoltaban. Llegaron frente a un enorme edifico de piedra gris. Al lado del cual estaba otro de piedra blanca. Ian entendió la disposición enseguida. En el de piedra gris los prisioneros, en el de piedra blanca el asentamiento de Owen. Miró el edificio blanco preguntándose si Melvin y Urien habían logrado llegar. Pensó que sí, y no quiso pensar en Shannen ni en Rikkie, ¿dónde estaban?

Los bajaron del automóvil. Glen iba adelante, escoltada por su guardia. Ingresaron en el edificio y se separaron casi de inmediato. Glen miró hacia atrás, pero el soldado le dio un empujoncito en el hombro y se perdieron en una esquina. Ian deseó que no estuvieran cometiendo un error, ofreciendo tanta docilidad.

Cruzaron una serie de pasillos y subieron un par de escaleras. El edificio era algo oscuro, salvo por los bombillos largos de luz blanca. Caminaron de largo y por fin llegaron a una celda. El soldado la abrió y lo instó a entrar. Ian aceptó, ¿qué otra cosa podía hacer?

Valor de Fuego [Razas #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora