Capítulo I: CONFUSIÓN

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Siento una cierta sensación, cuando miro hacia el oeste y mi espíritu anhela salir. En mis pensamientos he visto anillos de humo entre los árboles y las voces de aquellos que se quedan mirando.

Y se rumorea que pronto, si todos cantamos la misma melodía, el flautista nos conducirá a la razón y un nuevo día amanecerá, para aquellos que resistan y en los bosques se escucharan los ecos de las risas.

(¿Alguien recuerda la risa?) (Pero tenga buenas noticias, ¡escucha!)

Escalera al Cielo

Led Zeppelin


En sus diecisiete años de vida, Glen siempre tuvo la certeza de que nunca abandonaría el planeta Tierra. Las reglas de La Hermandad eran duras y claras, para poder viajar se requería tramitar con el Ceann de la ciudad un permiso especial que solo otorgaba La Hermandad si consideraba aceptable el motivo del viaje y ellos solo consideraban aceptables ciertos motivos para la gente Tierra. Como por ejemplo viaje de trabajo para servir de mano de obra en los otros planetas o incluso, si se contaba con el dinero necesario, un viaje de salud, para tratarse con los médicos de Sueño que eran los mejores.

En definitiva Glen era el tipo de persona que no tenía ningún motivo aceptable para salir de su planeta y que estaba segura de que a lo largo de su vida nunca tendría un motivo para dejar la Tierra. Sin embargo allí estaba, paseando junto a su mejor amiga por las calles del planeta Fuego.

Kaya llevaba varios días allí, por lo que conocía las principales calles del planeta y escoltaba a Glen por ellas, esta última por el contrario, solo tenía dos días de haber llegado al planeta Fuego.

Cuando aterrizaron, un día antes, Glen estaba en tal estado de shock que no tenía muy en claro las cosas que sucedían o podían suceder a su alrededor. Solo fue consiente de un Ian desvanecido que recluían en una pequeña enfermería y de una Kaya que la recibió con lágrimas en los ojos. No fue sino hasta la mañana de ese día, dando un paseo con Kaya, que comenzó a asimilarlo todo.

Llevaban tres calles de caminata, hasta entonces Kaya le relató su versión de todo lo sucedido en la fatídica fiesta de la unión de la Tierra. Ella, le confesó Kaya con una voz un poco afligida, fue una de las primeras personas en abandonar el planeta. Urien la había escoltado junto a su padre a una de las naves y luego su madre llegó escoltada por Mika y junto a otras personas, tanto Tierra como Agua, se fueron hasta el planeta Fuego en donde al principio no fueron bien recibidos.

Pero luego Kenna Marcone y el Embajador sueño Marrion Teos se habían comunicado con los dirigentes de Fuego para explicar la situación y solo entonces los dejaron instalarse. En el centro de la ciudad, donde operaba el departamento que dirigía al planeta, se encontraba también una academia de soldados y así mismo una especie de residencias para visitantes. Fue allí donde ubicaron a los recién llegados. Kaya compartía una habitación con sus padres en el tercer piso.

Glen escuchó todo el relato con atención y sin interrumpir, hasta que no pudo permanecer más en silencio, pues notó que su amiga no mencionó a su tía en ningún momento. Así que preguntó, mientras doblaban una esquina y se detenían para dar lugar a que una mujer mayor que llevaba un vestido negro ceñido y una larga melena naranja pasara entre las amigas. Kaya no contestó de inmediato. Mientras retomaban el paso, la muchacha clavó la mirada en el suelo que sus pies pisaban y por fin, con un hilo de voz, confesó.

Valor de Fuego [Razas #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora