Capítulo 42: Cobardes.

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—Porque no es correcto —Contestó Max luego de un minuto de procesar lo que Charlie le había preguntado. Volvió a salir de la cama, maniobrando con incomodidad y logró pararse sin trastabillar o enredarse con las sábanas.

Char siguió todos sus movimientos con la vista y estuvo tentada a retroceder cuando él se paró frente a ella. Las puntas de sus pies descalzos casi tocaron el puntero de sus zapatos.

Pero no lo hizo. Él era el cobarde, no ella.

 —No es correcto —Volvió a decir Nash—. No es apropiado.

—No, no lo es —concordó.

—Se supone que tengo que protegerte, tu padre confía en mí. —Las palabras salían de su boca, se estaba obligando a decir todo aquello, pero estaba muy lejos de ser lo que él sentía. ¿Cómo contenerse cuando ella lo contemplaba así? Con esa pose provocadora, desafiante.

—Sí, lo hace.

—Es mi trabajo —prosiguió.

—Creí que yo era más que un trabajo para ti, Maximillian. Lo dijiste antes, ¿es que ya no es así? ¿Qué es lo que cambió?

Él suspiró, lo estaba presionando hasta el fondo. ¿Qué quería lograr con eso? ¿Hasta dónde quería llegar? Si no la conociera mejor, podría decir que ella en verdad quería que cumpliera, que la besara. —Nada, nada cambió. Mis sentimientos no cambian, pero hay cosas que…

No pudo terminar, la princesa volvió a superponer su voz por encima de la de él.

Charlotte quería saberlo todo, su corazón latía más deprisa teniéndolo tan cerca y no era la primera vez que le sucedía. Se dijo que tenía que haber una explicación para ello, deseaba escucharlo todo. —¿Qué es lo que sientes? —Insistió sin dejar ver su verdadero estado de ansiedad. Su voz era fría, mesurada, y había podido mantenerla a pesar de su respiración agitada.

Max sonrió, no le costaba responder a eso porque solo estaba diciendo la verdad. No era algo nuevo, él tenía claras sus  emociones y no era tan reacio como ella para hablar sobre el tema o expresarlas. —Ya te lo he dicho antes —sonrió—. Te admiro muchísimo por tu fortaleza, porque eres inteligente, madura, responsable. Y en todo este tiempo que hemos pasado juntos, por todo lo que hemos hecho, he llegado a quererte, apreciarte. Es un honor y gusto tener que protegerte. —Hizo una pausa y sopesó lo siguiente. Hasta allí podría considerarse que no había dicho nada fuera de lugar. No estaba faltándole el respeto y tampoco abusando de su confianza. Y debería de haber finalizado allí. Pero no lo hizo—. Y creo que eres hermosa, no solo por dentro, sino también por fuera.

Charlie arrugó la frente. Aceptar halago nunca había sido un problema para ella. Pero los otros no eran, ni de cerca, parecidos a ese.

Él la veía. Veía todo de ella y no mentía. No hacía alabanzas vacías solo por quedar bien o intentar obtener algo de algún miembro de su familia como siempre ocurría. La consideraban el medio para llegar a un fin, un fin que podría ser su padre, su madre, su abuela o alguno de sus hermanos, Dina en especial si de chicos hablaban.

Pero Max era distinto.

Incluso era diferente a Eric quien también la había adulado y dicho cosas bonitas. No era que creyera que él no había sido sincero, pero su corazón no había querido escaparse de su pecho al oírlo y su mente no se había quedado en blanco.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora