0. ¡El fracasado desciende! (Borrador)

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•••

—¿Y bien, que prefieres?, ¿ch*pársela a Ryuichi o ser devorado por un montón de c*níbales?

Era uno de esos días calurosos.

—Los c*níbales...

La escuela había terminado.
Las cigarras hacían ese insoportable sonido.
Había una abeja posada en la corteza de un viejo árbol cerca del perímetro.

Y dentro de unos baños termales que habían dejado de funcionar desde hace tiempo, eso estaba sucediendo.

—Ngh... glgh...— alguien se quejaba.

Sonidos de saliva se expandían por todo el lugar.

La sensación de asfixia era desesperante, todos sus sentimientos se revolvían y se sentía horrible.
Su pecho dolía y no podía dejar de llorar mientras ese otro chico jalaba su cabello y lo obligaba a hacerle una fe̸lación̸

—Oye, Kanzaki... —Lo agarró de la nuca y empujó su boca para que así su mi*mbro entrara más profundo — Usa tu garganta— habló con evidente satisfacción en su rostro.

Y Kanzaki solo dejó que las lágrimas salieran de su rostro y llenaran sus mejillas con pecas, mientras se esforzaba por seguir respirando pese a las arcadas.




—Todo empezó en los inicios de la humanidad...
Los primeros humanos, cuya capacidad de observación y aprendizaje lograba superar a los otros animales por mucho, pudo adquirir capacidades extraordinarias.
Las personas miraron a las ranas, como lograban saltar con sus largas ancas o Como los tigres podían cazar usando sus garras y colmillos.
Así que decidieron imitarlos.
Modificaron sus piernas para volverlas más largas, y las entrenaron para poder saltar.
Afilaron sus uñas y dientes para poder cazar.
Adaptaron las capacidades de los animales a sus cuerpos, y los miles de años de evolución siguieron su curso.
Así es como surgieron las afinidades que tiene una persona hacia la naturaleza, habilidades que más tarde nombramos "tanris"
Las tanris pueden variar según la zona, el tipo de clima, la flora y la fauna del lugar.
En zonas costeras cercanas a mares o a ríos, las tanris de pescados como branquias o aletas son muy comunes.
En zonas nórdicas controlar el hielo era común.
En zonas volcánicas las tanri del fuego, calor y de la lava se hacían cada vez más comunes.
Pero conforme la humanidad iba creciendo y desarrollaba civilizaciones, las tanris se extendían de región en región.
Los pobladores más poderosos de lugares fríos como Rusia, Canadá o Estonia, buscaban a lo lejos, a personas con habilidades de fuego o magma.
Mientras que en los lugares más calientes y desérticos, como algunas partes de México, India o Vietnam, apreciaban tanri de hielo y agua para hacer frente a las sequías.
Poseer la naturaleza de algún elemento te brindaba estatus y poder.
Con las invenciones de la revolución industrial y científica y todo tipo de descubrimientos humanos, los poderes aumentaron y las combinaciones de dos o más se volvieron algo común.
Naturaleza de la electricidad, de los plásticos, de las aleaciones metálicas, del hormigón o de diversos compuestos químicos como la penicilina.
Todo este mayor entendimiento sobre lo que nos rodeaba se volvió la clave para colocarnos en la cima de la cadena alimenticia.
Pero tal como había personas que buscaban incrementar su poder, había otras que lo rechazaban.
Son contados y poco conocidos los grupos de ideas radicales hacia las tanri, como el clan Shinomiya de Japón, algunos pueblos de Asia central que actualmente comprenden minorías en Uzbekistán y pequeños grupos de protestantes que se formaron en Estados Unidos a raíz de la Gran depresión de los años 20
Todos estos grupos pasaron a la historia sin pena ni gloria y su relevancia en la actualidad es mínima. Esto es una muestra de por qué la diversidad humana es tan maravillosa que nos-

Soy inocente  (Yaoi/Gay) PAUSADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora