десять

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La cena transcurrió con tranquilidad volviendo entre risas y sonrisas, la joven amaba la risa del azabache y viceversa.

Las calles eran iluminadas por las farolas, y cuando ambos llegaron a la casa de la joven se paró frente a ella.

— Gracias por la velada, Jack – dijo con una pequeña sonrisa mientras le agarraba de la mano.

— No te preocupes. . . Todo sea por ti – dijo quitándole el pelo de la frente y besarle en esta.

— Buenas noches – abrió la puerta de su casa y le miró por última vez. — Te quiero – susurró antes de entrar en su hogar.

El azabache sonrió con alegría, amaba que le dijera esas cosas a pesar de que él casi nunca se lo decía, de verdad que la amaba. . . El joven se fue de su portal con una sonrisa hasta llegar a su auto.

En casa de la jóven, esta se encontraba dando grandes suspiros de amor,  se giró y encendió las luces.

— Buenas noches señorita – susurró una voz ronca al final del pasillo.

No le dio tiempo de reaccionar antes de terminar en el suelo, un pequeño forcejeo empezó entre ambos, pero un gran golpe con la pistola en la cabeza hizo dejarla abatida.

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Los días pasaron y la joven no llegaba a comisaría, la inquietud se adueñó de él mientras que todo el cuerpo le intentaba calmar, pero no podía conciliar la calma haciendo que al salir del trabajo le hiciera una visita.

Su coche negro aparcó en la puerta, viendo como su coche seguía ahí, eso ya le empezó a desconcertar.
Se bajó del coche y timbró en la puerta.

— ¡Hey! ¿¡Estas en casa?! – preguntó dando golpes en la puerta, al ver que no reaccionaba a dichas llamada decidió romper un cristal y entrar por la ventana, sí, algo ilegal pero era policía.

El joven entró observando todo igual que la última vez que fue, no había platos sucios, ni envases de plástico ni nada. . . No había el mismo desorden de todos los días, el joven siguió caminando por la casa con calma, no estaba en la habitación, ni en el baño,. . . En ningún lado.
Ya, rendido de buscarla, decidió ir a la puerta, pero una mancha roja llamó su atención, al agachar conformó que era sangre, dicha sangre estaba seca debido a los 3 días que llevaba fuera.

El hombre pensó en lo peor, salió con prisa por la puerta, abrió su coche y encendió la radio.

— ¡Aquí agente Conway! ¡Quiero a toda la malla disponible en mi ubicación! ¡ahora! – grito para apagar la radio y pasar sus dedos por su cabello enredando los en este, esta situación se le hizo muy familiar: sangre, secuestro, lágrimas. . . Y un amor de por medio.

Varios policías llegaron a los 15 minutos, y un ruso se acercó al azabache.

— Cowey ¿cómo se encuentra? – preguntó mirándole, seguía sentado en el asiento de su coche con la mirada entre sus pies.

— Volkov, no quiero que vuelva a pasar lo mismo – dijo con miedo en sus palabras.

— ¿Acaso ustedes tenían algo? – preguntó metiendo las manos en su bolsillos.

— ¡Claro que sí! ¡Joder! – se levantó dando un fuerte golpe en el volante.

No permitiría que le volvieran a arrebatar al amor de su vida.

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YEEEE solo vengo a decir que todo lo que se dirá en adelante será todo de mi imaginación, no se fijen de mi cuando hago nombre de la difunta mujer de Conway. Gracias <3

❍領袖┆ 𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐁𝐮𝐲 𝐌𝐞 𝐀 𝐍𝐨𝐫𝐭𝐡 𝐊𝐨𝐫𝐞𝐚.Where stories live. Discover now