Capitulo 24

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¿Qué estaba haciendo realmente en la enfermería?, ah Erika le habían dicho que era para tratar de la mejor manera el veneno de los chead que la habían mordido, pero... ¿cómo sabían ellos acerca de ese tema?

No le había dicho ni siquiera a Nevra quién era de cierta confianza y aun así cuando llegó a las tierras de Eel y entró en el cuartel; Miiko fue hacia ella y le pidió que la acompañase a la enfermería dándole esa excusa como respuesta a sus dudas. Desde ese entonces, habían pasado ya unas largas 3 horas en donde no la habían dejado caminar sin vigilancia y tan siquiera le permitieron un poco de libertad para que tomase un baño junto con algo de medicina antes de ordenarle descansar en la enfermería durante esa noche. Para empeorar el ambiente de confusión...., Jamon estaba custodiándola, se encontraba del otro lado de la puerta y con esa montaña de músculos era imposible que pudiese salir por ahí.

Erika estaba consciente de que estaba sucediendo algo grave como para que la encerrasen dentro de la enfermería sin posibilidad de hacer algo más que esperar a lo incierto. Lo sabía, y mientras más lo pensaba más se caía en cuentas de que Leiftan no la había ido a recibir cuando llegó a la ciudadela. ¡No recordaba siquiera el haber visto sus hebras de oro por el lugar!... eso era por mucho algo inusual y preocupante que alteraba a su fugaz imaginación.

Yaciendo su cuerpo en una de las camillas comenzó a analizar con profundidad acerca del tema. Inevitablemente, comenzó a preocuparse desmedidamente pensando en la posibilidad certera de que hubiesen descubierto la identidad de Leiftan y la tuviesen retenido a ella para hacerlo hablar. Era una simple idea que surcó con desproporcionado nervio su mente, más, de solo tener ese escenario dentro de sí; el estómago le dolía pensando en que podrían tener al daemon encarcelado en la prisión justo en ese momento.

¿Qué había si lo estaban golpeando? ¿O si lo estaban torturando de alguna otra manera?..., el cuerpo se le estremecía por culpa de los escalofríos al pensar en esas posibilidades existentes. Con el erizar de su piel supo que debía salir de la enfermería y para su dificultad, al ver que la puerta no era una opción optó por fijarse en las ventanas. Se levantó pronto con un latente temor incrustado en su corazón por el estado que hubiese de tener el daemon, dirigiéndose a las ventanas más cercanas abrió una con bastante esmero -ya que estaba cerrada y no tenía ni encontró las llaves para deshacerse del seguro-, su esfuerzo fue recompensado, sonrió con satisfacción al poder retirar sin mayores sonidos el cerrojo.

Alzando como acto seguido la vista hacia las afueras se fijó bien en qué había a disposición para comenzar su escape nocturno. Percibió que la habitación de Leiftan estaba yendo a la izquierda de su posición, y a las afueras de la ventana una caída poco grata la asechaba provocando un ligero temblor ante la altura. Erika afirmó objetivos, en un avisto de valentía decidió comerse su miedo y concentrarse mejor en la pequeña línea de cemento que sobresalía por la longitud de la pared, estaba más o menos a metro y medio debajo de la misma ventana y parecía surcar gran parte del cuartel. Supo para sí, que si usaba eso para movilizarse podía llegar a la habitación de Leiftan aunque se tratase de una maniobra peligrosa. Ella lo sabía bien, era una idea descabellada, ¿así que probablemente estaba loca y por eso estaba saliendo por la ventana a una muerte muy dolorosa si se resbalaba?: Era una posibilidad vista la locura que había optado ejecutar con tal de ver el rostro del daemon una vez más.

Trataba de avanzar sin mirar hacia abajo para no sentir el vértigo, de concentrarse mucho en no tocar o pisar mal y continuar avanzando hacia adelante sin importar las ráfagas que silbaban en el cielo encontrando a su cuerpo. Se trató de una cuestión de cálculos de perspectiva y deducciones el conseguir encontrar la ventana que correspondía a la habitación de Leiftan. Aunque la luna estaba bastante oculta por las nubes que recorrían el firmamento y la escasa luz la desfavorecía; tuvo la oportunidad de percibir el cuerpo del daemon recostado en su cama. Se vio presa de una gran ansiedad apenas le encontró. Con mucho cuidado soltó una de sus manos de la pared y la extendió a la ventana, estaba cerrada, no pudo evitar suspirar con cierta frustración en el temblor involuntario que su cuerpo mostraba por el frío aire al cual se exponía.

Mi Daemon Ideal | Eldarya | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora