Capitulo 22

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—¡Asqueroso perro¡

Volvió a decirse Erika. Correr entre telarañas con un grupo de chead's persiguiéndola no era nada bonito de experimentar, tenía sus manos delante de sí para poder romper las pegajosas telarañas. Sin embargo conforme más avanzaba más terminaba enredándose. Por un descuido en ese nefasto agujero del demonio terminó cayendo al suelo por un roca emergente, no tuvo tiempo de volverse a poner en pie y cuando sintió como sus brazos y piernas eran apresados por la tela de las arañas, cerró sus ojos con fuerza, escuchando sus sonidos desagradables y sintiendo como caminaban entorno a su cuerpo envolviéndose más y más, al punto en que ya no podía moverse y la sensación de terror estaba por crear una fobia.

Sus oídos captaban incluso los ladridos de su gallytrot que intentaba mantener lejos a los chead, con el des fortunio de también verse superado en número por esos familiares hostiles que no dudaron en comenzar a morder la carne de su nueva presa. Erika mordió su labio inferior intentando aguantar ese dolor, ni siquiera sabía en qué parte concentrarse, sentía que todo su cuerpo se estaba quemando por culpa del veneno, la cantidad de mordidas que la invadía al mismo tiempo provocó peso en lo más hondo de sus pulmones, se vio ahogada.

Intentó tomar una bocanada de aire con todas las fuerzas que aun residían en su voluntad. Y abrió sus ojos para encontrarse en una habitación muy conocida: La de Leiftan. Era de noche, hacia un poco de frío y la ventana estaba abierta, se veía apresada, pero no por nada hostil o dañino, todo lo contrario, Leiftan la estaba abrazando. Erika recordaba que había estado rodeaba por esos familiares agresivos y que había sido un mártir el dolor sufrido, pero ahora estaba junto con Leiftan sin saber cómo, así como aun sentía el dolor colmar cada parte de su cuerpo.

—Tienes razón... es importante... para mí. —escuchó al daemon hablar con pesar y cansancio en su oído, debido al abrazo, era incapaz de ver su rostro. No obstante, la sensación de malestar que Leiftan profesaba lo sentía mezclarse junto a ella.

Sintió que había letras determinadas dentro de su garganta, pero apenas estuvo a punto de musitar las palabras despertó de su sueño con el susto albergado en su corazón de manera profunda. Se sentó en la cama que reconoció como la de la tienda dando grandes zancadas de aire al verse con una amarga sensación en los pulmones, tardó un tiempo en recomponerse, en ordenar todo en su cabeza para atar varias lagunas que tenía en la mente. Miró sus brazos y se levantó un poco la camisa, tenía muchas marcas de colmillos en su piel... casi sentía que esos chead de verdad se habían divertido un buen rato con ella, con un poco de esfuerzo lograba recordar muchas cosas, sin embargo no el cómo había terminado de regreso en esa tienda...

— ¡ERIKA, POR EL ORÁCULO LEVANTATE DE UNA BUENA VEZ¡—Nevra entró gritando, parecía muy molesto. Erika se bajó la camisa y se levantó de la cama de inmediato al verse sobrellevada por un susto que la alarmó.

— ¿Q-qué ocurre?

— ¡Un porquería de desastre¡ ¡Vístete ya y deja de holgazanear¡—La guardiana asintió, tomó sus zapatos y se puso su ropa de aventura sobre la de dormir porque el estúpido vampiro seguía con su cara de malas pulgas mirándola. Cuando acabó caminó rápido hacia Nevra quien le señaló una dirección y comenzó a caminar.

— ¿Ya me dirás que te ocurre?—Erika alzó una ceja, ya había tenido un sueño muy raro y le enervaba mucho recordar la noche anterior como para tener que soportar a su jefe con ese humor tan molesto.

—Cesaron los temblores.

— ¿Y?

Nevra se detuvo, miró con molestia a Erika. —Alguien se llevó el trozo contaminado, eso es lo que ocurre Erika, desde la madrugada hasta el son de esta hora no ha habido ni un solo temblor cuando ayer esto parecía una gelatina. Ya revisamos en donde dedujimos ocurría el epicentro y nada. Solo lo que parece que fue el nido de unos chead..., digo parecía, porque solo había viseras con patas...

Mi Daemon Ideal | Eldarya | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora