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Melissa.

Alguna vez se han puesto a pensar en el futuro, en cómo llegará a ustedes, de qué forma, ¿si será bueno o malo? A veces desearía tener una máquina del tiempo, para saber que será de mi en unos años más, para prevenirme. Pero, ¿tendría sentido estar siempre prevenido a lo que te sucederá? El doctor Evans me había dicho que es la naturaleza del ser humano cometer errores, y que siempre debemos experimentar para así saber reaccionar.

(Escuchar canción en multimedia).

Estaba casi por cumplir el mes yendo a las consultas, en casi todas no habían faltado mis lagrimas, pero el doctor Evans me había dicho que esta bien llorar, pero que era preferible llorar por felicidad y no por tristeza. Las citas eran muy profundas, porque al hablar con él sentía como si estuviera viviendo en carne propia todo lo que me había sucedido con anterioridad. Los ataques de pánico no tardaron en llegar, las sacudidas y temblores que sentía eran dolorosas y largas. Hubo una ocasión donde el Doctor Evans tuvo que abrazarme para que lograra tranquilizarme.

– Pequeña la comida está lista – dice Harry haciéndome gritar asustada.

– ¿Porque no tocaste la puerta? – enarcó una ceja.

– Te llame varias veces pero no me respondiste así que se le hizo fácil abrir la puerta.

– Y qué tal si hubiera estado desnuda – le interrogó.

– Bueno, pues – baja el sonido de su voz haciendo que no logre escuchar lo que dice.

– ¿Que? –

– Nada, solo baja a desayunar – me dice nervioso y cierra la puerta de mi habitación. « A veces Harry actuaba un poco raro conmigo »

Bajo a pasos lentos hacia la cocina, pues mi estado aún no me permitía hacer cosas que me hicieran esforzarme. Hace dos semanas había sido mi quimioterapia, gracias a Dios todo a estado bien, el doctor me dijo que mi cuerpo estaba reaccionando muy bien a la quimioterapia, pero aún así debía tener mucho cuidado y no excederme de más.

– Tu ensalada está en la mesa – me dice Harry.

– Ya te dije que no es necesario que me hagas el desayuno, yo puedo hacerlo sola. – intento reprocharle

– Si yo puedo hacerlo – me mira – lo haré.

Niego riendo y comienzo a ingerir mi desayuno, el cual consta de fresas, kiwi, uvas, manzana, lechuga etc. Con un vaso de jugo al lado.

– ¿Me acompañarás a mi cita con el psicólogo?– le pregunto.

– Si tú quieres si.

– Claro que si tonto.

Los dos reímos y desayunamos más callados de lo normal. Harry está nerviosos, lo se porque sus pies no dejan de moverse.

– ¿Estas bien Harry? – pregunto preocupada.

– Si.

– ¿Si? – el me mira asustado.

– Si, apresúrate a desayunar que llegaremos tarde.

– No te preocupes, a Diego no le importará que llegue cinco minutos tarde. – sus facciones cambian a unas más duras.

– ¿Lo llamas Diego? –

– Si, somos muy buenos amigos. – No me deja terminar porque se levanta de la mesa y camina hacia el lavabo. Dejándome más confusa que antes. – ¿Estas seguro que estas bien?

– Si solo desayuna– me dice por último lava después salir de la cocina dejándome sola.








[...]

Llevo cinco minutos esperando a Harry en el auto, después de su repentina salida de la cocina no salió de su habitación. Todo era muy extraño porque el nunca actúa de esa manera, estaba segura de que algo le estaba sucediendo.

La puerta del conductor se abre haciéndome gritar del susto. Harry sube al auto más callado lo normal, en ningún momento me mira.

– ¿Que te sucede? – le pregunto sin poder resistirme, necesito saber que está sucediendo con el.

– Nada.

– ¿Enserio?

– Si.

– Te conozco muy bien Harry, así que te doy diez segundos para que me digas lo que esta pasándote. – el sonríe y yo comienzo a contar.

– Está bien. – ríe - No quería recordártelo pero, estoy preocupado por ti. –

– ¿Por mi? –

– Si, ¿sabes que mañana es la boda de Santiago y Marina?

– Si, lo se. Todos los días pienso en eso, me duele pero,  ya no habrá más lagrimas. Ahora se que mi tiempo con él se termino y debo seguir adelante aunque me duela el alma. – el me sonríe.

– Me alegro que ya no tengas ataques de pánico, las idas con el psicólogo en verdad están surgiendo efecto.

– Aún me falta mucho por recorrer Harry, aún no estoy bien, esto es poco a poco.

– Estoy muy orgulloso de ti pequeña.

– Gracias Harry. – depositó un beso en su mejilla.

Aunque por dentro mi corazón llorará, esta vez sería diferente.


[...]

– Tengo una pregunta Diego –

– Te escuchó.

– ¿Como se si estoy lista para ver a mis esposo comprometerse con alguien más? – mis lagrimas amenazan con salir.

– Tu sola lo sabrás– exhala– ¿recuerdas aquella vez que te dije que escribieras todo lo que sentías y como tratarías de arreglarlo? – asiento. – ¿Y que debía la última parte?

– Que solo lloraría ese día, y que después lo deja-ria-ir. – la voz se me rompe.

– Bueno, creo que mañana será el momento de dejarlo ir.

Las lagrimas bajan por mis ojos, yo no quería dejarlo ir, pero el ya se me había escapado.

PAIN & LOVEحيث تعيش القصص. اكتشف الآن