10|

11.8K 503 18
                                    





Marina le da el celular y le dice algo que no logro entender porque todo mi cuerpo se a quedado paralizado, las lagrimas amenazan con salir, mis dedos juegan ansiosos esperando una explicación de Santiago y mi corazón late con fuerza al imaginar la respuesta.

– Mucho gusto, Marina Smith compañera y amiga de Santiago– me habla ella, con una sonrisa en la cara. Volteo a mirar a Santiago quien me mira con angustia.

– Melissa López, esposa de Santiago– le digo aceptando su mano.

– Santiago me a hablado mucho de ti– sonrie– es una pena que estes enferma de verdad lo siento mucho.– una lágrima baja rodando sobre mi mejilla.– Bueno, debo retirarme nos vemos después fue un gusto.

Se acerca Santiago y deposita un beso es su mejilla, repite lo mismo conmigo pero esta se acerca a susúrrame un "lo siento".

Camina como una diva hacia la salida no sin antes guiñarnos un ojo. Volteo a ver a Santiago quien tiene la cara pálida y angustiada.

– Meli, amor...– se acerca para abrazarme.

– No me toques... No quiero hablar contigo– le digo lo más tranquila posible. Aunque por dentro este muriendo de celos. Comienzo a alejarme de Santiago y camino hacia la salida. Necesito despejarme. Siento la mano de Santiago tomar mi brazo y tirar delicadamente de mi.

Amor déjame explicarte, no es lo que parece....–

– ¡¿No es lo que parece?! ¡Dime que jodidos quieres que piense cuando mi esposo no llegó a dormir y al otro día una mujer lo trae a casa!

– ¡No estuve con ella joder!

– ¡Si como no, no te creí capas de esto!– no aguanto más y las lagrimas salen.

– ¡Que no pasó nada joder! Solo que estaba un poco ebrio y no pude conducir a casa por lo que ella me llevó a la suya. Además el que debería de estar molesto debería ser yo, ¡¿Como es eso que mi esposa está enferma pero le encanta salir a ver a Alexis?! Dime, ¡¿Te la pasaste bien ayer, porque yo si?!

Mi corazón late con fuerza al escuchar sus últimas palabras, algo dentro de mi se rompe. Mis sollozos se escuchan demasiado que hasta Carmen a salido a vernos. Empujó a Santiago con todas mis fuerzas y salgo corriendo de ahí.

Mis actos son muy infantiles, lo sé. Pero no puedo evitarlo. Los recuerdos de cuando era pequeña comienzan a llegar, me respiración comienza a cortarse. El pecho me duele, pero aún así sigo corriendo hasta donde me queden fuerzas.

Me detengo al ver una banca cerca de un árbol, me siento y tomo mis rodillas como si fuera una niña pequeña. Las lagrimas no paran, los recuerdos de cuando era pequeña me bombardean uno por uno. El pecho me duele y se lo que está a punto de pasar.

No puedo respirar, el oxígeno me falta y ni moverme puedo.

– Guitarrera, ¿estas bien?– escuchó la voz de un niño. Volteo a mirarlo.

– No puedo respirar.– le digo sollozando.

No logro escucharlo mas porque el cuerpo me tiembla. Mi cerebro trae a mi un recuerdo del cual no tenía conocimiento. Solo me veo a mi siendo golpeada. Siento unos brazos en mi espalda y comienzan a acariciármela.

– Tranquila, estas bien. Intenta respirar lentamente.– la voz de alguna forma logra tranquilizarme.

– Así es, lo estas haciendo muy bien. Respira lentamente...— sigo sus indicaciones sin objeción alguna.

Pasado unos minutos logró tranquilizarme, la persona tras de mí me ayuda a levantarme. Cuando me siento preparada levanto la mirada. La persona frente a mi es un hombre de piel blanca, cabello corto...

Termino mi inspección porque el tira de mi mano para sentarme en la banca nuevamente.

–¿Te encuentras bien?– su mirada me hace temblar, es muy intimidante.

– S-i, es–toy bi-en....–

– ¿Estas segura?

– Si...–

– ¡Guitarrera! ¿Estas bien?– diviso a Matthew quien me mira muy preocupado.

– Estoy bien pequeño.

– Te vi mal, y fui corriendo en busca de el Doctor.

– Y hiciste muy bien– lo felicita el desconocido.

– ¿Que sucedió aquí?– pregunta una voz conocida. Miro hacia arriba para encontrarme a Alexis, quien nos mira fijamente a los tres.

– Guitarrera estaba llorando, así que fui a llamar al doctor para que la curara. ¡Y mira funciono!

– ¿Estas bien Melissa?– me pregunta Alexis.

– Si esto es común, acostumbró a tener ataques de pánico frecuentemente.

– Será mejor que la llevemos adentro, necesita chequeo médico.

– No, está bien yo, necesito irme–

– Es mejor que entres Melissa, estas muy pálida. Además de que no se te ve bien.

– No. Gracias pero necesito irme, es muy tarde para andar aquí fuera.– me levanto para irme hacia casa. 

– ¿Porque no quieres ir con nosotros guitarrera?– me pregunta Matthew.

Exhalo y me arrodillo hacia el pequeñín– Mi familia me espera en casa pequeño.

Le acaricio su mejilla regordeta y me levanto para irme.

– Gracias por ayudarme– les digo a las tres personas que se encuentran mirándome.

– Nos vemos luego– se despide Alexis llevándose a Matthew con el. El doctor no hace ningún movimiento.

– Gracias por ayudarme Doctor, se lo agradezco mucho.

– Trata de enfocarte en otra cosa cuando estés experimentando un ataque. Te recomendaría ir a terapia psicológica.

– Gracias Doctor...

– Mikhail, me llamo Mikhail Varshavski– extiende su mano.

– Melissa López- le digo con una media sonrisa. Aunque mi cerebro está pensando solo en una cosa...Santiago.

PAIN & LOVEWhere stories live. Discover now