A L G O M Á S

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Unos meses antes de que Laurence se graduara de la universidad, y debido a que ambos no habíamos podido vernos y solo sabíamos uno del otro mediante mensajes de texto y videollamadas, decidí planear una sorpresa para cuando ella volviera de Michigan. Además, lo consideraba de igual forma como parte de regalo de graduación, porque tristemente no había podido asistir al evento por cuestiones muy importantes de negocios, y aunque ella lo hubiese entendido, yo no podía perdonármelo.

Pasaría por ella al aeropuerto, le había comprado un ramo de gerberas y había hecho una reserva en un restaurant para ir a cenar después.
Esperé un par de minutos en la fila y por fin la vi cruzar la puerta y sonrió en cuanto me vio bajar del auto. Mientras corría hacia mi yo la contemplaba como si todo estuviera en cámara lenta, apreciando lo hermosa que era.

- ¡Henry!- me abrazó con fuerza y la rodee con mis brazos levantándola un poco. -Te extrañé demasiado- dijo mientras hundía su rostro en mi pecho.

-También te extrañé nena, contaba los días para verte, lamento no haber estado contigo- besé su mano con ternura.

-Ya hablamos de eso, no tienes por qué disculparte- sonrió y le abrí la puerta para que subiera al auto. Guardé las maletas en la parte trasera y subí.

Mientras íbamos en camino ella no dejaba de hablar y contarme anécdotas con mucho entusiasmo y energía, parecía feliz, y eso me encantaba.

-Estás muy callado, o más bien pensativo creo, ¿está todo bien?- preguntó mientras acariciaba mi mano sutilmente. La miré y le di un pequeño beso en la frente sin apartar la vista del camino.

-Han sido meses muy estresantes para mí, el verte de nuevo y tenerte conmigo otra vez es como el remedio a todo. Me alegro que estés aquí- sonreí a medias y esta vez ella era quien me regalaba una sonrisa de oreja a oreja.

Me desvíe del camino habitual para ir hacia el lugar donde estaba la sorpresa que quería darle.

-¿Que hacemos aquí?- preguntó extrañada mientras entrabamos a un residencial. -¿Te cambiaste de casa? -

-Así es- respondí seco para no arruinar nada.

-¿Qué? Pero... ¿Por qué? – arqueó una ceja -Creí que amabas tu apartamento, además, las casas de aquí son enormes, no es muy tu estilo... creo-

-Es que sentí que mi apartamento era un poco egoísta para mis planes... ¿Sabes? Sentí que era muy solitario y que necesitaba un cambio en mi vida. - me encogí de hombros y sonreí. Ella se sonrojó.

-Pues, me alegro mucho que tomarás esa decisión- soltó una pequeña risa nerviosa. No entendía nada y ese era el plan, que no sospechara nada.

Me detuve frente a la entrada y abrí el enorme portón color negro, seguí el sendero y finalmente llegamos a la nueva casa, la cual, estaba separada por extensa vegetación de las demás casas, era de un solo piso, tenía ventanales y un jardín al frente con un enorme pino. La cocina era bastante grande, la sala tenía una gran chimenea y otro ventanal que dejaba ver el jardín trasero, la alberca tenía una pequeña cascada simulada y un jacuzzi. Había seis habitaciones, un salón de juegos, spa y una pequeña sala de cine.

-¿Te gusta?- pregunté mientras terminaba de darle el recorrido por todo el lugar.

-Es hermosa Henry, es muy hermosa-

-Y... Dejé lo mejor para el final...- la tomé de la mano y bajamos unas escaleras subterráneas. Sus mejillas cambiaron de color y abrió los ojos como dos enormes platos. -Mi parte favorita- susurré

-Henry...- apenas dijo mientras entraba lentamente a la biblioteca de la casa. El sitio había sido adaptado casi como mi apartamento, había recuperado los estantes de madera labrada y en medio aquella mesa que despertaba un satisfactorio recuerdo.

-Hice todo lo posible por no perder la esencia a la del apartamento-

-Debo decir que es incluso mejor que la del apartamento- me miró y sus ojos estaban cristalinos -Gracias por enseñarme tu nueva casa, es demasiado- sonrió.

-Pues creo que mereces eso y más, y espero que la casa sea cómoda y te adaptes a ella fácilmente, sería maravilloso- Volvimos a la sala y ella seguía mirando al rededor cada detalle y sus ojos brillaban de entusiasmo. -Me alegra que en serio te gustara, será un honor compartirla contigo- sus ojos se clavaron de inmediato con los míos boquiabierta -Esta casa es mi regalo de graduación y quiero que sepas que amaré compartir y plasmar en cada pared y rincón de esta casa un futuro contigo. –

Tomé sus suaves manos y las besé, las llevé hacía mi pecho y miré sus bellos ojos los cuales derramaban lágrimas de felicidad.

-Te amo, Laurence. Quiero compartir el resto de mi vida a tu lado, por siempre y para siempre- Saqué un anillo con un diamante rosa en forma de corazón y lo coloqué en su dedo.

Lo miró con emoción y luego me volvió a mirar -¿Aceptas?- pregunté acercándome a sus labios.

-¡Acepto!- chilló y nos dimos un beso apasionado. Entonces me sentí el hombre más afortunado.

*Ésta historia es obra original de "Blameitonmali", está estrictamente prohibido reesubir sin mi permiso o hacer uso de ella sin informe previo.  De ser sorprendido se hará uso legal ya que está protegida bajo derecho de autor.

Porfavor respeta el trabajo y tiempo que llevó esta historia. Gracias por leer y recomendar.*

B L A M E I T O N M A L I 


Amor En NegaciónWhere stories live. Discover now