E p í l o g o .

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4 años después...

—Hay que ver, con lo perfeccionista que eres para la repostería, ¿cómo puedes hacer todo lo demás de una forma tan despreocupada? —me riñe Lydia.

He perdido la cuenta de las veces que me ha echado la bronca por empaquetar mal las cosas de la cafetería. Entiendo que son frágiles y que hay que meterlas envueltas en las cajas con mucho cuidado, y de verdad que lo estoy intentando. Por eso, no comprendo qué es lo que he hecho mal esta vez.

—No puedes dejar espacios vacíos, porque entonces las cosas de dentro se van a mover chocándose con todo —explica. Asiento con la cabeza y le hago caso.

Lydia lleva días eufórica, aunque también está bastante nerviosa. Anda de un lado para otro, haciendo mil cosas al mismo tiempo y revisa cada dos por tres que yo esté haciendo mi trabajo bien. Por lo general confía en mí plenamente, pero se nota que esto es algo muy delicado para ella. Y lo entiendo. Yo también estoy que doy saltos de alegría.

Comencé a trabajar con Lydia poco después de que ella terminase el curso de repostería y yo el instituto. No estaba bromeando cuando dijo que aquel curso daría mucha fama al Hallon. Estos últimos años han sido un caos, no se parece en nada a lo que viví trabajando aquí cuatro veranos atrás. La gente hace colas eternas para probar nuestros pasteles e incluso hemos tenido que contratar a varios camareros y repartidores. Lydia y yo pasamos la mayor parte del tiempo preparando nuestros dulces estrella y tratando de innovar, y aunque no siempre sale bien, lo prefiero mil veces a pasarme el día atendiendo a clientes.

Sinceramente, no tengo quejas. El negocio es bastante estable en estos momentos a pesar del éxito. Trabajo mucho, pero también me he asegurado de tener tiempo para mí y para mis amigos. Y ahora estamos apunto de dar un gran salto.

Lydia llevaba mucho tiempo queriendo trasladar la cafetería a un local más grande en el centro, y finalmente, un par de meses atrás, lo encontramos.

El sitio es precioso —hasta yo lo puedo reconocer—, así que no culpo a Lydia por enamorarse de él a primera vista. Tiene ventanales enormes y está en una de las calles más importantes de la ciudad. Creo que en cuanto nos situemos, las ventas volverán a dispararse. Solo espero que lo sepamos llevar bien y no cunda el pánico como la última vez. Entonces Lydia trabajó sin descanso, lo cual fue bastante dañino para su salud mental.

No es por echarme flores, pero mi compañía le vino bastante bien entonces, no solo porque soy una compañera de trabajo de diez, sino porque si algo se me da bien, es relajarme. Ahora tiene absolutamente prohibido trabajar más de las horas recomendadas. Kate —con mi ayuda— le ha hecho un plan de trabajo porque el suyo era un desastre: consistía en trabajar, trabajar y seguir seguir trabajando, poniendo siempre la cafetería por delante de todo lo demás. La entiendo, porque Lydia es alguien que necesita trabajar y mantenerse ocupada. Tiene demasiada energía y le encanta lo que hace. Pero trabajar sin descanso le estaba empezando a pasar factura. Prácticamente la tuve que obligar a tomarse unas vacaciones.

Creo que el hecho de que Axel es la razón principal de que se obsesionase tanto con el trabajo. Lydia es increíblemente buena haciendo amigos, pero durante el tiempo que estuvo estudiando para el examen de admisión su círculo social se vio bastante reducido. Pasaba la mayor parte del tiempo con Axel, y cuando él se fue, necesitaba distraerse de alguna forma.

Axel.

Solo con oír su nombre en mis pensamientos, siento una punzada en el pecho. No sé exactamente qué es, llevo años tratando de descubrirlo. Se acerca a la decepción, pero no es exactamente eso tampoco. No fue culpa de nadie que nuestra relación a distancia no funcionara. Hablábamos muy poco porque a ninguno de los dos se nos daban bien las conversaciones por teléfono, videollamada o chat. No sé, simplemente acabamos más centrados en otras cosas y la relación pasó a un segundo plano.

Zoe & Axel ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora