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Jimin metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros, apoyándose contra su coche, mientras volvía a echar un vistazo a la esquina por la que debería pasar Jungkook en cualquier momento.

Echó otro vistazo a su reloj, el menor ya se había retrasado quince minutos, y en un lugar muy pequeño en el fondo de su pecho albergaba el miedo de que Jungkook se hubiera arrepentido y no iría a su encuentro, eso era lo que hacía que maltratara sus labios constantemente con sus dientes.

Había invitado a Jungkook a ir al cine y después comer en algún lugar que el menor quisiera, pero el castañito le había dicho que lo esperara lejos de su casa, ya que aun no les había dicho a sus padres sobre su relación, tenía miedo de que ellos se enfadaran, ya que como su padre y Seokjin le habían dicho, el no podía tener pareja hasta que cumpliera los dieciocho años.

Jimin había aceptado, aparcando unas calles mas abajo, a la derecha, de manera que su coche no se viera y fuera opacado por otra de las viviendas, pero la tardanza del menor estaba haciendo que sus nervios surgieran, cada vez con mas fuerza.

Justo cuando soltó un fuerte suspiro, tratando de relajarse y pensando que mas podrían hacer además de ir al cine, Jimin pudo ver como Jungkook aparecía al final de la calle, corriendo y dando saltos, girando en la calle derecha para ir a su encuentro.

Jungkook se detuvo en mitad de la calle cuando vio al rubio, sonriendo ampliamente, y Jimin se dio el lujo de recorrerlo con la vista, suspirando ante lo bonito que se veía Jungkook en aquella jardinera, con una camiseta de mangas largas con finas rayas blancas y negras, y unas converse blancas, un aura de ternura rodeándolo.

Jungkook retomó sus pasos, corriendo nuevamente al encuentro de Jimin, abrazándolo cuando estuvo frente a el.

—El beso de saludo.—dijo antes de besar castamente los labios del mayor, alejándose y mirándole con una sonrisa.

—Oh, me alegra que te acuerdes de ello.—rió, su corazón latiendo con fuerza.

No pudo evitar fijarse en su cabello, estaba ligeramente ondulado, y sus manos se movieron antes de poder detenerlos para tocas las finas hebras castañas.

—¿Te has rizado el pelo?.—preguntó, chupando sus labios, notando un dulce sabor.

Jungkook inclinó su cabeza—.Solo un poquito.—hizo un gesto con el dedo índice y pulgar, dejando una mínima distancia entre ambos.

—Y...—Jimin pasó la lengua por sus labios, aun notando ese extraño pero dulce sabor, agarrando la barbilla del menor—.¿Llevas labial?.

Jungkook usó una de sus manos para tapar sus labios de la visión del mayor, entrecerrando los ojos.

—¿Tal vez?.—murmuró.

—Dejame ver.—Jimin apartó la mano suavemente, dándose cuenta en ese momento del brillo de estos.

Jungkook metió la mano en el bolsillo que había en su jardinera, sacando un pequeño labial de color blanco, mostrándoselo a Jimin.

—Mis labios se resecan fácilmente, Hyung.

—Ya veo.—apartó la vista del labial, posándola en los labios brillosos.

Se acercó lentamente al menor, dejando sus rostros a escasos centímetros, para después dejar un suave beso, chupando los labios lentamente, disfrutando de la sensación.

—Hyung, me estás babeando.—el menor se alejó, poniendo una expresión extraña en su rostro.

Jimin rió, acariciando la nuca del castaño, agarrando su mano y dirigiéndolo hacia los asientos de copiloto, abriéndole la puerta.

Strawberry Milk.  ❤Jikook❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora